NOA DE LA TORRE
Si resulta que en un tomate hay más tecnología que en un iPhone 5, ¿cómo no iba a ser la comida natural un timo? José Miguel Mulet, el enemigo declarado de Greenpeace y defensor de los alimentos transgénicos, regresa al panorama literario con nuevo libro: Comer sin miedo (Destino). «Se dice que somos lo que comemos, pero yo no me considero un mejillón», dispara.
Mulet (Dénia, 1973) es químico y profesor de biotecnología en la Universitat Politècnica de València.
De ahí que su intención con este libro, que sale a la venta el 16 de
enero, sea la de desmontar mitos carentes de fundamento científico, como
lo es la idea de que es posible comer alimentos absolutamente
naturales.
«La comida es una expresión cultural que cambia a medida que nosotros
cambiamos y, en tanto que expresión cultural, es artificial». Un
ejemplo: las frutas y verduras que consumimos en la actualidad no tienen más de 20 o 30 años.
¿Y qué hay de la zanahoria? En sus orígenes no era naranja, sino de un
color parecido a la chirivía. La historia de esta hortaliza la cambian
los holandeses cuando se la quisieron regalar a su Familia Real.
Más segura y con mayor variedad
«La comida es ahora más segura y hay más variedad, a pesar de que la gente tiende a idealizar esos momentos de la niñez comiendo en casa de la abuela». ¿Era más sana la comida de antes? No,
según Mulet. «Queremos la última tecnología para todo pero la comida la
queremos anticuada», destaca el científico valenciano. Basta con mirar
las estanterías de un supermercado, en las que abundan las etiquetas de
rústico, artesano... y ecológico.
«La comida ecológica no es más sana», defiende Mulet,
muy crítico con la «propaganda engañosa». «No lo dice ni la Unión
Europea», sostiene. Es más, la normativa por la que se rigen los
llamados productos ecológicos ni siquiera mira su impacto ambiental. «El único requisito es que todo lo que pongas en el cultivo sea natural,
por lo que permite el cobre como fungicida, cuando es muy tóxico». En
opinión de Mulet, la normativa europea «responde a motivos ideológicos».
Aquí es cuando nos topamos con los transgénicos. Su definición de
andar por casa es la de «organismos que llevan un trozo de ADN de otro».
En Europa está permitido sembrar el maíz BT -España, por cierto, es el
mayor productor europeo de maíz transgénico-, que «lleva un gen de bacteria que mata las plagas».
Así que, como subraya Mulet, el cultivo de este maíz transgénico evita el uso de insecticidas, es más barato, emite menos dióxido de carbono... Ahora bien, el rechazo social a los transgénicos provoca en Europea que este maíz BT se destine exclusivamente al pienso. Resultado: «El maíz que comen los cerdos es de más calidad que el que damos a los bebés».
Crisis del pepino
Es más, Mulet cuestiona incluso el nivel de seguridad alimentaria asociado a la alimentación ecológica, pues, por ejemplo, la prohibición de pesticidas favorece las plagas, de la misma manera que la venta a pequeña escala dificulta el control de estos productos.
La crisis del pepino, sin ir más lejos, se originó por unos brotes para ensalada distribuidos en cadenas de alimentación ecológica, según recuerda el científico. «Desde entonces ha habido cuatro o cinco alarmas relacionadas con la alimentación ecológica».
Y hablando de seguridad, ¿qué hay de la moda de comer alimentos casi crudos? Ojo, porque el apreciado steak tartar «es una comida poco segura desde un punto de vista microbiológico».
Mulet insiste en que «cocinar es la medida de higiene más elemental».
Así que todo lo que tenga que ver con la carne picada (léase
hamburguesas...), más vale que esté bien cocinado.
¿Qué nos deparará el futuro? Carne sintética, seguro. «Una vaca pastando contamina mucho».
Dicho con otras palabras, es más contaminante una ganadería ecológica
que un establo, donde se puede filtrar el gas metano que emite la vaca,
por ejemplo.
Los alimentos más 'artificiales'
- Zanahoria
- En sus orígenes no era naranja, sino que tenía más bien que ver con el color entre blanco y amarillo de la chirivía. Los holandeses la hicieron naranja en honor a su Casa Real.
- Tomate
- El original es pequeño, nace en los Andes y es tóxico. «El tomate canario se ha mejorado genéticamente tras años de investigación, como cualquier especie cultivada, que es artificial».
- Berenjenas
- Antes tenía espinas pero, tras una selección artificial, ahora es más bonita pero con menos antioxidantes.
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