M.J.PÉREZ-BARCO / MADRID
¿Jornada partida o continua? Este es un
dilema al que se enfrentan muchos padres a la hora de elegir el colegio
de sus hijos. Pero también es un motivo de polémica entre familias y
profesores cuando en los centros educativos se plantea cambiar la
tradicional jornada partida por la continua. Motivos no les faltan a
unos y a otros para defender las bondades y perjuicios de cada uno de
estos sistemas.
Ya sea porque a muchas familias la
jornada continua les permite conciliar, o porque se ahorran el estrés de
realizar dos viajes al colegio durante la jornada escolar, o porque les
resulta más cómodo, o porque permite que los alumnos tengan la tarde
libre... lo cierto es que las familias que eligen esta opción están más
satisfechas con el paso del tiempo. «Hoy en día la conciliación supone a veces hacer auténticos encajes de bolillos,
por lo que padres y madres se deciden por una u otra en función de sus
necesidades. No es que no les preocupe si es bueno o no para el hijo,
sino que la necesidad principal es hacer coincidir horarios para poder atender a los niños», explica Beatriz Menéndez, pedagoga y directora de Esparcer.com.
¿Pero realmente a quién beneficia la jornada continua? Si bien sus defensores argumentan que es mejor para los alumnos porque rinden más y se cansan menos,
otros critican que no se piensa en los estudiantes sino que son los
profesores los que más se benefician de la jornada continua porque es
una reivindicación que mejora sus condiciones laborales.
Los defensores de la jornada
continua aducen una serie de ventajas que son criticadas por sus
detractores. Esto es lo que unos y otros argumentan:
1. El rendimiento intelectual es mayor durante
la jornada de la mañana que en horas poteriores a la comida. «Pero en
realidad no hay estudios lo suficientemente generalizados que lo
demuestren de forma contundente», asegura la pedagoga Beatriz Menéndez.
«Los periodos de atención —explica— son mejores en las horas centrales
de la mañana y las últimas de la tarde, siendo las primeras y finales de
la mañana en las que más decae la atención».
2. El cansancio de los alumnos es menor con la jornada continua. Sin embargo, Óscar González,
profesor de Primaria y director de la Escuela de Padres con Talento,
considera que«exige un esfuerzo al alumno, porque se concentran todas
las sesiones en una manañan más extensa».
3. Con la jornada continua no se producen interrupciones horarias
que afecten a la atención. Los alumnos están en clase en los periodos
de máximo rendimiento. Durante las primeras horas se dan las áreas que
suponen mayor esfuerzo, después del recreo las de esfuerzo medio-bajo
para terminar con actividades relajantes como plástica o manualidades.
Se evita perder el tiempo dos horas para comer y luego volver a
reiniciar las clases.
No obstante, lo más recomendable al realizar una jornada continua es disfrutar de más periodos de descanso.
«Se deberían ofrecer diversos descansos entre clase y clase, dejar unos
minutos para despejarse y cambiar de materia; levantarse, estirar la
piernas... Además de un recreo más largo para jugar y relajarse»,
recomienda Beatriz Menéndez. Eso lleva a que el tiempo de la clase sea más reducido, comenta el profesor González.
4. Los alumnos tienen más tiempo para realizar actividades extraescolares por
la tarde. Pero «no hay que sobrecargar a los niños con estas
actividades cada día, independientemente de la jornada que tengan»,
defiende el profesor González. «Las extraescolares deben ser un
complemento y responder a los gustos e intereses del niño, no ser una
carga añadida. No deben ocupar todas las tardes de la semana», añade la
pedagoga.
5. Los estudiantes disponen de más tiempo por la tarde para hacer deberes, jugar y estar con la familia.
Sin embargo, un artículo publicado en Cuadernos de Pedagogía por Rafael
Feito, profesor de Sociología de la Educación de la Universidad
Complutense de Madrid, comenta los riesgos de esta argumentación: «La
jornada continua puede favorecer la vida familiar si
uno de los cónyuges es ama de casa o ambos trabajan y tienen horarios
conciliadores. Pero esta no es la situación de la mayoría de las
familias. Por el contrario, disponer de las tardes libres puede implicar
el riesgo de que un alto porcentaje de niños caigan en las garras de la televisión, los videojuegos y del ocio improductivo».
6. La jornada continua favorece que los profesores puedan dedicar más tiempo a su formación y a las familias.
El profesor Feito sostiene que «el hecho de que los maestros dispongan
de varias tardes libres no se ha traducido en una intensificación de su
formación permanente. Y en algunos lugares la atención a los padres se
ha trasladado a horarios inverosímiles».
7. El profesor
Feito cita en su artículo un estudio de José Antonio Caride, profesor de
la Universidad de Santiago de Compostela, que, aunque de 1993, detectó
que los alumnos de jornada continua tienen más deberes para casa.
ABC, Martes 15 de abril de 2014
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