SILVIA ALAVA
Hoy en día hay muchas familias que se están viendo afectadas por la
crisis, muchos padres han perdido su empleo y hay familias incluso en
las que los dos padres están en paro. Todo ello nos afecta directamente a
los mayores, pero también a los más pequeños de la casa. Cómo vaya a
repercutir en ellos dependerá mucho de las diferencias individuales, y
sobre todo, de cómo lo enfoquen los padres. Hoy trataremos una serie de consejos que nos ayudarán no sólo a atenuar estos malos momentos sino a hacer que nuestros pequeños sean mejores personas:
1. Información, la justa y de manera positiva
Es
importante medir la información que se da a los niños, que sepan que es
una situación difícil, porque hay menos trabajo, menos dinero… pero no
dejemos que esto mine su seguridad y su confianza. Que los niños vean
que la situación no implica que no les queramos. No hay razón por la que
dejar de hacer cosas juntos y que aprendan a disfrutar de lo que
tienen.
Los niños son niños, y debemos de proteger su infancia.
No necesitan saber la situación económica de sus padres ni hacerles
partícipes de la misma hasta que son bastante mayores y puedan
entenderlo. Pero eso no significa que no les podamos decir que cuesta mucho ganar el dinero, que hay que ir a trabajar para conseguirlo,
que hay mucha gente que no tiene trabajo, que ahora papá o mamá no
tienen trabajo, y que por eso no se pueden comprar tantas cosas como
antes.
2. Somos su fuente de seguridad
La
principal fuente se seguridad y de confianza de un niño son sus padres, y
si están inseguros y temerosos esto les acabará afectando. No se trata de engañarles o de ocultarles la realidad, pero sí de no hacerles partícipes de lo que no les corresponde por su edad.
3. Hay otras formas de disfrutar del tiempo libre
Los
niños son muy observadores y seguro que han visto que a lo mejor este
año no se ha salido fuera de vacaciones, apenas se gasta en ocio… Por lo
que puede ser un buen momento para decirles que estar de vacaciones no significa hacer un viaje, al igual que tener tiempo libre no implica gastar dinero. Recuperemos
pequeñas diversiones como ir a pasar un día en familia de picnic al
campo, dar un paseo por el parque, pasear por la ciudad, quedar con
amiguitos a jugar…
En ningún momento, ni en época de crisis ni en las de bonanza, se debe asociar el ocio y el tiempo libre a gastar dinero.
4. Valorar lo que tenemos
En
la etapa anterior quizás hemos pecado de llenar a los niños de juguetes
y de cosas innecesarias que no han llegado a valorar. Cuando nos cuesta
poco o nada conseguir algo no lo valoramos, y precisamente eso les ha pasado a muchos niños, que “lo tenían todo” sin ningún esfuerzo. En
términos generales, los niños de ahora van a aprender a valorar más lo
que tienen, pues les costará más conseguirlo, y van a disfrutar más de
sus juguetes y de sus cosas, pues cuando tienen muchas cosas ni las
valoran ni las disfrutan.
La sociedad de consumo en la que
vivimos, se “ceba” tanto con los niños como con los adolescentes y los
adultos con mensajes del estilo ‘necesitas este juguete’, no basta con
tener una consola, hay que tener el último modelo… Quizás la crisis sirva para que todos utilicemos el sentido común
y no nos dejemos arrastrar por el consumismo atroz, ojalá nos ayude a
valorar lo que sí tenemos, las pequeñas cosas del día a día. Una de las
bases para ser feliz radica precisamente en eso, en valorar lo que
tengo, y no frustrarme por lo que no tengo.
5. Seamos solidarios
El
sentimiento de solidaridad es algo que los padres deben de transmitir a
los hijos, la necesidad de compartir tanto con los iguales como con los
más desfavorecidos, y la situación económica y social invita a hacerlo
ahora más que nunca.
6. Dar valor al esfuerzo
Es
importante que vean la importancia del esfuerzo, que valoren lo que
tienen, y que aprendan a ahorrar para el futuro. Esto implica demorar el
refuerzo, no conseguir las cosas de forma inmediata, algo fundamental
para poder tolerar las pequeñas frustraciones que, de seguro, se
encontrarán a lo largo de la vida. Por eso es bueno que les enseñemos a ahorrar.
Desde pequeños pueden tener una hucha en la que van guardando el dinero
que reciben de abuelos, tíos… (siempre cantidades pequeñas),
explicándoles que lo que se mete en la hucha no se gasta, que es para
tenerlo ahorrado, no solo por si quieren comprar algo en un futuro, sino
por si nos hace falta en algún momento. Cuando son un poquito más
mayores podemos dividir el dinero que reciben. Una parte para ahorrar,
que va a la hucha y no se puede sacar, y otra parte que sí que se puede
sacar.
EL CONFIDENCIAL, Martes 12 de marzo de 2013
Foto: octubre de 2012
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