M.J.PÉREZ-BARCO
La muerte de un bebé de cinco semanas por asfixia cuando
paseaba, pegado al pecho de su madre, en un portabebés ha abierto un
gran debate en el Reino Unido sobre la seguridad que ofrece el sistema
de porteo en los niños más pequeños. La triste noticia, que ha sido
publicada en el «Daily Mail»,
ha dado pie a que se conozcan otros fallecimientos producidos cuando
los pequeños eran trasladados en fulares, bandoleras y mochilas
ergonómicas de este tipo. Según el rotativo británico, la Comisión de
Seguridad de Productos de Consumo (CPSC) de Estados Unidos ha
investigado al menos 14 muertes de bebés en
los últimos 20 años relacionadas con esta forma de porteo. El «Daily
Mail» habla de otros seis fallecimientos más en Gran Bretaña.
De hecho, en 2010 la CPSC ya advirtió de que los portabebés en forma de «C» pueden resultar peligrosos
para los recién nacidos. Por dos potenciales riesgos: que el portabebés
presione la nariz y la boca del niño, impidiendo que respire bien, o
que el bebé, al encontrarse en posición curvada, su barbilla presione
contra propio pecho y no pueda moverse, ni respirar o llorar para pedir
ayuda.
«En España no conozco ningún caso de este tipo», afirma
Isabel Izquierdo, pediatra del servicio de Neonatología del hospital
Universitario La Fe de Valencia y coordinadora del Grupo de trabajo para
el estudio de la muerte súbita infantil de la Asociación Española de Pediatría (AEP).
«Este sistema sí se recomienda en las consultas de pediatría. El niño
está en contacto con su madre y la madre tiene más libertad para
manejarse. Pero tiene que ser bien utilizado. El problema es cuando por
costumbre ya no se pone tanto cuidado en su uso. Los niños se pueden escurrir, se les puede tapar la cabeza y corren riesgo de asfixia», explica la pediatra.
Vigilar siempre
En su opinión, nunca hay que dejar de vigilar al niño. «Las vías aéreas tienen que estar siempre abiertas, sin obstrucciones —recomienda—. La cabeza del bebé siempre descubierta y no pegada al pecho, el cuello no demasiado flexionado para que no comprima las vías respiratorias y el bebé no debe estar oprimido por
el fular o la bandolera. Hay que dejar que el aire corra puesto que la
acumulación de anhídrido carbónico puede adormecer al niño y provocarle
un paro cardiorespiratorio. Una mala postura también puede causar
lesiones neurológicas muy graves».
Aunque este sistema se ha puesto de moda en estos años, es un método que siempre se ha utilizado, como defiende Susanne Lenk, instructora de porteo de la Escuela Llévame Cerca, la primera que se abrió en España para formar a instructores sobre el uso de este sistema. «Los bebés siempre han sido llevados así. El cochecito apenas existe hace 200 años», comenta.
Lenk defiende que «el uso de los portabebés no está
relacionado con la muerte súbita. Hay niños que han fallecido en la cuna
o en la silla del coche y no se ha puesto en duda esos usos. Aunque
siempre es aconsejable investigar los riesgos de cualquier sistema»,
afirma.
Esta instructora defiende las bondades del porteo. Lo más beneficioso es que el bebé está en contacto físico con su madre.
«El instinto de supervivencia del bebé responde a dos sentidos: el
tacto y el movimiento. Y eso lo favorece el portabebés. Así el niño se siente más seguro, se favorece su aprendizaje y se reduce su estrés», explica.
Los errores del portabebés
m. j. p-b. madrid
ABC, Miércoles 9 de abril de 2014
Imagen: Diego agosto 2011
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