A.N.
La leche es, sin duda,
una de las bebidas que más polémicas causan. A pesar de ser una fuente de
proteínas completas (tiene calcio, magnesio, fósforo, zinc, yodo, selenio y
vitaminas del grupo B, así como, vitamina B12, A y D), muchas personas alegan
que no les sienta bien, les produce intolerancia o directamente engorda. De
igual manera es probable que hayas escuchado en más de una ocasión que no es buena para curar resfriados porque agrava
sus síntomas, entre ellos la mucosidad. Por no hablar de aquellos que aseguran
que somos los únicos animales que siguen bebiéndola una vez llegados a la edad
adulta.
Pero, ¿por qué esta
bebida sigue despertando tantos mitos a su
alrededor? ¿En qué quedamos entonces? ¿Es beneficiosa o no? ¿Se debe
tomar por la mañana o para dormir? Vamos a tratar de resolver algunas dudas al
respecto que están profundamente arraigadas en las
personas y la sociedad en general.
"Somos los únicos animales que la beben"
"Somos el único
animal que bebe leche toda su vida porque somos los únicos que podemos tener
disposición de ella. Se trata de un alimento muy completo a nivel de
macronutrientres y micronutrientes", cuenta Virginia Blanco,
de Nutritrining Entrenamiento y Nutrición y PT a El Confidencial.
"También somos
los únicos que construimos aviones o vamos vestidos", apunta Yago Pérez, dietista y
nutricionista. "Decir que somos los únicos que la beben
después de niños es un argumento de nula relevancia, la leche es necesaria,
especialmente para las mujeres que deben ingerirla
para aportar el calcio tan fundamental especialmente después de
la menopausia. Los médicos y la OMS recomiendan que se tome
a diario".
¿Eres intolerante o alérgico?
En la actualidad,
muchas personas aseguran no beber leche porque tienen 'alergia' o
'intolerancia a la lactosa'. Lo cierto es que son cosas diferentes,
como explica la dietista-nutricionista Aina Huguet Triay,
de Alimmenta:
"Una alergia es una reacción adversa que se tiene hacia una sustancia
alérgeno (proteína) que involucra una respuesta del sistema inmune, y puede
llegar a causar la muerte. Mientras que una intolerancia, el sistema
inmunitario no se ve involucrado, sino que es una reacción del sistema
digestivo, debido a un déficit o ausencia de enzimas".
"La alergia a la
proteína de la leche de vaca (APVL), únicamente afecta a una pequeña proporción
de la población. Puede afectar a cualquier grupo de edad, siendo más frecuente
en la primera infancia. Afecta a un 2% de la población. Dada
su gravedad, el tratamiento principal de una alergia es la eliminación total
del alimento o alimentos que contienen el alérgeno en cuestión. Por tanto, se
debería seguir una dieta estricta de eliminación de la leche, derivados y
productos que la contengan. En cuanto a la intolerancia a la lactosa
aproximadamente afecta al 35% de la población mundial. Aunque, es difícil
conocer la prevalencia exacta por la inespecificidad de los síntomas, por lo
que se estima que un tercio de la población presenta una mala absorción de
lactosa y que un 15% presente realmente una intolerancia a la lactosa,
caracterizada por la aparición de los síntomas (dolor abdominal, gases,
retortijones, hinchazón abdominal y/o diarrea), estos síntomas
pueden aparecer en mayor o menor grado dependiendo de cada persona y de su
nivel de tolerancia a la lactosa", añade.
"Una intolerancia a la lactosa supone una presencia insuficiente de
lactasa (el enzima que ayuda a digerir la lactosa). Dentro de
la intolerancia a la lactosa, existen diversos grados, dependiendo de la
cantidad de lactasa que produzca aquella persona. Hay personas que no tienen el
enzima (serán totalmente intolerantes) y otras que tienen simplemente un nivel
más bajo de lo normal, por lo que serán capaces de tolerar ciertas cantidades
de lactosa. Si se sospecha de malabsorción de la lactosa o bien, intolerancia a
la lactosa, se deben realizar las pruebas adecuadas, y evitar el
autodiagnóstico que puede llevar a que la persona suprima los lácteos de la
dieta de forma innecesaria", concluye. Yago Pérez añade: "En 20 años
de carrera profesional solo he visto cinco casos diagnosticados de
intolerancia, el 80% de los intolerantes pueden soportar un vaso de leche sin
problemas".
¿Agrava el resfriado?
La idea de que la
leche podría empeorar el resfriado no es nueva, pues se cree que agrava los
síntomas de los pacientes que tienen una secreción excesiva de moco.
