HÉCTOR LLANOS MARTÍNEZ
La poco convencional sabiduría de Tranquilina Iguarán, llena de imaginación y supersticiones, vivía en contraste con el pragmatismo marcial de su esposo, el coronel Nicolás Márquez. La unión de ambas personalidades cimentó el realismo mágico que hizo inmortal a su nieto, Gabriel García Márquez. Criado a tiempo completo por sus abuelos hasta que cumplió los ocho años, el escritor construyó su talento a partir de esa crianza.
En España, uno de cada cuatro abuelos cuida de sus nietos. Lo hace una media de siete horas al día, según la Encuesta de Salud, Envejecimiento y Jubilación en Europa (SHARE). Es casi el equivalente a una jornada laboral. Esta base de datos europea ha analizado el comportamiento de 12 países del continente y apunta a que una relación tan estrecha está llena de beneficios, tanto para unos como para otros.
Pero los más mayores llevan meses reclamando en España que el Estado ejecute medidas, para que el peso de la crianza de los niños no recaiga en ellos de forma continuada y obligatoria. Quieren que el hecho de cuidar a sus nietos sea un placer y no una carga.
“Es necesario una política de conciliación laboral para que el peso de los complicados horarios de los padres no recaiga en las abuelas, que suelen ser las que se hacen cargo de los nietos en un porcentaje mucho mayor que los abuelos”, comenta a EL PAÍS Saturnino Álvarez presidente de la Unión Democrática de Pensionistas (UDP). “La transmisión de saberes de abuelos a nietos es importante y gratificante, pero no debe interponerse en la independencia de los mayores”.
La petición que hicieron a través de un comunicado a las administraciones públicas en el verano de 2017 junto a la Unión de Asociaciones Familiares (UNAF) ha caído en saco roto, asegura, ya que no han recibido desde entonces “ningún tipo de respuesta”, cuenta Álvarez.
Para Ascensión Iglesias, presidenta de UNAF, “no son los abuelos los que tienen que asumir las responsabilidades del Estado”. Porque es el gasto público dedicado a políticas familiares el que marca la diferencia. Si las abuelas mediterráneas y polacas son las más involucradas en la crianza de sus nietos no es solo por una cuestión cultural. Los permisos de maternidad y paternidad en España e Italia son los más bajos de Europa: menos de 50 días frente a los 119 de Suecia; y sus horarios de trabajo los que más se extienden a lo largo de la jornada. En Reino Unido, los abuelos a cargo de menores de 12 años pueden pedir un aumento de su pensión. A cambio, esos niños suelen ser menos sociables que los que son cuidados por sus padres o acuden a centros educativos.
Por eso UNAF pedía el año pasado al Gobierno español mayor disponibilidad de guarderías públicas. Costear el cuidado de un niño menor de dos años en una guardería supone un 30% del sueldo medio español, el porcentaje más alto con diferencia de entre los países analizados por SHARE. Con las limitadas ayudas económicas estatales, ahí es donde llega el llamado “efecto abuelo”, que es un importante apoyo económico y social para las familias.
Incluso la jurisprudencia española está sentando precedentes en este sentido. El Tribunal Supremo ratificó en 2016 la obligación de cuatro abuelos asturianos de abonar una pensión alimenticia de 250 euros mensuales a su nieta de 13 años, ante la insolvencia económica de los dos padres de la menor.
Desde UNAF consideran que debería ser justo al contrario y que debería ser el Estado quien apoyara económicamente a los abuelos que ejercen de padres. “Existen casos de niños que se quedan huérfanos como resultado de la violencia de género y cuyos abuelos no reciben ayudas por cuidar de ellos. La vida familiar no ha estado muy apoyada en España, incluso antes de la crisis”, comenta Ascensión Iglesias.
¿Será la cada vez más envejecida pirámide de población española la que “libere” a los abuelos de sus nietos? “En el futuro, los abuelos no tendrán tantos nietos que cuidar, pero tampoco habrá hijos y nietos para encargarse de los mayores”, recuerda a EL PAÍS Yarine Fawaz, una de las investigadoras de SHARE. “Esta situación obligará a España a adaptarse al modelo del norte de Europa, donde vivir en una residencia de la tercera edad no es algo vergonzoso. Son países que tienen más desarrollada la cultura de la soledad; la independencia es más importante que el resto de aspectos y no es sinónimo de infelicidad”.
Fawaz destaca de los abuelos que hacen de cuidadores de sus nietos se ven compensados con mejor salud: “Mantienen sus capacidades cognitivas, son más activos y cuentan con una red social más sólida”. Además de una esperanza de vida más larga, esta responsabilidad disminuye sus posibilidades de tener del alzhéimer. Y esos cuidados que dedican a sus familiares suelen ser recíprocos. “Esa solidaridad que muestran la reciben de vuelta. Los mayores de España e Italia son los que más cuidados reciben por parte de sus hijos y nietos”, asegura la investigadora.
ABUELOS QUE CRÍAN
Claves fundamentales:
EL PAÍS, Martes 29 de mayo de 2018
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