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Con este desayuno tu hijo tendrá las pilas cargadas para ir al cole

M.J.P-B
Hay muchos niños en España que no desayunan o lo hacen mal. Y la primera comida es de vital importancia para su desarrollo y rendimiento escolar, como han demostrado diversos estudios. Ingerir los alimentos adecuados nada más levantarse ayuda a cubrir los requerimientos energéticos y nutricionales del niño y mejora su rendimiento intelectual y físico, cuentan con mayor capacidad de atención y concentración en clase y previene contra la obesidad y el sobrepeso. Hasta se ha demostrado recientemente que reduce el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2, según un estudio realizado en la Universidad Sant George de Londres (Reino Unido) y publicado en la revista «Plos Medicine».
A pesar de todos los beneficios de un buen desayuno, un 8% de niños acude al cole sin haber ingerido ningún alimento nada más despertar. Muchos sólo toman un vaso de leche. Y son muy pocos (un 7% de niños y adolescentes) los que realmente mantienen un desayuno equilibrado.
Los motivos para no desayunar son muy variados, como apunta la Asociación Española de Pediatria (AEP). Hay niños y adolescentes que explican que no tienen sensación de hambre nada más levantarse de la cama; a otros les falta tiempo para desayunar, sobre todo los adolescentes; algunos prefieren almozar con sus amigos en el recreo, y hay chicas que no desayunan para adelgazar (craso error).
No hay motivo alguno para dejar de lado la primera comida del día. Esta debe cubrir, al menos, el 25% de las necesidades nutritivas del niño,como recomiendan los pediatras. Y admite una gran variedad de alimentos.
Según la Fundación Thao (organización no lucrativa que se dedica a promover estilos de vida saludables) el desayudo se puede repartir en dos ingestas: la primera y más completa en casa o en la escuela, en caso de no poder desayunar en casa, y otra más ligera a media mañana (el tentempie o almuerzo en la hora del recreo).

Contenido de la primera comida del día

Un buen desayuno admite muchos tipos de alimentos. Sin embargo, para conseguir un desayuno de alta calidad nutritiva la Fundación Thao recomienda que incluya:

Un lácteo (un vaso de leche o yogur o queso fresco, bajos en grasa): La leche aporta grasa, proteínas de gran calidad, calcio y vitaminas, elementos esenciales para el crecimiento de los niños. Lo mejor es que sean bajos en grasa.
Farináceos (pan, tostadas, cereales de desayunos (con poco azúcar y chocolate) galletas María... Mejor integrales (son ricos en fibra). Son la principal fuente de energía, la gasolina que necesita el cuerpo para moverse, pensar y trabajar. Ricos en hidratos de carbono, apenas contienen grasa y aportan gran variedad de vitaminas del grupo B.
Una fruta natural entera o su zumo. Resultan indispensables para la salud y el bienestar, por su gran aporte de fibra, vitaminas y minerales y sustancias de acción antioxidante (victamina C, E, beta-caroteno, licopeno...). Tienen una función reguladora.
En ocasiones: jamón, aceite de oliva y de forma muy moderada dulces (azúcar, miel, mermelada, chocolate, cacao)
Tentempie: puede ayudar a completar un desayuno, a veces, insuficiente. Tiene que ser un completo del desayuno que se toma al empezar el día, y nunca reemplazarlo. Debe ser ligero: una fruta o un yogur o un bocadillo (dependiendo de lo que se haya tomado por la mañana) y agua.

Pautas para empezar a desayunar bien

Para lograr un desayuno saludable y equilibrado no sólo se trata de incorporar los alimentos más adecuados, sino también de adquirir unas normas y pautas de conducta que ayudan a la familia a no saltarse esta primera comida del día. Estas son las recomendaciones de la Asociación Española de Pediatría para ello:
Desayunar es un hábito, una rutina que debemos incorporar a nuestro día a día. Y, como todos los hábitos, se aprende. Al repetirse de igual forma cada día acaba por aceptarse como algo que se hace.
Los padres siempre son un modelo para los hijos. Por eso, ellos también deberían hacer un buen desayuno y, en lo posible, compartir mesa con los niños y adolescentes.
Hay que levantarse con tiempo suficiente y que los niños hayan dormido lo suficiente. No se necesita mucho tiempo para desayunar. Basta con 10 o 15 minutos. Y para que todo resulte más fácil, se puede incluso dejar algunas cosas preparadas desde la víspera.
Empezar poco a poco, para que no se marchen a la escuela sin desayunar nada. Si les cuesta hacer el desayuno completo pueden tomar, al principio, lo que les resulte más aceptable: puede ser un vaso de leche con cereales o galletas; o un batido de yogur y fruta; o pan con aceite y embutido; o una pieza de fruta; o incluso algún resto apetitoso de la cena del día anterior. Luego, sin prisas, se añaden alimentos nuevos.
ABC, 15/09/2014

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