M.J.PÉREZ - BARCO
Un instrumento milenario
y del tamaño de un mando a distancia mejora la concentración en los
niños, su capacidad visual y matemática, su orientación espacial y sensorial...
Pues por increíble que parezca es el ábaco japonés, un sistema de cálculo
milenario que potencia las habilidades cognitivas e
intelectuales de los
más pequeños. En un país como España donde el 20% de los niños abandona las
matemáticas antes de los diez años, esta herramienta puede ser más que útil
para muchos alumnos. De hecho, su uso ya se está extendiendo por muchos
colegios como una actividad extraescolar. E incluso en centros privados y
concertados es una asignatura más, que forma parte del currículo.
El programa educativo Kids Brain
es un ejemplo del éxito que está teniendo la enseñanza a través del ábaco
tradicional japonés. De forma lúdica, más de 9.000 alumnos ya aprenden
matemáticas e inglés con este sistema milenario, precisamente dos de las
disciplinas más importantes para el futuro de los niños. El ábaco es una
estructura de madera con barras paralelas por las que corren cuentas que se
mueven y que permiten llevar a cabo operaciones aritméticas sencillas: sumas,
restas, multiplicaciones y divisiones, e incluso raíces cuadras y potencias.
En lugar de la calculadora
«En Japón todos los niños llevan un ábaco en la mochila. Las autoridades
educativas japonesas decidieron rescatar el ábaco en los años ochenta, al
comprobar que los niños con el uso de las calculadoras se hacían más perezosos
para las matemáticas. Y extendieron el uso de esta herramienta milenaria para
compensar la utilización de las calculadoras», explica Raúl Morales, matemático
y creador de este innovador método educativo.
Morales destaca el valor añadido de su propio programa: «Estudios
científicos han demostrado que nuestro cerebro trabaja de forma separada el
hemisferio izquierdo y el derecho. Unir el desarrollo de las habilidades
matemáticas con la enseñanza del inglés a través del ábaco ofrece la
posibilidad de utilizar ambos hemisferios al mismo tiempo. El izquierdo procesa
las palabras, los idiomas, el lenguaje y las matemáticas. Y el derecho, las
imágenes y la creatividad. Esto permite incrementar el potencial oculto de la
mente humana y el desarrollo de toda una serie de habilidades cognitivas».
A partir de los cuatro años un niño ya cuenta con capacidad
para desarrollar algunas habilidades numéricas. «Es mejor aprender el uso del
ábaco a edades tempranas —afirma Morales—, porque los niños no tienen vicios.
El 80% de nuestros alumnos tienen entre 4 y 8 años. Más tarde de los
once años a los niños ya no les gusta este método porque no son
pacientes, quieren aprender rápido y la utilización del ábaco es un proceso, un
entrenamiento. El aprendizaje es lento, se consolida e interiorizan las reglas,
y al cabo de dos o tres años los niños son capaces de hacer operaciones de
números muy largos de forma rápida. Un adulto es capaz de aprender a usar el
ábaco fácilmente, pero luego no somos rápidos usándole, aprendemos las reglas
pero cuando nos hacen operaciones aritméticas grandes nos cuesta mucho».
El ábaco es sencillamente el instrumento para aprender. Poco a poco, los
profesores de Kids Brain van retirando esta herramienta al alumno, con el fin
de que pueda realizar cálculos matemáticos mentalmente. «El
objetivo es que durante el proceso de aprendizaje los niños desarrollen
habilidades permanentes que les sirvan para su futuro», concluye Morales.
ABC, Miércoles 18 de noviembre de 2015
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