JAVIER MEMBRA
Estrenada en febrero de 1940 -el siete o el 23, según distintos autores-, Pinocho, de Ben Sharpsteeny y Hamilton Luske, revalidó la maestría de 'Blancanieves y los siete enanitos'
(David Hand, 1937), el primer largometraje de Disney. Las dos cuentan
con los mismos dibujantes. Pero argumentalmente, el cuento original de
Carlo Collodi dio mucho más de sí a los guionistas -los mismos en ambos
casos- que el de los hermanos Grimm. Basta un dato, en su afán de
redención de la maldad a la que le inducen las malas compañías, el niño
de madera -como le llaman Gedeón y Juan el Honesto cuando le descubren
caminando inocentemente hacia la escuela- no duda en entregar su vida
para salvar la del buen Geppetto. Naturalmente, su sacrificio deja
impresionada a su hada madrina, que al punto le resucita con esa carne y
hueso tan deseadas. Frente a tan complejo asunto, la primera princesita
de la Disney, resucita merced a un beso que argumentalmente sabe a
poco. Máxime si se considera que en la manzana que la ha sumido en su
sueño letal parecen resonar los frutos de El Árbol del Conocimiento.
Sin embargo, en lo que 'Pinocho' supera con creces a 'Blancanieves y
los siete enanitos' es en la canción señera de su banda sonora. When You
Wish Upon A Star, la pieza en cuestión, original de Ned Washington y
Leigh Harline, fue entonada hace ahora 75 años por primera vez con su
entrañable encanto por Pepito Grillo. En la versión original la voz era
de Cliff Edwards y vino a ser algo así como un himno a la esperanza en
un tiempo infausto como pocos. Bien es cierto que Some Day My Prince
Will Come y Heigh Ho, los dos temas de Frank Churchill que sobresalieron
del score de 'Blancanieves y los siete enanitos', también fueron
merecedoras del Oscar correspondiente y pasaron a engrosar el repertorio
de las big bands del momento. Pero, por encima de ellas, When
You Wish Upon A Star, un arrullo sobre los deseos que se convierten en
realidad si se cree en ellos de veras, distinguida con la estatuilla a
la mejor canción, forma parte de la banda sonora del siglo XX.
Como el título de los mejores cortometrajes de sus comienzos indica
-'Sinfonías tontas'- la Disney, desde sus inicios, concedió a la música
una importancia semejante a la jovialidad de sus dibujos. De hecho, el único de sus primeros largometrajes que supuso un relativo fracaso fue 'Fantasía' (VV.
AA., 1940), en gran medida lo fue porque sus dibujos eran sombríos y su
música, en vez de popular, clásica: La consagración de la primavera de
Stravinsky, la Noche en el monte Pelado de Moussorgsky y otras grandezas
por el estilo. Frente a ellas, las versiones de las orquestas de Harry
James y Glenn Miller de When You Wish Upon A Star fueron todo un símbolo
de la esperanza durante la guerra. Ya en los años 50, la canción llegó a
Europa con los primeros discos estadounidenses. Fue entonces cuando
Disney la convirtió en la sintonía de su programa semanal, Disneylandia,
por ende, de todo su imperio corporativo. Y el gran Louis Armstrong
grabó su célebre versión para la discográfica de la casa precisamente.
Hoy en día consta en los anales.
EL MUNDO, Lunes 09 de febrero de 2015
hola soy diego yeste es mi blog
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