La manera en que debemos tratar a nuestros bebés en sus primeros años de vida es fruto de intensos debates. Y la
conveniencia o no de que el bebé duerma en la misma cama que sus padres
es fruto de una acalorada discusión entre madres, pediatras y
autoridades sanitarias. El año pasado, el propio Ministerio de Sanidad publicó un informe sobre Maternidad y Salud
en el que recomendaba compartir la cama con los niños en los periodos
de sueño, dada la “interrelación y mutua potenciación entre lactancia
materna y colecho”. En opinión de los firmantes del informe, y pese a
que reconocen la existencia de asociaciones y organizaciones pediátricas
que recomiendan evitar el colecho por relacionarlo con la muerte súbita
del lactante, “no existe evidencia científica firme” que desaconseje su
práctica en bebés amamantados.
Ahora, un estudio publicado en el British Medical Journal Open, promete reavivar el debate. Y de forma contundente. Según sus autores, los niños que duermen con sus padres tienen cinco veces más posibilidades de sufrir una muerte súbita, respecto a aquellos que duermen en la cuna; independientemente de que los progenitores fumen o beban, algo que se consideraba hasta ahora el mayor factor de riesgo de este tipo de muertes.
La muerte súbita del bebé –técnicamente, el síndrome de muerte súbita
del lactante (SMSL)– es, de largo, la principal causa de muerte en los
bebés de menos de un año. Se producen en torno a 0.5 y 1 casos por cada
1.000 bebés y, en España, se estima que se dan 100 casos al año. La pediatra Isabel Izquierdo,
doctora del servicio de neonatología del Hospital Universitario y
Politécnico La Fe de Valencia, y miembro del grupo de trabajo de muerte
súbita de la Asociación Española de Pediatría, ha explicado a El Confidencial que el SMSL es un diagnóstico excluyente: se usa cuando no se conoce la causa concreta de la muerte del bebé.
¿Por
qué el colecho está relacionado con la muerte súbita? Tal como explica
Izquierdo, se trata de un importante factor de riesgo: “A medida que
conocemos mejor las causas de la muerte súbita vemos que la asfixia está detrás de muchos casos, cuya causa antes desconocíamos. Son
niños muy pequeños que mueren aplastados por sus padres, que están
agotados y no se dan cuenta. Llegará un momento en que el diagnóstico
por SMSL desaparecerá y podamos hablar de causas concretas”.
Tras
la publicación del estudio, varios colectivos profesionales británicos
han pedido a los consejeros de salud que reevalúen con urgencia las
recomendaciones oficiales sobre el colecho y muerte en la cuna, para
desaconsejar a los padres su práctica hasta que el niño tenga al menos
tres meses de edad. Hasta ahora sólo Estados Unidos y Holanda han publicado recomendaciones oficiales en contra de esta práctica.
Un hallazgo relevante
Se calcula que la mitad de los padres duermen con sus hijos de forma recurrente,
ya sea de forma deliberada –hay muchos partidarios de la práctica– o de
forma inintencionada, simplemente porque se quedan dormidos estando con
ellos, antes de llevarles de vuelta a la cuna. Está generalmente
aceptado que el colecho es un factor de riesgo de muerte súbita cuando
los padres se quedan dormidos con sus hijos en el sofá, o en el caso de
que estos fumen, beban o consuman drogas. Pero, en ausencia de estos
factores, hay una gran controversia sobre si compartir la cama
representa un riesgo. La importancia de este nuevo estudio reside en que
se han analizado los casos de muerte súbita entre padres y madres que
ni fumaban, ni bebían, ni tomaban drogas, demostrando que, en ausencia
de estos factores, el colecho sigue implicando un incremento importante
de la posibilidad de que el bebé sufra una muerte súbita.
Según el autor principal del estudio, el profesor Bob Carpenter
de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres, de los 287
niños menores de tres meses que murieron en 2010 en Reino Unido por
muerte súbita, al menos la mitad estaban compartiendo cama con sus
padres en el momento de la tragedia. Tras analizar el comportamiento de
más de 6.000 padres, que habían sido estudiados con anterioridad en
cinco estudios sobre el tema, su conclusión es contundente: el 81% de
las muertes súbitas en bebés menores de tres años, cuyos padres no
presentan los factores de riesgo habituales, se evitarían colocando a
los niños en una cuna separada de la cama de sus padres.
Carpenter
insiste en la necesidad de que los doctores, las matronas, las
enfermeras y las autoridades sanitarias “mantengan una posición sólida
en contra del colecho, especialmente entre los bebés de menos de tres
meses”. En su opinión, tener al bebé en la cama para alimentarlo o
consolarlo es aceptable, pero sólo si después de esto se vuelve a
colocar en la cuna.
Un tema controvertido
La
doctora Izquierdo reconoce que el colecho es un tema controvertido
sobre el que los pediatras no han llegado a un acuerdo. De lo que no
cabe duda, asegura, es de la importancia del estudio publicado ayer: “Es una investigación rigurosa publicada en una revista prestigiosa y que debemos tener en cuenta.
Hay mucha literatura que habla de que el colecho parece aumentar la
muerte súbita, pero no hay ningún estudio que diga que la prevenga”.
La doctora reconoce que los padres están recibiendo información
contradictoria en este sentido y la culpa es de los pediatras pues “si los padres no lo tienen claro es porque los pediatras tampoco lo tienen”.
Izquierdo explica que el colecho es una práctica promovida por los
partidarios de fomentar la lactancia materna –agrupados en torno a la
ONG La liga de la leche–,
y es por ello que aparece en numerosas recomendaciones sobre el cuidado
de los niños, incluidas las del Ministerio. Esta organización insiste
en que el colecho promueve los vínculos, regula los patrones de sueño de
la madre y su bebé, juega un papel importante al ayudar a la madre a
ser más sensible a los indicios de su bebé, y les da a ambos la
oportunidad de descansar mejor.
En un comunicado al respecto, el doctor James MacKenna,
profesor de Antropología de la Universidad de Notre Dame, miembro del
Consejo de Asesores de la Salud de La Liga de la Leche Internacional y
experto en el tema del colecho, asegura que “hay un mayor peligro en
dejar un niño solo en una cuna que en proporcionarle un entorno en el
que duerma acompañado, con las debidas medidas de seguridad”. Si el
colecho se practica debidamente, siempre que los padres no fuman ni
beban, el niño duerma boca arriba y no haya posibilidad de que quede
aplastado por las almohadas o se caiga de la cama, es una práctica que
esta organización sigue aconsejando.
La doctora Izquierdo,
aunque no comparte las opiniones de sus colegas, cree que
hay opciones que podrían contentar a todos, como las cunas supletorias o
cunas de colecho, que se acoplan a la cama de los padres, y que
mantienen a los niños durmiendo junto a sus padres sin los peligros que
conlleva el colecho “convencional”.
EL CONFIDENCIAL, Miércoles 22 de mayo de 2013
Imagen: Diego noviembre 2011
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