MARIA VALERIO / Madrid
Que un niño pueda atragantarse mientras come es una preocupación común en muchos padres. En el caso concreto de los frutos secos, los pediatras recomiendan retrasar hasta los cinco o seis años su consumo para evitar el riesgo de asfixia.
"Yo recomiendo seguir el mismo criterio que con los juguetes con
piezas pequeñas", recomienda el doctor José María Moreno, coordinador
del Comité de Nutrición de la Asociación Española de Pediatría. "El
fruto seco en sí no es malo, de hecho, los pueden consumir si están
molidos, o como ingrediente en una tarta. El problema es que se
desprendan trozos suficientemente grandes como para obstruir las vías
aéreas", señala este especialista. "Un niño de más edad también puede
atragantarse comiendo pipas, pero es más difícil que se ahogue", apunta.
"Antes de los tres años, los niños no mastican bien todavía y es posible que algunos trocitos pequeños de frutos secos pasen accidentalmente a los bronquios o a los pulmones",
explica por su parte el doctor Jordi Pou, coordinador del comité de
Seguridad y Prevención de Lesiones Accidentales de la Asociación
Española de Pediatría (AEPED).
En Asturias, las autoridades investigan la muerte de una menor de año
y medio fallecida cinco días después de ser atendida en su centro de
salud después de atragantarse comiendo palomitas.
Sin entrar en elucubraciones sobre este caso, el doctor Moreno
explica que a veces el cuerpo extraño puede quedar 'atascado' en una
zona intermedia de los bronquios e inicialmente deja pasar algo de aire.
"Pero puede ocurrir que se mueva y tape completamente las vías aéreas, o
la inflamación que se haya ido produciendo a su alrededor acabe
impidiendo el paso del aire", explica.
Extraer el cuerpo extraño
Como prosigue el doctor Pou, si algún familiar es testigo del
atragantamiento y el niño no consigue eliminar el cuerpo extraño
mediante la tos (que es lo que ocurre en la mayoría de los casos), lo
indicado es que se le realice al pequeño una broncoscopia. Es decir, que
se le introduzca un pequeño tubo flexible por la laringe para ver y
extraer el trozo de fruto seco que se haya podido quedar 'atascado' en
el bronquio con riesgo de asfixia.
En otros casos, prosigue, ningún adulto ha visto al niño comiendo lo
que causó el atragantamiento y es probable que el cuerpo extraño se
quede en el bronquio (la localización habitual en el 80% de estos
casos), o incluso en el pulmón, causando una infección o una tos crónica que no remiten. "Este cuadro suele ser más crónico y se tarda más en diagnosticar porque no tenemos sospechas sobre la causa", añade.
Los signos que presenta cada niño dependen del tamaño del cuerpo
extraño, de su localización, su naturaleza, el grado de obstrucción que
produce y el tiempo que permanece en el sistema respiratorio, entre
otros factores. Algunos niños pueden pasar días o incluso meses sin
síntomas, lo que dificulta más el diagnóstico porque los padres no
relacionan el problema con algún fruto seco que comió días atrás.
Salvo que el objeto tragado por el niño sea metálico (o bien un
hueso, por ejemplo), la radiografía no permite ver si hay un fruto seco
alojado en el pulmón, "porque no son radiolucentes [no se aprecian en la
imagen radiológica]", aclara Pou. Sin embargo, esta prueba sí puede
mostrar de manera indirecta qué ha ocurrido, "por ejemplo, en el sitio
donde está alojado el fruto seco al aire le costará salir del pulmón".
Un problema demasiado frecuente
Según los pediatras españoles, entre el 60% y el 80% de los atragantamientos se producen por culpa de los frutos secos,
encabezados por los cacahuetes (que causan casi la mitad de los
accidentes). Y pese a que las estadísticas sobre mortalidad infantil por
atragantamiento y asfixia han descendido significativamente en las
últimas décadas, el ahogamiento por un cuerpo extraño representa nada
menos que el 40% de las muertes en menores de un año.
Los niños de uno a cuatro años son los que presentan mayor riesgo y,
como alertan los especialistas, a menudo, son los propios familiares
quienes les dan estos alimentos desconocedores de sus riesgos. En niños mayores de 11 años, los atragantamientos se producen mayoritariamente por objetos inorgánicos.
En el caso de objetos extraños no alimentarios, "el 29% de las
muertes por aspiración lo son por globos", tal y como señalan Javier
Korta Murua y Olaia Sardón Prado (del Hospital de Donostia), en esta revisión de la AEPED.
"Es importante aprender las maniobras básicas de reanimación, tanto
para adultos como para niños", aconseja el doctor Moreno. Además,
concluye, en el caso de los padres que vean a sus hijos atragantarse con
un fruto seco lo mejor es que no se confíen y acudan al médico.
EL MUNDO, Miércoles 20 de marzo de 2013
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