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Organizar los deberes con tu hijo le beneficia; hacerlos con él, no

ESTHER ARMORA
Involucrarse en la educación de los hijos va mucho más allá de controlar sus deberes. Un estudio realizado en el marco del proyecto «¿Qué funciona en educación?», impulsado por el Instituto Catalán de Evaluación de Políticas Públicas (Ivàlua) y la Fundación Jaume Bofill de Barcelona constata que los programas que fomentan la implicación de las familias en la educación de los hijos pueden tener un impacto positivo equivalente a tres meses de aprendizaje; o lo que es lo mismo, que los niños que aprenden con el apoyo e implicación de sus padres se sitúan en una posición de ventaja con respecto al resto de alumnos.

Crear ambientes que ayuden

Según el informe, presentado ayer en la capital catalana, los denominados programas de implicación parental que consisten, entre otas cosas en comunicarse con los hijos sobre cuestiones escolares, crear ambientes o rutinas que favorezcan el estudio, proyectar expectativas positivas sobre la escuela y el aprendizaje, o fomentar la lectura compartida, tienen «un gran impacto en el progreso educativo de niños y adolescentes».
Una de las conclusiones de la investigación, que sintetiza los resultados de 14 metanálisis que incluyen cerca de 400 estudios realizados por todo el mundo sobre el impacto de estos programas en la evolución de los alumnos, es que «las iniciativas destinadas a ayudar a los hijos a aprender a leer son las que muestran mejores impactos».
Por contra, limitarse a controlar si han hecho o no los deberes no tiene, según la investigación, «efectos positivos constatados». El estudio «Los programas para fomentar la implicación personal en la eduación sirven para mejorar el rendimiento escolar, dirigido por el experto independiente Jaume Blasco, rompe el mito de que estar pendiente de los deberes y exámenes de tus hijos ya es suficiente.
Según la investigación, consultada por este diario, organizar las tareas escolares (fijar un espacio y tiempo para realizarlos) o ayudarlos directamente en las tareas es beneficioso en su proceso de aprendizaje. Sin embargo, comprobar si los han hecho o no e instarles a que los realicen «muestra una correlación negativa dse magnitud notable».
«La verificación de los deberes, por sí misma, constituye poco más que una medida de control que puede ser recibida como intrusiva, redundar negativamente en la motivación y, en cambio, no tener ningún efecto sobre el aprendizaje», señala el autor del trabajo. Los programas destinados a hacer que los padres y las madres ayuden a sus hijos a aprender a leer son, según el estudio, los que muestran impactos de mayor magnitud, «aunque la evidencia no es concluyente», matiza Jaume Blasco.
ABC, Miércoles 03 de octubre de 2018

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