MADRID (EFECOM).
Los niños y su comportamiento son todo un mundo, pero el manual Niños: instrucciones de uso, de los expertos en psicología clínica Rocío Ramos-Paúl y Luis Torres
aglutina todas y cada una de las enseñanzas que Supernanny utiliza en
su programa de televisión, además de detallar los procesos y
problemáticas de los pequeños según su edad.
Las prisas, deberes y
responsabilidades nos acucian, pero el tiempo que les debemos dedicar a
los hijos también es esencial. Para ellos y para nosotros. Enfrentarnos
a la educación de los niños de una forma serena es la clave para la
convivencia en el hogar. ¿El objetivo de estos dos especialistas? Hacer
de tu hijo un niño feliz.
Abrimos el libro y nos encontramos con
dieciséis capítulos dedicados a los temas que más preocupan a los padres
y que están agrupados en cinco bloques: Hábitos,Límites, Tiempo de calidad, Entorno y Escolarización.
#1 Hábitos: el orden que necesitan
"La importancia que tiene la instauración de hábitos es que el niño se siente seguro", afirma Rocío Ramos-Paúl. Un horario y una rutina hacen
que los pequeños comiencen a aprender lo que es el orden. Un hábito ha
de tener tres pilares fundamentales: misma hora, mismo lugar y misma
forma.
Cuando un hábito no se lleva a cabo, lo que ocurre es que
los niños no saben lo que tienen por delante a lo largo del día y no
pueden predecir nada. Según explica la experta: "Es como cuando un
adulto está en una habitación a oscuras y no sabe qué momento del día
es, no sabe si va a comer, si tiene que dormir y eso genera mucha
ansiedad."
"Al nacer, los niños no saben lo que es el orden y los adultos tenemos que ayudarlos a organizar su vida a través de actividades que se hacen todos los días de la misma manera, en el mismo lugar y a la misma hora", dice la psicóloga.
¿Cuáles son los primeros hábitos que se adquieren? Alimentación, sueño e higiene. La
higiene es un hábito a través del que los niños aprenden a ser
autónomos y a tener un gusto por estar presentables, lo que les ayuda a
relacionarse con otros niños.
¿De dónde vienen las manías? Los
niños terminan desarrollando miedos y manías difíciles de corregir como
consecuencia de que sus hábitos no hayan sido los adecuados.
#2 Los límites son la clave
Que
un niño tenga límites es sinónimo de protección. Es necesario que los
padres sean conscientes de que ellos son los que tienen que establecer
las normas en una casa. "Es muy probable que un niño al que no hayan puesto unos límites termine teniendo un comportamiento agresivo", asegura Rocío Ramos-Paúl.
La
única forma de mantener la disciplina es a base del sistema de premios y
castigos. Esto es necesario porque los niños no tienen un chip que les
diga lo que está bien y lo que está mal. En torno a los primeros años de vida,
esta técnica es muy útil, pero, cuando van creciendo, se pasa a otro
tipo de recompensas. La mejora de la convivencia es el objetivo de
cumplir unas normas.
"A muchos padres se les olvida que sus hijos han hecho algo bien, pero la actitud positiva hay que premiarla para que la repitan", explica la especialista.
#3 Tiempo de calidad con ellos
Es
importante que la autoestima crezca desde que son pequeños y, para
esto, el tiempo que los padres pasan con ellos es el secreto. "El niño
debe sentir que es lo más importante que ha ocurrido en la vida de sus
padres. Esto se consigue alabando sus logros, conociendo sus intereses,
expresándole cuánto se le quiere y disfrutando de su compañía", cuenta
Rocío en su libro.
Pero ¿qué es lo que ocurre cuando el niño cree que puede tomar el control? Hay
ocasiones en las que ellos deciden que están por encima de sus padres y
que todo lo que quieran les será concedido. Es cierto que pasar tiempo
con ellos tiene mucha importancia, pero el premio debe llegar cuando él
haya hecho algo correctamente.
"Al final lo que les enseñamos es
que no sirve de nada el manejo que está haciendo hacia sus padres. Vamos
a estar con ellos cuando hagan las cosas bien: cuando jueguen,
estudien, rían o, por ejemplo, cuando coman lo que se les pone. Con
esto, los padres tienen que darse cuenta de que no deben preocuparse
tanto para que sus hijos no tomen el control de la situación", apunta
Supernanny.
#4 El entorno: fuente de su comportamiento
En los últimos años se han producido muchos cambios sociales que
han afectado a la estructura familiar y que los padres asocian a una
fuerte sensación de preocupación e incertidumbre. Estos no hacen más que
encontrar dificultades por todas partes y se sienten desorientados
cuando tienen que tomar una decisión en situaciones de cambio.
Todo
sucede mucho más rápido hoy en día, con lo que los padres tienen que
estar preparados para servir de ejemplo para sus hijos. "Los cambios son
inevitables y el estrés que provocan es el mismo en adultos que en los
niños, pero ellos, como nosotros, normalmente acaban adaptándose",
señala Rocío Ramos-Paúl.
¿Qué hay que hacer ante un cambio? Cuando le ofrecemos un modelo de conducta al niño, le estamos dando una forma de afrontar una nueva situación.
"Un adulto tiene que enfrentarse a lo largo de su vida a cambios importantes y, si de pequeño aprendió a hacerlo bien, será más fácil", añade la psicóloga.
#5 La escuela o segunda casa
Es
el lugar donde los pequeños se comienzan a relacionar con otros niños.
Ellos aprenden a través de lo que ven en los demás. "Si vemos que el
niño se pone nervioso a la hora de hablar con algún amigo que se
encuentra por la calle, es fundamental no forzar la situación, ya que él
necesita su tiempo para aprender a hacerlo, pero si puede ser muy útil
practicar con él en casa", explica la especialista.
¿Estudio con él o no? Es
cierto que, cuando comienza a estudiar, al niño que ya viene con buenos
hábitos de alimentación y de higiene le cuesta menos hacerse con una
rutina de estudio. "A la hora de llevar a cabo sus tareas del colegio y,
a medida que avanza la edad, el tiempo que le deben dedicar aumenta",
afirma Ramos-Paúl. Tenemos que ayudarles a organizar su tiempo y estar a
su disposición por si tienen dudas.
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