Aconsejan a los padres que "no se vuelvan locos" con la compra de juguetes y los repartan durante el año
EP/MADRID
El Colegio de Psicólogos de la Región de Murcia aconseja
a los padres «no volverse locos» en Navidad, comprar a los niños
juguetes «simples, acordes a su edad», porque «el más caro no siempre es
el mejor», y repartirlos durante las fiestas navideñas e incluso
durante el año. «Jugar es algo innato en el niño y el juguete el
elemento que usamos para jugar, pero nunca debe sustituir lo que es el
juego», el niño «siempre necesita jugar en cualquier etapa del año» y a través del juego «aprenderá diferentes habilidades y capacidades».
El problema, según la psicóloga infantil Esther Egea, es
que «los padres se acuerdan del juguete solamente en Navidad, inflando a
los críos con juguetes». «Es un error igualar el juguete con el juego»
aunque éste es fundamental «porque a través del juego el niño se va
desarrollando», aprendiendo a interaccionar, a compartir, a
autocontrolarse, a respetar los turnos de juego o a convivir. Hay un
juguete para cada edad «por lo que hay que respetar la edad catalogada
en el juguete», ha recordado Egea, de lo contrario «podemos frustrar al
niño». Además «a veces pensamos que el juguete más caro o más solicitado
es el mejor, cuando un juguete tiene que ser lo más simple posible para que no mate la imaginación y la creatividad».
Un juguete para cada edad
Un juguete es bueno «cuando te permite darle diferentes alternativas»
y éste no es un capricho, «es una necesidad que tiene el niño». En sus
primeros años, el niño necesita los juguetes más sensoriales; cuando va
aprendiendo a andar y a hablar, empieza la etapa de los coches,
bicicletas y muñecos; a los 3-5 años comienzan a meterse los cuentos; de
6 a 8 años los juegos de experimentos y manuales y así hasta que
alcanzan la adolescencia con la que empieza la era digital.
Los padres «deberíamos poder combinar tanto los deseos del
niño con el tema educativo y en Navidad saber repartir bien los juegos,
es decir, que el total de juguetes abarque todas las posibilidades y
capacidades». Por ello, el juguete «debería ir enfocado a practicar las habilidades sociales que le faltan», así «el juego de mesa obligaría al niño a relacionarse, respetar, preguntar y convivir», mientras que un niño impulsivo-hiperactivo
«necesitaría tranquilidad y lo suyo es regalarle un puzzle», a veces
«tenemos que saber que necesidades personales tienen nuestros niños para
encajarlo».
También aconseja que el juguete «sea deseado por el niño»,
lo que «no significa que el niño propone y el padre dispone», no vale
«compensar» al niño en estas fechas porque no se está con él durante el
resto del año. «Los padres deben estudiar si el juguete solicitado es
adecuado o un tema comercial», además debe ser seguro, simple y adecuado
para su edad y «adaptarse a las necesidades personales del niño», así
como fácil de manipular y «debe divertir y fomentar la participación en
los niños».
La Navidad «es un momento educativo igual que el otro»,
así que «no nos volvamos locos», pues, se ha preguntado la psicóloga,
«qué valores estamos dando a nuestros hijos ante el consumismo si lo
piden todo y consiguen todo lo que quieren». Es un momento «para decirle
también al niño que no necesita tantos juguetes o denegarle aquellos,
por ejemplo, que sean muy caros», ha indicado, además el juguete «nunca
puede ser un sustituto de la relación de los padres», porque al final
«el mejor juguete somos los padres». Así ha manifestado que no se juega
solo en Navidad y que «hay que repartir los regalos a lo largo de la
Navidad e incluso del año».
ABC, 30/12/2013
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