HÉCTOR G.BARNÉS
La Ministra de Igualdad Infantil británica Jo Swinson, de 33
años, ha abierto la caja de los truenos, y ya nada puede detener la
polémica. En una entrevista realizada esta misma semana, la liberal
criticaba a los padres que recuerdan constantemente a sus retoños lo
guapos que son y señala que si de verdad quieren alabarlos, deben hacer
algo completamente distinto y centrarse en su curiosidad o inteligencia,
porque de lo contrario, estarían llevando a sus hijos por el camino
equivocado y haciéndoles saber que lo importante es la apariencia.
Swinson no tiene hijos, a pesar de estar casada con Duncan Hames, parlamentario y secretario de Nick Clegg,
pero reconoce que su experiencia con sus sobrinos le ha servido para
comprobar el efecto que los halagos tienen entre los más pequeños. “Como
tía, caes en la trampa de volverte a tu sobrino y decirle ‘estás muy
guapo’ (porque, por supuesto, todos los niños son guapos), pero si el
mensaje que ellos sacan de eso es que eso lo que importa y lo que merece
ser alabado, probablemente no sea el mejor mensaje que les puedas dar”.
El problema, indica Swinson, es que este tipo de expresiones dan una constante importancia a la apariencia física y, de esa manera, se hace creer a los niños que esta es la característica más relevante en su desarrollo.
Una pedagogía para los padres
“Quizá
sean los propios padres los que tienen problemas con la apariencia
personal”, señalaba la política refiriéndose a un documental emitido por
la televisión. En él, explicaba Swinson, se mostraba a los padres
mirándose al espejo y haciéndose preguntas como “¿parece mi trasero muy
grande?” o “necesito librarme de mi tripita”. La política
considera que, debido a que los niños aprenden por imitación, incurrir
en este tipo de comportamientos puede hacer que nuestros hijos comiencen
a preocuparse por esos temas.
¿Qué deben hacer los padres en su lugar? Según Swinson, “alabarlos por haber conseguido terminar un puzle,
por su curiosidad a la hora de realizar preguntas y muchas otras cosas”
que son más importantes en el desarrollo del niño que la apariencia
física. Además, la Ministra tenía un mensaje para los hombres, y es que
“quizá deberían cuidar lo que dicen de las mujeres delante de sus hijas,
de qué manera las juzgan y si realizan comentarios inapropiados que
sugieren que el valor de una mujer está en su apariencia”. La Ministra
citó unas estadísticas en las que señalaba que la cuarta parte de los
niños de diez a quince años se sentía mal consigo mismos y que hasta un
72% de las niñas manifestaban que se presta demasiada atención a la
apariencia de las celebridades.
Las declaraciones de la Ministra anteceden uno de los proyectos desarrollados por el Gobierno británico y que tiene como objetivo estimular la confianza y la autoestima entre los más jóvenes
(particularmente entre las niñas), trabajar con las compañías
publicitarias para ampliar el espectro de imágenes representadas en los
medios de comunicación y fomentar el debate. Desde luego, si lo que
perseguía Swinson con sus declaraciones era esto último, lo ha
conseguido.
Una polémica donde los matices importan
Muchas voces han discutido las ideas de Swinson, particularmente por lo radical de su manifestación. En The Telegraph, Anna Maxted
manifestaba que la apariencia es un factor relevante para nuestro
bienestar y cómo nos sentimos con nosotros mismos. La periodista
utilizaba el ejemplo de su abuelo, que se arreglaba y afeitaba cada día,
para explicar “cómo nuestra apariencia afecta poderosamente cómo nos
sentimos”. En ese sentido, la tesis de Maxted es clara: “nuestra
apariencia es parte de quien somos, es todo lo que tenemos para
representarnos hasta que el mundo sea capaz de conocernos mejor”. En su
opinión, no debemos despreciar nuestra imagen, sino fomentar que los
niños sean conscientes de la importancia de esta. En definitiva,
“sentirnos orgullosos de nuestra apariencia física no es ni vanidad ni
superficialidad, sino simplemente, un buen consejo psicológico”.
Sin embargo, la propia Swinson matizaba sus declaraciones en la
entrevista, ya que declaraba que “no es que la apariencia no importe en
absoluto”. “Si vas a una entrevista de trabajo, te vestirás de manera elegante y
te arreglarás de la manera apropiada, pero el problema es el momento en
el que esto se convierte en lo único que importa, donde ves a la gente
que no va a al colegio si no se ha maquillado antes, o no salen de casa
si no han pasado dos horas arreglándose”, concluía.
Los niños son conscientes de su imagen cada vez más temprano
Esta polémica coincide con la publicación de una nueva encuesta en el Reino Unido que indica que la mitad de los niños de seis años quieren estar bronceados.
Además, un tercio de ellos reconocía que desearían tomar el sol cada
vez que pudiesen. Sin embargo, parecen estar concienciados de la
importancia de la protección solar: tan sólo una quinta parte de ellos
aseguraba que no utilizaría bronceador para evitar los daños de la luz
solar. Más allá de la importancia que puede tener la concienciación de
los más pequeños, lo que pone de manifiesto esta encuesta es que los
niños están cada vez más al tanto de la importancia de la imagen en la
sociedad actual.
La Ministra concluía citando
investigaciones que afirman que “cuando los niños no tienen confianza en
el colegio tienen menos posibilidades de alzar su brazo y realizar una
pregunta”. Además, concluía citando los casos más extremos a los que
puede dar lugar esta inseguridad, como es “la dismorfia psíquica”, que
puede hacer que “las personas no se sientan felices de ir al colegio y el absentismo escolar aumente
por ello. Así que puede tener un impacto en la educación, ya sea en
este sentido extremo o simplemente sintiéndose menos dispuestos a
participar”, concluía la Ministra.
EL CONFIDENCIAL, Viernes 31 de mayo de 2013
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