TANIA MESA
Un determinante clave de la salud de la población es el perfil de los estilos de vida. Las enfermedades crónicas no transmisibles son las responsables del mayor número de defunciones a nivel mundial, y factores de riesgo conductuales y dietéticos están implicados en todas ellas (un índice de masa corporal -IMC- elevado, ingesta reducida de frutas y verduras, falta de actividad física, consumo de tabaco y consumo de alcohol). La importancia de seguir hábitos y una alimentación saludables para mejorar la longevidad y la calidad de vida son los pilares fundamentales.
La obesidad, el
bajo peso y determinados estilos de vida no saludables como una alimentación
insana, el sedentarismo y/o tener hábitos tóxicos como el consumo habitual de
tabaco y alcohol se asocian a formas graves de covid-19. La insuficiencia respiratoria y la lesión pulmonar aguda
constituyen las complicaciones más frecuentes en la fase crítica de esta nueva enfermedad.
La necesidad de vitaminas
La alimentación, por
sí misma, no evita o cura la infección
por el nuevo coronavirus SARS-CoV-2. Sin embargo, seguir un patrón de
alimentación saludable, equilibrado y variado junto con las características de
un estilo de vida sana es altamente recomendable para disminuir el riesgo de la
enfermedad. La comunidad científica ha emitido nuevos
estudios y revisiones acerca de la crisis sanitaria provocada por el covid-19,
donde el papel de estos factores y, en particular, la vitamina D tienen una relevante importancia para
la prevención, mejora y calidad vital.
Las vitaminas son
sustancias esenciales que nuestro cuerpo necesita para crecer y funcionar de
forma correcta. De forma particular, la D se puede obtener naturalmente a
través de la piel después de la exposición solar, de la dieta y de la suplementación. Durante el confinamiento, al
estar encerrados, hemos tenido poco contacto solar. La reciente desescalada y llegada del verano obliga
recordar los riesgos derivados de una exposición solar inadecuada, donde el
incremento del riesgo de cáncer de piel es peligroso, por lo que el uso de
protectores solares en las zonas más expuestas es recomendable.
En los huesos
Esta vitamina ayuda al
cuerpo a absorber el calcio, uno de los principales
elementos que constituyen los huesos. Además, juega un papel clave en los
sistemas nervioso, muscular e inmunitario. Estudios han asociado niveles
séricos elevados de vitamina D con
una disminución del riesgo cardiovascular en pacientes
de edad adulta y avanzada. Otros ensayos clínicos han propuesto que la
deficiencia de esta vitamina aumenta el riesgo de desarrollar diversos tipos de
neoplasias, como el cáncer de mama. También se ha descrito que la vitamina D
mejora la tolerancia a la glucemia y la secreción de la insulina reduciendo el
riesgo de diabetes mellitus
tipo 2 y el síndrome metabólico, mejorando el perfil lípido del paciente. En
Neolife, el equipo médico valora el empleo de una suplementación
personalizada de vitamina D, obteniendo una mejora en los niveles séricos y de salud.
Cabe destacar que son
múltiples los beneficios del sol sobre la salud
global: mejora el descanso, el rendimiento cognitivo,
el estado de ánimo, supone un menor riesgo de enfermedades coronarias y
autoinmunes, entre otros, así como el aumento de los niveles de vitamina D y
las ventajas para la salud que ello conlleva. Recientemente se ha publicado un
estudio en la revista 'Clinical Infectious Diseases' donde se asocia la mayor
luminosidad solar con un menor número de infecciones por covid-19. La radiación
ultravioleta podría ser un importante apoyo para
frenar la actual pandemia, siempre con una exposición al sol responsable.
Otras evidencias
Otro nuevo estudio
constata que pacientes con deficiencia severa de vitamina D tienen el doble de
probabilidades de experimentar complicaciones graves, incluida
la muerte, por covid-19. Los autores señalan que la vitamina D no evitará que un
paciente contraiga el virus, pero puede reducir significativamente las
complicaciones y prevenir la muerte de las personas infectadas.
Adicionalmente, un
nuevo estudio realizado por investigadores del Queen
Elizabeth Hospital Foundation Trust y la Universidad de East
Anglia vinculó la deficiencia en vitamina D con las muertes en Europa por
coronavirus. Se trata de resultados preliminares que arrojan nuevos datos para
terminar de entender el nuevo virus. Los autores sostienen que aquellos países
con mejores niveles de vitamina D registraron la menor cantidad de muertes por
el virus. Por ello, niveles saludables de vitamina D pueden colaborar
para reducir el riesgo de infecciones respiratorias.
Nosotros tenemos muy
presente el papel de la vitamina D en la regulación del organismo y
los grandes beneficios que aporta. En la clínica observamos diariamente una
frecuente deficiencia de esta vitamina en sangre en nuestros pacientes, un
déficit muy común en España a pesar de la gran incidencia solar que tiene
nuestro país. Debido a la reciente literatura científica, es
importante recordar que la deficiencia en vitamina D generalizada puede deberse
a diferentes razones, desde una ingesta insuficiente en la dieta, un problema
de malabsorción de los alimentos, insuficiente exposición solar, incluso hasta
una disfunción del hígado o los riñones al
convertir la vitamina D en su forma activa en el cuerpo.
Monitorización
Las fuentes
alimentarias de vitamina D están presentes en los pescados azules, como el salmón, el atún y la
caballa, en el hígado de res, quesos, hongos, setas y en la yema de huevo.
Además, se puede
obtener de alimentos fortificados, acudiendo
siempre al etiquetado nutricional para
saber si tiene esta vitamina, como la leche, los cereales, lácteos como el
yogur y bebidas vegetales como de soja. Sin embargo, a pesar de llevar una
correcta alimentación, en la gran mayoría de los casos no se alcanza la ingesta
diaria recomendada de esta vitamina, por lo que la suplementación nutricional
en la dosis adecuada puede ayudar a alcanzar los niveles óptimos. Para ello, es
importante monitorizar periódicamente los
niveles de vitamina D en sangre.
TANIA MESA
Directora de la Unidad de Nutrición de NEOLIFE.
Diplomada en Nutrición Humana y Dietética por la Universidad Complutense de
Madrid. Más de 14 años de experiencia como nutricionista, principalmente
desarrollando su labor en el abordaje del sobrepeso y la obesidad, así como
otras patologías. Ha colaborado con los Departamento de Bromatología y Farmacia
de la UCM, así como con la Unidad de la conducta alimentaria en el Hospital
Ramón y Cajal. Graduada además en Enfermería por la Universidad Complutense de
Madrid, ha desarrollado su actividad en el Hospital Universitario Infanta
Leonor.
EL CONFIDENCIAL, Lunes 29 de junio de 2020
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