
Es habitual que nos encontremos con padres tímidos e inseguros con hijos tímidos e inseguros.
La escena es la siguiente: el niño se mete entre las piernas de su
padre y este a su vez se trastabilla al hablar. Cabe entonces hacerse la
siguiente pregunta: ¿Se hereda la timidez? «La estampa descrita no se produce porque la timidez o la inseguridad sean genéticas, sino porque estos niños carecen de un modelo que les muestre las habilidades de comunicación, asertividad y proactividad necesarias para sentirse abiertos y seguros», responde Silvia Álava, psicóloga del centro Álava Reyes.
¿Cuándo sucede esto? «Cuando los padres tienen pocos contactos
sociales, o rehúyen de los mismos, los niños pueden percibir como normal la falta
de relaciones o no tener amigos. Además, no les dan la oportunidad de
entrenar habilidades de acercamiento fuera del ámbito escolar», asegura
esta especialista.
Recordemos, prosigue, que los niños
aprenden por modelado. «Es fundamental que observen los comportamientos
que deben aprender en su adulto de referencia. Los primeros en mostrarse
extrovertidos y seguros deben ser los padres».
Estas son, a su juicio, las pautas para ayudarles a dejar atrás la timidez, y que están recogidas en la Enciclopedia «La psicología que nos ayuda a vivir», de Editorial Esfera de los Libros:
—Reforcemos cada avance que el niño
realice, por pequeño que sea. Los cambios se hacen de forma gradual. No
perdamos la paciencia, todos los progresos requieren tiempo y mucha
dedicación.
—No le castiguemos por mostrarse tímido e inseguro, con ello le hundiríamos aún más.
—No le critriquemos, ni nos burlemos de él, ni permitamos que otros lo hagan.
—No le infravaloremos ni le comparemos con otro hermano, primo o amigo más extrovertido que él.
—No permitamos que se aísle de los
demás. Proporcionémosle situaciones en las que habituarse a los
contactos sociales, como actividades extraescolares, acompañarle a
parques, jardines, clubes deportivos... cuando vayamos a estos sitios,
no debemos dejarle que coja una consola o juego que le permita jugar en
solitario. Favorezcamos su integración con los otros niños.
—Esforcémonos en mostrarnos seguros y
extravertidos. Ya hemos mencionado que los niños aprenden por modelado.
Practiquemos nuestras habilidades sociales delante de él, de esta forma
le enseñaremos mucho más que con cualquier discurso. Seamos su mejor
ejemplo.
—No le suplantemos hablando por él o
presentándole a más niños para que jueguen con él. De esta forma no le
daremos oportunidad de poner en práctica sus habilidades sociales.
Recordemos que sobreprotegiendolo sólo aumentará su inseguridad.
—Ensayemos con el niño situaciones
cotidianas, haciendo un roleplaying por ejemplo, de cómo pedir que le
dejen participar en un juego, así le mostraremos la forma de realizarlo.
Practicar este comportamiento provee a los niños de confianza necesaria
para comportarse de esta manera en la vida real. Cuando esta situación
esté dominada, propondremos otras de mayor dificultad, como que sea él
quien proponga un juego o inicie una conversación. Es importante que le
enseñemos habilidades sociales y cómo conseguir una comunicación eficaz.
—No le forcemos a hablar con otros niños, antes le entrenaremos en habilidades sociales para que se sienta más seguro.
—Marquemos unas metas objetivas y
posibles, que no sean ni muy bajas ni muy altas, pero que sepamos que en
un primer momento puede conseguir. De estas forma aumentaremos su
autestima y seguridad, y reforzaremos sus habilidades sociales.
—Fomentemos su independencia. Es
bueno que se le permita que haga cosas por sí mismo y que empiece a
tomar decisiones, de esta forma favorecemos su seguridad. Es un gran
estímulo para su amor propio cuando se ve a si mismo responsable e
independiente.
—Busquemos actividades extraescolares que le gusten y en las que pueda sobresalir. Ayudémosle a que vea sus habilidades.
—Es importante mantener un diálogo
fluido con los profesores, que nos permita conocer cuales son los
avances del niño y las situaciones en las que tiene más dificultades.
—Enseñémosle a confiar en sí mismo, a
no dejarse llevar por los amigos, a que sea capaz de decir no, si no
quiere hacer algo, o dar una opinión aunque difiera del grupo.
—Forjemos también una relación de
confianza con el niño. La consistencia, honestidad y franqueza son
factores importantes. No hagamos promesas que no vayamos a cumplir
ABC, Miércoles 30 de octubre de 2013
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