PEPA RIVERO DE WENRICH / SAPOS Y PRINCESAS
Actualmente muchos padres de familia se lamentan de que sus hijos no los
respetan como deberían y no saben qué hacer para remediarlo. Los
maestros también cuentan que la mala conducta es un problema notorio en
los colegios que a ellos les cuesta manejar. Los niños de hoy aprenden más cosas y más pronto que nunca, sin embargo muchos no demuestran la misma precocidad en cuanto a madurez emocional y comportamiento. Se respira una especie de "parálisis disciplinaria"
que todo el mundo percibe y ante la cual se reacciona con pasividad y
resignación porque nos hemos convencido de que los niños de hoy día
sencillamente no son como los de antes...

Para los padres es fácil confundir por un lado la paciencia con la
permisividad, y por otro los límites con la agresión física, verbal o
psicológica. Algunos evitan corregir a los niños con una autoridad que
tal vez ellos resintieron cuando eran hijos y prefieren no llevar la
contraria a sus hijos. Otros repiten consciente o inconscientemente los
patrones de agresividad y control con los que ellos mismos fueron
criados. En realidad, ni la permisividad ni la agresión de ningún tipo son maneras efectivas de poner límites a los hijos
y, además, sus repercusiones en el carácter del hijo y en la armonía de
la vida familiar son muy negativas, con lo que ello implica para el
desarrollo emocional de un niño. Una relación padre-hijo en la que reine
la firmeza y la armonía es muy importante en la vida de los niños
porque a través de ella aprenden a relacionarse no sólo con los padres,
sino también con los hermanos, los amigos, los maestros, y con las demás
personas que van apareciendo en sus vidas.
Saber poner límites a los niños consiste en saber cuándo decirles "si" y cómo decirles "no". Es
una tarea sencilla cuando lo niños son pequeños pero si los padres no
se la toman en serio se convertirá en un reto cada vez mayor a medida
que los niños van creciendo. Aprender a respetar y a poner límites es
una parte fundamental de la educación de los niños, es un proceso de
años que implica aprender, practicar, cometer errores, y recibir alguna que otra consecuencia. Mediante
límites sanos puestos por los padres con firmeza y delicadeza los niños
interiorizan qué está bien y qué está mal, se acostumbran a controlar
la frustración, entienden que hay que respetar a los demás y aprenden
cómo hacerse respetar por los demás.
Todo ello le permitirá tomar cada día decisiones acertadas que se
reflejarán en un buen comportamiento. Un niño que es educado de esta
manera es más probable que crezca y que llegue a la compleja adolescencia seguro de sí mismo y razonablemente preparado para superar los retos que inevitablemente se irá encontrando en su camino.
Los límites son el día de hoy una asignatura pendiente para muchos padres,
pero es un reto fácil de superar porque independientemente de la edad
de los hijos cualquier momento es bueno para que reflexionemos sobre la
importancia que estamos dando a los límites y para evaluar la forma en
que los estamos poniendo. La reacción de los hijos no se hará esperar!
- Pepa Rivero de Wenrich
- es fundadora de Parent Coach Miami, una empresa dedicada a dar clases y asesoría personalizada a padres de familia, fundamentalmente en temas de disciplina. Se certificó como "Leadership Parenting Coach" por el Instituto de John Rosemond, uno de los expertos en familia más reconocidos en Estados Unidos.
- EL MUNDO, Lunes 19 de enero de 2015
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