REDACCIÓN ZEN
"¿Si tuvieras que decirme un invento que te gustaría que no existiera cuál sería?", fue la pregunta que la maestra estadounidense Jen Adams Beason preguntó hace unos días a sus alumnos de segundo grado (7-8 años). La respuesta de uno de los niños dejó más que sorprendida a la profesora que no dudó en publicarla en Facebook (ya lo ha retirado) provocando una ola de reacciones ante la realidad que el niño había plasmado.
"Si tuviera que decir que invento no me gusta, mi respuesta sería el móvil de mis padres porque están todo el día con él (...) Odio el teléfono de mi madre y desearía que ella no tuviera uno. Lo odio". Una respuesta que no sólo contestó un alumno, sino que de 21 niños de la clase cuatro pensaban lo mismo.
Beason se sorprendió mucho y no dudó en publicar la imagen del trabajo de su alumno, el cual además de su escrito iba acompañado por un dibujo de un móvil tachado y una cara triste con una frase: "Lo odio".
La foto, publicada el pasado viernes, había sido compartida más de 170.000 vecesantes de que la maestra la retirara. Y al igual que a ella muchos eran los padres y otros maestros los que se sorprendieron ante una evidencia cada vez más frecuente.
"Es tan triste y real. Un gran recordatorio para todos nosotros de que apaguemos los teléfonos y nos relacionemos más con nuestros hijos", comentó un usuario.
Muchos profesores se unieron también a la discusión para añadir su experiencia y la reacción que los niños tienen ante la 'adicción' que muchos padres tienen a sus móviles. "Tuvimos una discusión en clase sobre Facebook y todos y cada uno de los estudiantes dijeron que sus padres pasan más tiempo en Facebook que hablando con sus hijos. Fue muy revelador para mí", comentó una profesora.
Se habla mucho de la adicción de los niños y jóvenes a los móviles, pero lo cierto es que hoy en día es habitual ver a muchos padres ensimismados en sus teléfonos móviles. Un trabajo del Centro médico de Boston, realizado por la Dra. Jenny S. Radesky, observó a 55 grupos de padres y niños en restaurantes. 40 de los padres cogieron inmediatamente su teléfono y lo estuvieron usando durante casi toda la comida. Prestaban más atención la teléfono que a los niños. De hecho, los investigadores concluyeron que cuando los padres estaban concentrados en sus móviles, los niños se comportaban peor, básicamente, para llamar la atención de los padres.
Varias investigaciones han demostrado que a consecuencia del uso excesivo de los móviles, los padres hablan cada vez menos con sus hijos, lo que está provocando problemas en el comportamiento de los pequeños. Para un niño es imprescindible el contacto con sus padres y, sobre todo, que ese contacto sea completo. No vale con hacer que se le escucha o se le atiende mientras los sentidos están puestos en el teléfono.
Un estudio publicado en la revista Child Development que evaluó a 170 familias con niños de 3 años de media analizó la cantidad de veces que el móvil interrumpía el tiempo que pasaban con sus hijos. Un 48% reconoció que el teléfono interrumpía la relación con sus hijos más de tres veces al día, y sólo un 11% dijo que nunca ocurría.
En aquellas familias donde se producían más interrupciones, el comportamiento de los niños presentaba más problemas (enfados, pataletas, dificultad para la comunicación...).
A todo esto hay que sumarle, que las familias donde los móviles ocupan un lugar destacado entre los padres tienen hijos que ven normal esa actitud y acaban imitando el comportamiento de sus padres. El móvil se convierte en su forma de comunicación y terminan enganchándose a él, como hacen sus progenitores.
EL MUNDO, Miércoles 30 de mayo de 2018
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