Todos sabemos que educar hijos no es tarea fácil ni rápida. Educar a un hijo conlleva perseverancia, conocimiento y sobre todo mucha paciencia.
Cómo hablar con tu hijo
Gran parte del éxito de educar a tu hijo radica en la forma que
tengas de hablar con él. El mejor de los trucos que existen y que
convendría recordárnoslo a nosotros mismos a diario es hablar con el
niño como hablarías con cualquier otra persona: respeto, claridad y
buenas intenciones.
Para educar al hijo,
y no desesperarse demasiado, en muchas ocasiones solo hace falta poner
interés, dedicarle tiempo y tener mucha paciencia. A la hora de
comunicarnos con él es conveniente:
- Dejarle que se explique
- No interrumpirle constantemente para corregirle errores
- Hacer comentarios adecuados mostrándole interés
- Ponernos en su situación y contemplar su punto de vista
- Dedicarle el suficiente tiempo y darle la importancia que se merece
Claves para educar hijos
Las claves más importantes que deberíamos enmarcar en alguna pared de
casa bien visible, para poder verlas a diario son:
- Las conversaciones con tu hijo son importantes, no solo para su educación, también para tu “papel” de padre/madre. Dales la relevancia que se merecen y dedícales el tiempo y la exclusividad que se merecen.
- Las órdenes o indicaciones mejor siempre en clave positiva y una por vez. En vez de “no te subas a la mesa”, “ven al suelo que puedes caerte”.
- Sí, hay que repetirles las cosas una y otra vez para que acaben integrándose en sus rutinas. Pero tampoco hay que “perseguirles” y agobiarles, dales algo de margen. La insistencia junto a la paciencia son dos grandes aliados a la hora de educar a un hijo.
- Disfruta de las conversaciones y de las ocurrencias de tu hijo. No hagas que educar a tu hijo se convierta en una carga. Aprende a ver los pequeños detalles que le hacen único y que te sacarán más de una sonrisa. Recuerda lo bueno y házselo saber, no te fijes únicamente en sus errores.
- Evita las comparaciones, sobre todo cuando hay hermanos. Cada uno es de una manera, no tienen que salir todos iguales, y es muy probable que eduques a cada hijo de forma distinta. Las comparaciones y las “competiciones” entre ellos no son beneficiosas.
- Hay que procurar evitar las etiquetas y los juicios morales. Es más adecuado decirle que no ha recogido su habitación, que es un comentario completamente objetivo, a decirle que es un desordenado.
- Cuando aun son pequeños, hay que intentar desdramatizar algo sus travesuras y mentiras. A edades pequeñas suelen ser muy inocentes, no conviene reírse ni fomentarlas, pero tampoco ser excesivamente estrictos con ellos.
- Hay que tener mucha paciencia con ciertas etapas de su desarrollo, como son la etapa del “no”, la etapa de las rabietas, la preadolescencia y la adolescencia.
- Conviene decirles la verdad de las cosas, siempre adaptándola a su nivel de entendimiento según la edad que tenga. Ahora sí, tampoco pasa nada por decirle alguna “mentira piadosa” cuando aun son pequeños, con la finalidad de ahorrarle algún sufrimiento, sin llegar nunca a sobreprotegerles.
- Recuérdate cada mañana que educar al hijo es una tarea para siempre, que precisa de mucha paciencia, cariño, perseverancia, pero que reporta unos beneficios y una satisfacción incalculables.
Fotografía: Diego y su mama enero 2013
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