El
gran aporte calórico y su abundante grasa -buena parte de ella saturada-
hacen que el consumo frecuente de magdalenas, sobaos y cruasanes no sea
saludable
La bollería industrial constituye una dulce tentación para niños y
mayores, pero su consumo habitual dista mucho de ser un hábito
saludable. La composición nutritiva de estos alimentos, muy calóricos y
con abundante grasa (buena parte de ella, saturada o Trans, las menos
saludables) aconseja limitar su presencia en la dieta de los más
pequeños a un día a la semana, ya sea en el desayuno ya entre horas. Y
este consejo es extensivo para adultos que ingieren este tipo de
alimentos.
Cuatro son los ingredientes básicos que componen la
bollería industrial: harina, grasa, azúcar y huevos. Son ellos los que
determinan su composición energética y nutritiva. Para conocerlos en
detalle, se han analizado tres magdalenas (Casado, La Bella Easo y
Bimbo), tres cruasanes (La Bella Easo, Dulcesol y Bimbo) y otros tantos
sobaos (La Cavada, Bimbo y Vega de Pas).
Calidad y composición nutricional
La harina de trigo es el ingrediente principal, lo que convierte a los hidratos de carbono
en el nutriente predominante. De media, representan la mitad del
alimento (unos 50 g/100 g) y el 50% de estos hidratos son azúcares que
se añaden para dar dulzor a estos productos de bollería, que no
destacan, empero, por su aporte proteínico (una media
del 5,1% del producto en las magdalenas, del 5,4% en los sobaos y de un
7,9% en cruasanes). En cuanto al estado higiénico-sanitario, los
análisis microbiológicos demostraron que era satisfactorio en las nueve
muestras. Por otra parte, el análisis específico de transgénicos reveló
que ninguno de estos productos de bollería contenía ingredientes
modificados genéticamente.
Las magdalenas, mejores
Las
magdalenas (de media, 3,16 euros/kilo) son más baratas que los sobaos
(4,65 euros/kilo) y, éstos, que los cruasanes (5,10 euros/kilo, de
media). Habida cuenta de los resultados del análisis (las magdalenas son
más saludables: su contenido en grasas saturadas es muy inferior al de
sobaos y cruasanes), la mejor relación calidad-precio corresponde a las
magdalenas más baratas, la Bella Easo, que salen a 2,97 euros/kilo.
Importante: conocer el tipo de grasa
La proporción de grasa se sitúa entre el 21,5% de las magdalenas La
Bella Easo y el 30,4% de los cruasanes Dulcesol, valores muy elevados si
se comparan con otros alimentos incluidos en el grupo de cereales (pan
blanco: 1%; pan de molde: 4,5%; cereales, 0,8%).
Pero tan
importante es la cantidad de grasa como su calidad, es decir, el tipo de
ácidos grasos que la componen. El análisis ha demostrado que las
magdalenas, desde un punto de vista nutricional y dietético, son
mejores, por su alto contenido en ácidos grasos insaturados, los más
saludables. De hecho, representan el 82% de los ácidos grasos en Casado y
La Bella Easo y hasta el 88% del aporte lipídico en Bimbo. En los
cruasanes y los sobaos más de la mitad de la grasa corresponde a grasa
saturada y grasa Trans, las menos saludables.
Grasas Trans, ¿Qué son?
El exceso de grasa saturada contribuye al aumento de los niveles de
colesterol-LDL, el colesterol malo, y de los triglicéridos en sangre, lo
que perjudica la salud del corazón y de las arterias. Los efectos de
los ácidos grasos Trans son incluso peores, porque no sólo incrementan
el colesterol malo, sino que también reducen el colesterol bueno o HDL.
