CARLOTA FOMINAYA
A pocos les sonará el nombre de Marc Prensky, cosa que no
ocurre con los términos que este profesor británico acuñó hace unos
años: «nativo» e «inmigrante digital». Es decir, los nacidos antes o después de que internet inundara la vida de ambas generaciones. La convivencia no es fácil. Y menos en educación, donde suele ocurrir que los «nativos» son enseñados por «inmigrantes». De como enseñar a los primeros habla el libro presentado recientemente en Madrid por Prensky, considerado como uno de los pensadores más influyentes en el ámbito de la educación internacional.
«La realidad en la que viven los niños y jóvenes es cada vez más
cambiante, incierta, compleja y ambigua. Así, por ejemplo, más de la
mitad de los puuestos de trabajo que existirán en el mundo los próximos
años ni siquiera existen en al actualidad. Y esa generación de alumnos
es la que ahora enseñamos y está en las clases», explica este docente,
escritor, asesor, orador, y autor de «Enseñar a nativos digitales» (SM).
—¿Hacia dónde debería ir, según usted, el cambio de modelo educativo?
—Debemos progresar en la educación no añadiendo pequeños
remedios —tecnológicos o de otro tipo—a lo que actualmente enseñamos,
sino volviendo a recuperar lo esencial que las personas necesitan para
ser exitosas: un pensamiento eficaz, una acción efectiva y una
realización efectiva.
—Usted propone un nuevo modelo pedagógico para conseguir esto. ¿Puede explicarlo?
—El nuevo modelo de pedagogía debe ser más intuitivo, basado en la «coasociación»,
y donde el profesor no da ninguna teoría. Más que dar una clase
magistral o incluso explicar, el profesor solo necesita dar a los
alumnos, en una amplia gama de formas interesantes, preguntas que
responder y, en algunos casos, sugerencias de posibles herramientas y
lugares para empezar y proceder. En definitiva, se trata de que los
alumnos se especialicen en la búsqueda y presentación de contenidos a
través de la tecnología, mientras que los profesores se ocupan de guiar a
los estudiantes, proporcionándoles preguntas y contextos, diseñando el
proceso de aprendizaje y garantizando su calidad.
—¿En qué lugar queda el contenido de la educación formal, teórica o de instrucción directa... el conocimiento?
—Se cubre el curriculum obligatorio porque las preguntas que responden los alumnos son las que necesitan conocer.
—¿Usted está seguro de que la coasociación puede funcionar con los curricula obligatorios actuales?
—Si, pero requeriría volver a pensar en esos currícula por
parte de los profesores desde el nfoque del libro de tipo «este es el
material curricular que hay que aprender» hacia un enfoque de
«preguntas-guía» a las que los alumnos tienen que encontrar espuesta.
—Pero... Algunos contenidos requerirán clases de teoría pura y dura.
—Creo que la «coasociación» se puede hacer en cualquier
campo y con cualquier material curricular. Pero insisto, lo que sí
requiere es una nueva perspectiva.
—¿Qué le diría a un profesor interesado y dispuesto a eliminar las clases de teoría?
—Que pregunte en clase si habla demasiado o más de lo
necesario. Que pida sugerencias sobre cómo se podría reducir la cantidad
de tiempo que da clases teóricas. Seguramente se sorprenderá de sus
respuestas. Es evidente que un salto tan grande en pedagogía no es un
cambio que se pueda hacer de la noche a la mañana. Se trata en realidad
de un cambio gradual que puede llevar años perfeccionar. Pero se puede
hacer. Y debe realizarse para que los alumnos del siglo XXI tengan la
educación que necesitan y que merecen. La buena noticia es que
actualmente hay un gran cantidad de profesores. que están aplicando la
«coasociación» feliz y eficázmente todos los días con sus alumnos.
—Usted habla de motivar a los alumnos. ¿Es que ha cambiado su capacidad de atención?
—No, su capacidad de atención no ha cambiado, pero si su
tolerancia y sus necesidades. No quieren charlas teóricas. Quieren que
se les respete, se confíe en ellos, y que sus opiniones se valoren y se
tengan en cuenta. quieren crear, usando las herramientas de su tiempo,
conectar con sus iguales para expresar y compartir sus opiniones en
clase y alrededor del mundo... En definitiva, quieren una educación que
no sea únicamente relevante, sino conectada con la realidad. Los
estudiantes de hoy viven en un mundo en el que las cosas cambian
extremadamente rápido, a diario y de manera excepcional. Por ello hay
que motivar a cada joven a que aprenda a través de su propia pasión y
enseñar para el futuro.
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