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Los niños que se chupan el dedo y que se muerden las uñas son menos propensos a desarrollar sensibilidades alérgicas,
a los ácaros del polvo, gatos y perros, hierba, caballos u hongos que
transporta el aire, en la edad adulta, según una investigación de la Escuela Dunedin de Medicina de la Universidad de Otago (Nueva Zelanda).
"Nuestros hallazgos son consistentes con la teoría de que la
exposición temprana a la suciedad o a gérmenes puede reducir el riesgo
de padecer alergias. No obstante, no se recomienda animar a realizar
estos hábitos", ha señalado Malcolm Sears, autor del mismo que ha sido
publicado en la revista Pediatrics.
Los expertos comprobaron,
analizando una muestra de poco más de 1.000 niños, que comenzaron el
estudio con cinco, siete, nueve y 11 años hasta la edad adulta, que, a
la edad de 13, el 45 % había desarrollado sensibilidad alérgica. Entre
aquellos que se habían chupado el dedo o mordido las uñas, solo el 38%
la padecía frente al 49% de aquellos que no tenían ninguno de estos
hábitos. Entre los que hacían las dos cosas, chuparse el dedo y morderse
las uñas, la incidencia disminuyó hasta el 31%.
Esta tendencia se mantuvo hasta la edad adulta -se volvieron a
repetir las pruebas a los 32 años de edad- y no se detectaron
diferencias entre aquellos en cuyas casas se fumaba, había gatos o
perros y se habían expuesto a ácaros de polvo.
El profesor Bob Hancox, autor principal del estudio, asegura que "las
conclusiones sugieren que estar expuesto a los microbios desde pequeños
reduce el riesgo a desarrollar alergias en la vida adulta". "El estudio
solo se refiere a algunas alergias que afectan a la piel. No se encontró diferencias en el riesgo de desarrollar enfermedades alérgicas como el asma o fiebre del heno ", concluye.
EL PAÍS, 12/07/2016
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