
En muchas ocasiones, cuando padres y madres acuden a buscar ayuda
psicológica para sus hijos es porque han detectado un determinado
problema: ha suspendido muchas asignaturas, tiene un comportamiento disruptivo o ha recibido un diagnóstico (por ejemplo, Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad) que requiere intervención.
Es
frecuente que, asociado a este motivo que les lleva a consultar,
aparezcan otras áreas asociadas sobre las que intervenir, ya que quizás
estén generando cierto malestar para el niño o la niña.
Es el caso de las dificultades en las relaciones sociales, que a pesar
de que no suelen ser el principal motivo de consulta, aparecen con
frecuencia en segundo plano.
¿Qué factores influyen en las dificultades para relacionarse de los niños?
Cuando nos relacionamos con los demás, uno de los factores más importantes que se pone en juego es la autoestima:
si confiamos en nosotros mismos, podremos intervenir en las actividades
con otras personas sin miedo a sentirnos juzgados (“¿qué pensarán si
hago esto o lo otro?”, “¿habré dicho algo fuera de lugar?”). Lo mismo
pasa con niños y niñas: una base sólida de autoestima y confianza en sí
mismos les facilitará intervenir en juegos y actividades con el resto de
compañeros, y poder disfrutar de ello.
De la mano de la autoestima va la asertividad
(la capacidad de expresar lo que queremos o necesitamos y de defender
nuestros derechos sin agredir ni someternos a la voluntad de otras
personas), fundamental para unas relaciones sociales satisfactorias.
Otro de los aspectos a tener en cuenta es la capacidad de empatía.
Poder reconocer los estados emocionales de los demás, ponernos en su
piel e imaginar cómo se pueden estar sintiendo en una determinada
situación, nos ayuda a hacer o decir determinadas cosas. Si tenemos
dificultades en esta área, es posible que “metamos la pata” con
frecuencia y los demás nos perciban de forma poco favorable. Además,
esto conlleva que podamos sufrir ante determinadas situaciones, al no
lograr entender los motivos del otro para hacer algo determinado.
¿Qué pueden hacer los padres y madres?
Sin
duda, esto es algo que puede entrenarse. Padres y madres pueden ayudar a
sus hijos a poner en palabras aquello que en muchas ocasiones puede
parecer obvio o incluso absurdo. Por ejemplo, si se está viendo una
película en familia, las diferentes escenas donde les sucedan
determinadas situaciones y experiencias a los personajes, son buenas oportunidades para ayudarles, diciendo: “Mira, el niño de la peli acaba de discutir con su amigo… ¿cómo crees que se estará sintiendo?”.
En muchas ocasiones la respuesta será algo tipo “mal”. Ahí es donde
los padres pueden aprovechar para decir: “claro, es normal que se sienta
mal: seguro que está enfadado por la discusión, ya que su amigo no entendía lo que quería decirle… y es posible que también este triste y preocupado por si tarda mucho en hacer las paces con su amigo. ¿Qué harías tu si te pasara algo parecido?”. Así les ayudaremos a ampliar el abanico de sentimientos y emociones del que disponen,
haciendo de su experiencia emocional algo mucho más rico, y esto les
ayudará a comprender y manejarse mejor en las situaciones sociales.
Como para tantas otras cosas, padres y madres son modelos de referencia
para niños y niñas, y su forma de relacionarse en lo social será
determinante en cuanto al modelo de aprendizaje que se transmite a los
hijos: si los padres no le dan mucha importancia a las relaciones
sociales en el tiempo de ocio, posiblemente los hijos tampoco lo
considerarán importante. También puede suceder que los padres sí le den
importancia pero los hijos tengan dificultades. Es aquí donde hay que
tener en cuenta los aspectos de los que hablábamos más arriba.
Será fundamental poder estar en contacto con el colegio
y solicitar una tutoría con el profesor o profesora. Es en el centro
escolar donde más horas pasan los niños, y por lo tanto, si existen
dificultades de relación, lo normal es que aparezcan ahí. Pero, ¿por qué
les cuesta relacionarse? ¿Los demás niños y niñas los incluyen en los
juegos y nuestro hijo o hija es quien no quiere unirse, o es que los
demás le dejan de lado? Si sucede una de estas dos cosas, ¿desde cuándo
sucede? En muchos colegios mezclan las clases en según qué cursos, ¿ha
sido a raíz de esto que está menos integrado en el grupo, o es algo que
se arrastra desde lejos?
Cómo, dónde y con quién
A
veces lo que sucede es que la mayoría de los niños de clase juegan a un
juego que a nuestro hijo o hija no les gusta (por ejemplo, si es un
chico y no le gusta el fútbol, posiblemente terminará estando con las
chicas de la clase… y quizás con ellas tampoco tenga muchas en común).
Sin embargo, es fundamental que se puedan respetar sus gustos y preferencias,
y buscar otros lugares donde puedan desarrollarlos y compartirlos con
otros niños y niñas a los que sí les gusten las mismas cosas.
Las actividades extraescolares
en ocasiones representan buenas oportunidades para estar con un grupo
diferente con el que se tengan otras cosas en común. Además, muchas de
ellas fomentan la capacidad de relación social y pueden contribuir a
mejorar áreas como la autoestima y seguridad en sí mismos (por ejemplo,
el teatro, baile y danza, los deportes, etc.).
Asimismo, es fundamental poder reforzar aquellas áreas en lo relacional que sí que funcionan y son fuente de satisfacción. Por
ejemplo, es posible que tenga dificultades con sus compañeros de clase,
pero que tenga algunos amigos en la urbanización, o que se lleve y
entienda muy bien con los primos. ¿Por qué ahí sí que se relacionan
bien?
Aun así, y a pesar de poder reflexionar sobre los motivos
que hacen que nuestro hijo o hija tenga dificultades a la hora de
relacionarse, acudir a un especialista en psicología infantil puede ser,
sin duda, de gran ayuda para poder trabajar todos los aspectos
anteriormente citados, junto con los particulares de cada niño o niña.
*Sandra Toribio
es licenciada en Psicología por la Universidad Complutense de Madrid.
Especialista en Psicoterapia Relacional – Ágora Relacional. Especialista
en el Test de Rorschach – SERYMP (Sociedad Española de Rorschach y
Métodos Proyectivos). Psicoterapeuta de niños, adolescentes y adultos
(terapia en español e inglés).
EL CONFIDENCIAL, Lunes 13 de enero de 2014
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