Los estudios parecen haber concluido que esto, efectivamente, es cierto y no se
trata de un mito. Cuando se estudió hace un par de años, los doctores detrás del
hallazgo, que se publicó en la revista Laryngoscope,
esperaban desacreditar este vínculo entre las mucosidades y los productos
lácteos.
Sin embargo, llegaron
a otra conclusión: para el estudio reclutaron 6 hombres y 82 mujeres en
el Hospital Lister. Todos ellos se habían quejado de secreciones de moco los días anteriores, por lo
que se les sometió a una dieta sin lácteos. Desde el
tercer día la mitad bebió 350 ml de
leche de vaca entera, y el resto 350 ml de bebida vegetal de soja,
ambas con sabor por lo que no sabían cuál de las dos bebían. Los síntomas de
los que tomaban bebida de soja se redujeron en los días posteriores, no siendo
así los del resto.
No obstante, no hay
unanimidad de opiniones. " Por la composición de la leche, puede facilitar
la fabricación de mucosas tanto en la garganta (flemas) como en la nariz
(mocos). De ahí a que uno por beber leche tenga mocos, es otra cosa. O a pensar
que beber leche 'fabrica' mocos, tampoco", apunta Yago Pérez. De la misma
manera, el doctor Ian Balfour-Lynn, especialista
en enfermedades respiratorias de niños en el Royal Brompton Hospital de
Londres, explicó cuando el estudio salió a la luz que lo que sucede
es que "los pacientes al tomar leche se imaginan que tienen más moco en la garganta por la
viscosidad de la leche, pero no hay ninguna prueba real que refute
esto".
¿Y agrava el asma?
"Un elevado grupo
de la población cree que la leche podría aumentar otros síntomas clásicos del
constipado, entre ellos el asma", explica Aina. "Ya en el año 1993 se
intentó desmentir esta idea en un estudio realizado por Arney
y Pinnock, donde se estudió una población de 160 individuos de
los cuales 77 tenían la creencia de que la leche produce moco y 99 personas no
tenían esta creencia. A estos individuos se los dividió en dos grupos, a uno
sin ellos saberlo se les ofreció leche y al otro grupo, también sin ellos
saberlo, se les ofreció un placebo. Una vez se analizaron los resultados los
investigadores concluyeron que no existían diferencias significativas entre la
sintomatología que reportaban las personas que habían consumidos leche
de los que habían tomado el placebo. Por tanto no se pudo
demostrar que el consumo de leche aumentaba la mucosidad o el aumento de la
sintomatología de asma".
La dietista
nutricionista explica que en los últimos años, se han realizados numerosos
estudios científicos que estudiaban varios parámetros respiratorios tras el
consumo de leche. En la mayoría de los casos no se ha podido demostrar
ninguna relación entre el consumo de leche y un aumento de síntomas de asma.
"Por tanto, podríamos concluir que este mito es falso, la leche no agrava
el resfriado".
Mito: ayuda a conciliar el sueño
Existe una creencia
generalizada de que un buen vaso de este líquido blanco puede ayudar a
conciliar el sueño: lo cierto es que no existe una evidencia científica de que tomar leche antes de acostarse pueda
realmente ayudarte a descansar sin tener que contar ovejas, pero tampoco será
contraproducente. Pero, ¿de dónde viene el mito entonces? "Se debe a
que la leche contiene triptófano, un aminoácido que se
encuentra en los alimentos con proteína, precursor de compuestos como la
serotonina y la melatonina, hormonas relacionadas con el sueño", cuenta
Aina.
"Pero esto no es
tan fácil, ya que no produce un efecto inmediato. El triptófano necesita un
largo período de tiempo para ser asimilado y finalmente utilizado en la
síntesis de serotonina o melatonina. A parte de esto, para que el triptófano necesitará llegar al cerebro y atravesar la barrera
hematoencefálica, para ello necesitará la ayuda de transportadores
que también son necesarios para el paso de otros aminoácidos. Por tanto,
existirá una competición entre aminoácidos para poder cruzar esta
barrera", añade, explicando que hay otros alimentos, como el pollo, que
podrían ayudar mucho más que la leche a que cayeramos en los brazos de Morfeo.
Debido a la falta de evidencia y la fuerte creencia de las personas, la mayoría
de los expertos piensan que el potencial de promoción del
sueño de la leche está relacionado más con los efectos
psicológicos, e indican que el momento idóneo para tomarla es por la mañana o
por la tarde.
EL CONFIDENCIAL, Miércoles 1 de julio de 2020
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