“Menos productos de lujo y más Hacendado, menos móviles y más tiempo en familia, menos juegos de consola y más bicicleta, menos recompensas materiales y más muestras de cariño, menos televisión y más paseos en la montaña observando la naturaleza, menos ruido y más silencio. Aprendiendo que lo bueno y lo valioso lleva su tiempo y esfuerzo”
Catherine L`Ecuyer
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Crianza, extraescolares y maltrato infantil
JESÚS MARTÍNEZ ÁLVAREZ
El Médico de mi Hij@
A día de hoy, intentar escribir sobre crianza supone un grave
riesgo para la salud de uno mismo. Supone un ejercicio de empatía,
navegar entre dos aguas, no embarrarse y sobre todo no empezar pisando
charcos que no son de uno.
Leer sobre crianza en las redes
sociales para preparar este artículo supone de sopetón toparse con
posturas muy radicales, muy extremas y muy... yo diría... excesivamente
seguras de cómo se deben hacer las cosas cuando un hijo viene al mundo.
Yo no estoy tan seguro. Si además eres hombre, de una cierta edad y
pediatra, probablemente tengas ya el fenotipo del ogro dictador que
enseña a bofetadas y capones, rígido en las recomendaciones e
intolerante con la "modernidad", cuando no eres directamente despreciado
por eso de ¿qué sabrá un hombre, o qué sabrá la pediatría de como criar
a un niño?
Los pediatras nos metemos en todo lo que tenga que ver
con niños, nos gusta aprender y leer lo que se publica sobre la
infancia. Debo reconocer que encontrar algo coherente, alejado de
idealismos que se frustrarán sí o sí en un futuro inmediato, o de
radicalismos que te intentan explicar la maternidad como una burbuja
fantástica temporal, es difícil.
Internet y las redes sociales
están inundadas de información, de sectarismo y de borreguismo, miles de
páginas que repiten una y otra vez tópicos y promueven un tipo u otro
de crianza, de querer vender como única, la forma que tiene uno de criar
a sus hijos, en una competencia por ser ideal, por alejarse de
convencionalismos o incluso por aferrarse al amor de madre como ciencia
suprema.
En estos tiempos que corren aunque sean de crisis, los
males principales que nos aquejan como sociedad son siempre los excesos,
las excentricidades, las obsesiones, la obesidad, los polimedicados,
los avariciosos, la ansiedad... los niños perfectos, la sobreprotección.
Hay, y muy buenos, pero es difícil encontrar en la red blogs, artículos,
grupos o redes que promedien sus opiniones y se alejen de extremos
difícilmente defendibles. Hoy día nos hemos instalado en crear super
madres y super niños que desde que nacen están sometidos a la perfección
y el exceso de protección y "amor".
Desde que un niño o niña
viene al mundo se le somete a la perfección, todo tiene que ser lo mejor
y más correcto, avalado por gurús que se ganan la vida dando
conferencias o escribiendo libros al respecto. La forma de amamantar o
los tipos de tetinas para el biberón (el tetero en sudamérica, que me
gusta más), cama o cuna, el fular, la mochila, el cochecito, el sistema
de retención para el automóvil, escuela infantil sí o no, el mejor
colegio, mochila o carrito, y por supuesto las extraescolares. Aquí
hemos topado con un gran problema, en algunos casos hay lo que hay en el
colegio, ¿dan taekwondo barato? pues se le apunta y se acabó, pero si
el niño toca bien la pelota habrá que ir a Valdebebas o la Masía, el
resto de los días inglés o chino, violín o guitarra, padel, bádminton,
tenis o ajedrez, el caso es ocupar la tarde y conseguir un portento de
niño, que destaque en eso que frustró la carrera de los padres, en eso
que nos sacará de pobres. Las extraescolares se han convertido en la
única opción que entretiene niños y a la vez da esperanzas a los padres
que invierten en un nuevo ídolo de masas. ¿Donde está la calle o el
patio para correr y jugar al escondite o a pelota pinchada, saltar a la
comba o al pilla pilla? Ah, que hay mucha inseguridad y no se les puede
dejar solos. Ah, que tenemos muchas cosas que hacer para perder la tarde
cuidando niños. No, no es sólo eso, las extraescolares, insisto, es una
combinación perfecta y diabólica que a todos contenta. Padres que
tienen ocupados a los niños hasta la noche, profesorado que se sacan
unos dineros en academias y pabellones deportivos o en horas extras,
sociedad que no invierte en el cuidado real de la infancia con políticas
de conciliación. ¿Pero, y las 12 horas laborales diarias de un niño?,
60 horas semanales, ¿no hay un sindicato de niños que proteste?
De
vez en cuando hay que recordar que un niño no es una posesión o una
inversión, es un ser libre y que nuestra función como padres y de la
sociedad como tribu, es enseñarles a volar solos.
¿No estaremos hablando de otra forma de maltrato infantil?
FERNANDO CONDE Hoy en día es frecuente enterarte por los medios de noticias relacionadas con la falta de respeto, el maltrato, el acoso, etc. Podemos observar muchas veces la ausencia de un trato adecuado a los ancianos, la agresividad incontrolable de algunos hinchas de fútbol; la poca estima a la diversidad de opiniones; la destrucción del medio ambiente; el destrozo del mobiliario urbano y un largo etcétera que conviene no seguir enumerando para no caer en el pesimismo que no conduce a nada y el problema seguirá ahí. Un problema que podríamos resumir en que se ha ido perdiendo el valor de la dignidad humana en general. Los modos para alcanzar la felicidad, siempre deseada, se apartan de las reglas y normas de conducta más elementales de convivencia colectiva que han acumulado las culturas y los pueblos a través de los siglos. La idea de que «la dignidad empieza por las formas» que resume este artículo es una afirmación bastante cierta, porque la forma, no pocas veces arrastr...
ISABEL SERRANO ROSA Los niños no son mentirosos, pero mienten . Lo hacen cuando tienen algo que decir o que aprender. Hasta los cuatro años, con sus historietas sorprendentes, quieren narrarnos su mundo de fantasía. Somos la pantalla en la que proyectar su película. Entre los cuatro y los siete años construyen su mini manual de moralidad con ideas muy sencillas sobre lo que está bien y mal, basado en sus experiencias "permitido o no permitido " en casa y en el colegio. Con su gran imaginación, las mentiras son globos sonda para saber hasta dónde pueden llegar. Entre los ocho y los 12 años la realidad se abre camino y la fantasía se vuelve más interesada. El pequeño pillo de nueve años desea ser bueno, pero se le escapan las trolas por el deseo de gustar a los demás, ocultar alguna debilidad o evitar castigos. En general, mienten a sus crédulos coetáneos o, por el contrario, les escupen a la cara alguno de sus descubrimientos del trabajo de campo que significa crecer....
GINA LOUISA METZLER Muchos padres creen que es útil dejar llorar a su bebé. La sabiduría popular dice que unos minutos de llanto no le hacen daño, sino que le ayudan a calmarse y a coger sueño. Se trata de la técnica de la espera progresiva , que fue desarrollada por el doctor Richard Ferber, neurólogo y pediatra de la Universidad de Harvard en el hospital infantil de Boston (Estados Unidos) , y que sigue utilizándose en la actualidad en todo el mundo. Casi nadie sabe en realidad lo que ocurre a los bebés cuando siguen llorando, pero las consecuencias físicas y psíquicas podrían afectarles toda su vida. Cuando un bebé llora sin que sus padres lo consuelen, aumenta su nivel de estrés , ya que, a través de su llanto, quiere expresar algo, ya sea hambre, dolor o incluso necesidad de...
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