Aún queda tiempo para el verano, pero el sol cada vez aprieta con más fuerza. Desde Lancaster, Olivier Doucet, vicepresidente
de Investigación y Desarrollo de los Laboratorios Lancaster, y Eulàlia
Baselga, coordinadora del grupo español de Dermatología Pediátrica, han
elaborado el siguiente decálogo de consejos para proteger de forma
adecuada la piel de los niños españoles y evitar la posible aparición de
melanomas en edad adulta:
—Empezar a exponerse al sol de manera gradual en primavera o
al principio del verano. Un exceso de exposición solar en los primeros
días puede causar un enrojecimiento de la piel, con inflamación y dolor,
a corto plazo y lesiones en el ADN potencialmente cancerígenas a largo
plazo. Por el contrario, una exposición gradual favorece la secreción de
melanina, con lo que es más difícil sufrir quemaduras por el sol.
— Evitar las horas de máxima radiación solar (de
12h a 16h en verano). Esta recomendación es especialmente importante
los primeros días que se toma el sol, cuando la piel aún tiene poca
melanina y es más vulnerable a la radiación solar, así como cuando hay
superficies que reflejan la radiación como la arena y el agua.
— Utilizar gafas, gorros con visera y camisetas si
la exposición solar va a ser intensa como ocurre en la playa. Esto es
especialmente importante para los niños más pequeños (menores de dos
años), así como aquellos de piel más clara como los rubios o pelirrojos.
Hay que tener en cuenta que no todos los tejidos protegen por igual
frente a la radiación: los colores oscuros y los tejidos de malla más
tupida son los que más protegen.
— Proteger la piel con filtros solares con un factor de protección adecuado y de amplio espectro
(que cubra UVA, UVB e infrarrojos), excepto en lactantes, en los que se
desaconseja la aplicación de filtros en áreas extensas de la piel. Los
productos resistentes al agua y a la arena son los ideales para la
población infantil.
— Aplicar los filtros unos veinte minutos antes de
empezar a exponerse al sol, ya que deben absorberse en la piel para
proporcionar una protección eficaz. Es mejor ponerlos antes de salir de
casa que al llegar a la playa.
— Reaplicar los filtros por lo menos cada dos horas.
— Aplicar filtros solares aunque esté nublado y no haga calor.
— En adolescentes, recurrir a filtros que les resulten
aceptables cosméticamente. Será más fácil que se protejan adecuadamente
con un filtro transparente y agradable de aplicar que con uno que deje rastros visibles en la piel y de textura pastosa.
— Predicar con el ejemplo para
crear el hábito de proteger la piel. Si los padres se protegen
adecuadamente del sol, los niños lo interiorizarán como una conducta
natural.
ABC, 11/05/2013
Imagen: Diego y su papa Junio 2012
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