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"Cualquier alumno puede tener sobresalientes; es cuestión de técnica, no de capacidad"

CARLOTA FOMINAYA
Todos somos carne de sobresaliente. Si sabemos cómo. Esa es la teoría del docente Fernando Alberca (Córdoba, 1966) y en ella ahonda en su última obra «Tu hijo a Harvard y tú en la hamaca» (Espasa), donde ofrece las claves para que los hijos aprendan a estudiar. Este libro es una mezcla de teoría y práctica: «Trato de enseñar a los chavales a estudiar, pero con pasos concretos y estimulantes. Cualquier alumno puede ser de sobresaliente. Es cuestión de técnica, no de capacidad».

—La técnica, ¿es la de siempre?
—Sí. Hay que aprender a organizarse, a leer mejor, esquematizar, memorizar, comprender los contenidos, preguntarse y exponer... algo muy importante para el éxito escolar. Pero las técnicas no lo son todo, hay que añadirles la motivación y la autoestima.

—¿Cualquier estudiante puede sacar mejores notas? Muchos padres no lo creen así.
—Estoy convencido de ello. Más fácilmente de lo que sospechan. Por un camino a veces distinto del que imaginan él y sus padres, porque nunca es cuestión de obediencia, sino de encontrar la fuerza, la motivación mínima para ponerse y cambiar. Estoy convencido de la facilidad que tiene mejorar las notas como ejemplo de lo que el ser humano es capaz de cambiar en su vida. Hemos de entender que las notas han de ser sólo un medio, no un fin en la vida de nadie. Además, los ingredientes necesarios para sacar buenas notas están en todos los seres humanos, sólo hay que activarlos, actualizarlos. 

—Pero uno no sale a la calle y se topa con la motivación. ¿Cómo ayudar al estudiante a encontrar la suya?
—La motivación, unida a la autoestima, es la gasolina para llegar a cualquier parte. La motivación no es que alguien te transmita aliento, o que te arengue. Decir «tú puedes, demuestra lo que vales», «no serás nadie si no lo logras» o «estudia aunque te cueste»... no es lo ideal. Motivar es una cosa mucho más práctica de lo que parece, y pasar por enseñar al niño las técnicas necesarias para estudiar. Pasa más por halagar que por corregir, por demostrar paciencia, cariño y tiempo, sin dejar de hacerlo responsable cuando toca. 

—¿Por qué es tan importante la autoestima en las calificaciones escolares?
—Es muy normal encontrarse con alumnos que te dicen «es que yo suelo suspender». De hecho, es uno de los enemigos de todo cambio ante el estudio. Y uno de los motivos por los que un niño que tuvo problemas, por ejemplo en Primaria, por su predominancia del hemisferio cerebral derecho (creatividad, imaginación, emoción), suele seguir con dificultades en Secundaria. Pero por su autoclasificación más que por una esgrimida falta de base, que casi nunca es el motivo real. 

—Hay muchos motivos para suspender, pero el más frecuente es el de no saber leer. ¿Cuál es su recomendación sobre este asunto?
—Pienso que uno de los cambios que podría implantar el sistema es dedicar la educación Primaria entera, hasta los 10-12 años, a enseñar a leer bien, sentir, pensar, calcular, crear y expresarse mejor, para asegurar el triunfo intelectual posterior en Secundaria y Universidad. Es más, creo que no se lee rápido y comprendiendo porque se sea inteligiente, sino porque se tiene el hábito.

Los datos de Pisa: «Debemos cambiar el sistema ya» 

C. F. madrid

 
ABC, Jueves 4 de septiembre de 2014

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