MADRID
- «Tengo un hijo con Trastorno por Déficit de Atención con
Hiperactividad (TDAH), le dimos medicamentos frente a este trastorno y
no lo volvería a hacer», relata un padre a LA RAZÓN. Como él, hay
cientos de familias que han visto cómo los fármacos frente a este
trastorno no han sido la solución. Pero también las hay que están
contentas con los resultados. Cada paciente tiene su propio método. Si
bien no siempre, aunque se trate de niños, los médicos tienen en cuenta
esto mismo. Lo más ágil y lo más rápido es dar un medicamento. España,
eso sí, no tiene nada que ver con países como EE UU donde el remedio
farmacológico es el producto estrella, sobre todo cuando se trata de
prescribir antidepresivos o ritalina.
Leon Eisenberg, el
psiquiatra que descubrió que el TDAH tenía relación con la genética,
afirmó en su última entrevista siete meses antes de fallecer que «el
TDAH es un excelente ejemplo de un trastorno inventado... La
predisposición genética para el TDAH está completamente sobrevalorada»,
según la revista alemana «Der Spiegel», que ha recogido esta frase. Los
expertos consultados sostienen que lo que Eisenberg quiso decir es que
el TDAH estaba sobrediagnosticado, no que no existiera.
Si bien
es una frase que ha hecho pensar a muchos facultativos. «Hay que
interpretar esta afirmación. Frente al TDAH no hay una validez
diagnóstica de psiquitría como en otras enfermedades, como la neumonía
por ejemplo», afirma Celso Arango, jefe del servicio de Psiquiatría del
Gregorio Marañón, en Madrid. «El problema –prosigue– es que medicamos a
los niños de más, aunque muy por debajo de EE UU, donde lo hacen 10 o
20 veces más que en España. Y los fármacos no son inocuos».
El
problema de fondo es que antes de optar por terapias se está
prescribiendo el fármaco (metilfenidato y atonexetina son los principios
activos). «Si es leve, antes de suministrar un tratamiento
farmacológico, habría que trabajar en medidas psicoeducativas y
psicosociales, como que en clase les sienten en primera fila, que
estudien en vez de una hora seguida, en tres trozos de 20 minutos. Si no
funciona, entonces habría que prescribir el fármaco y si es más grave
las dos, terapia y medicamento», añade. ¿Se cumple? No. «En España cada
experto tiene su librillo, a unos les gusta medicar de más y se lo
aplican a todos los niños con TDAH sea un trastorno grave o no. Se
deberían aunar los criterios, al menos en la Sanidad Pública, para que
todos actuáramos de un mismo modo», demanda.
Opinión que comparte
Josep Cornellá, coordinador de la Sección de Psiquiatría Infantil de la
Asociación Española de Pediatría. «Sería recomendable establecer un
protocolo. Algo está fallando. Es sorprendente que el TDAH se
diagnostique con una mera encuesta a los padres y profesores y se opte
por recetar medicamentos. Hay que dedicar tiempo a cada niño. También se
debería formar bien frente a esta disfunción a los pediatras de
atención primaria». Cornellá, tras asegurar que no sabe si Eisenberg
dijo o no lo que publica la revista alemana, afirma que «quizá no
estuviera tan equivocado el hombre. Su afirmación me ha hecho pensar en
que tenemos que reflexionar y cuestionar más las cosas. Se ha exagerado
con esta disfunción. Hace unos años, cuando el medicamento contra esta
disfunción que no se llamaba así costaba tres euros, no se oía hablar de
ella. Ahora, que cuesta 100 euros la caja, ha aumentado el número de
diagnósticos. Es una moda que nos ha venido de EE UU». «No sé cuántos
niños toman TDAH u otros fármacos, pero en mi estadística personal le
puedo decir que estamos sobremedicando a los niños y poniendo a muchos
la etiqueta de TDAH porque quizá es un niño movido o despistado», añade.
Niño, familia y colegio
Para la psicóloga Isabel
Menéndez, con un hijo con TDAH, esta disfunción existe: «Otra cosa es
que se estén dando falsos positivos», advierte. «Estamos sobremedicando a
los niños. Les damos tantos como a los adultos. El fármaco sin terapia
no sirve de nada, y cuando digo terapia me refiero a la triada: niño,
familia y colegio. Nosotros tenemos a más de 50 niños con TDAH y ni la
mitad está medicado». Para la psicóloga, resulta clave que la Sanidad
Pública cuente con un «manual en el que primero se opte por terapia. Si
bien, los servicios mentales no están preparados para hacer terapia por
el volumen de pacientes y trabajo que tienen».
La educación
también juega un papel. «Nos deberíamos plantear una enseñanza distinta.
En Finlandia, tras cada clase de 45 minutos hay 15 de patio, y es de
sobra conocido que el ejercicio aeróbico mejora la atención, se tenga o
no TDAH», concluye Cornellá.
¿Es revoltoso o tiene el trastorno?
En
EE UU, 4,5 millones de niños de 5 a 17 años han recibido un diagnóstico
de TDAH. «En nuestro país, entre un cuatro y un siete de la población
infantil y adolescente tiene este trastorno. Es decir, que unos 350.000
niños tienen este problema y unos 112.000 niños y adultos están
medicados de promedio mensual», explica Fulgencio Madrid, presidente de
la Federación Española de Asociaciones de Ayuda al Déficit de Atención e
Hiperactividad. Pero cómo intuir si su hijo tiene o no TDAH. «No
aparece de repente. Por lo que si hasta los 8 años ha ido bien y luego
se distrae es otra cosa. Lo segundo es que un niño con TDAH es incapaz
de acabar algo, a pesar de que quiera y por eso sufre. Les pasa con los
deberes y también con los videojuegos, pasan de una cosa a otra sin
terminar nada. Y por último, no tiene que tener las dos cosas, puede
tener sólo déficit de atención o ser hiperactivo», añade el experto.
LA RAZÓN, Martes 28 de mayo de 2013
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