Pero veamos qué son estas grasas Trans. Las grasas Trans se forman en el
proceso industrial (hidrogenación) que convierte el aceite vegetal
líquido en una grasa sólida y untuosa, pensemos en las margarinas por
ejemplo. En nuestro país no se ha implantado regulación alguna sobre el
uso de esta sustancia tan poco saludable, pero Dinamarca tiene
establecido un límite legal: menos de un 2% de grasas Trans en los
alimentos industriales. Y Estados Unidos obliga a que se especifique la
cantidad de grasas Trans en la etiqueta de los envases.
Las
tres muestras de magdalenas y los sobaos Vega de Pas presentaron la
menor proporción de estos ácidos grasos (las magdalenas Bimbo sólo
tenían un 0,05%). En el otro extremo, los sobaos La Cavada contenían un
1,42% de grasa Trans y los cruasanes Dulcesol un 1,58%, ambos por debajo
pero relativamente cerca del máximo fijado por Dinamarca (2%).
Mucho azúcar y demasiada grasa
Estos productos de bollería aportan, de media, 460 calorías cada cien
gramos. Los más calóricos son los cruasanes Dulcesol (497 cal/100 g) y
los menos calóricos los cruasanes Bimbo (426 cal/100 g). Una ración
ronda los 50 gramos, con lo que aporta unas 230 calorías, y las grasas y
los azúcares son los nutrientes más abundantes, justo los menos
saludables si se consumen en exceso. En cuanto a la sal, las magdalenas
son la opción más conveniente. Su presencia varió, en las magdalenas,
desde los 40 mg de sal cada 100 gramos de La Bella Easo hasta los 90
mg/100 g de Bimbo pasando por los 60 mg/100 g de Casado. Los cruasanes
fueron los más salados: Dulcesol llega hasta 730 mg /100 g (ocho veces
más que la magdalena más salada), le sigue Bimbo con 650 mg/100 g y La
Bella Easo se queda en 300 mg/100 g. Los sobaos quedan, en contenido de
sal, en una posición intermedia: desde los 120 mg/100 g de Bimbo hasta
los 280 mg/100 g de La Cavada. De todos modos, no puede considerarse
ninguno de estos productos como muy salado. De hecho, se considera que
un alimento tiene una cantidad excesiva de sal cuando alcanza los 1.800
miligramos/100 g.
Etiquetado
Tres de las nueve
muestras incumplen la norma de etiquetado: los sobaos Vega de Pas no
indican en el mismo campo visual toda la información requerida; además,
las magdalenas La Bella Easo ("azúcar rigurosamente seleccionado") y las
de Casado ("magdalenas con huevo") no cuantifican en su lista de
ingredientes la cantidad de los que destacan en sus etiquetados. La
información nutricional (no obligatoria, pero siempre deseable en
productos tan grasos y calóricos) se vio en siete de las nueve muestras;
los sobaos La Cavada y Vega de Pas fueron los únicos que no la
ofrecían.
Mejor un bocadillo de jamón e incluso pan con chocolate
Si
calculamos el valor energético y nutritivo de un bocadillo casero y lo
comparamos con un producto de bollería industrial como los aquí
estudiados comprobaremos cómo, aunque la diferencia de calorías no es
sustancial, sí es evidente la mejor calidad de los nutrientes de la
primera opción. Un bocadillo de jamón -50 gramos de pan y dos lonchas de
jamón- aporta unas 220 calorías, de las que la mayoría proviene de
hidratos de carbono complejos (23,5 g/100 g) y de una buena ración de
proteínas (14 g/100g), con apenas 8 g/100g de grasa, es decir, la mitad o
incluso tres veces menos de grasa que la bollería.
La misma
cantidad de pan acompañada de 25 gramos de chocolate con leche contiene
entre tres y cuatro veces menos grasa saturada y la mitad de azúcar que
las magdalenas, cruasanes y sobaos industriales. También se puede
sustituir la bollería industrial por productos de repostería casera,
que, pese a su gran contenido calórico, pueden prepararse con grasas
saludables, como aceite de oliva o girasol, e incluir ingredientes tan
recomendables como fruta, frutos secos o lácteos.
Para completar y ampliar la información
Comentarios
Publicar un comentario