Nos surgen dudas como: ¿cuándo intervenimos y cuándo no? ¿cómo
hacerlo? o ¿por qué no hacerlo? Te contamos cómo debes actuar cuando tu
hijo se
pelea con otros niños en las situaciones más habituales.
Quieren el mismo juguete
Juan
está jugando tranquilamente en el parque con su cubo y su pala. De
pronto, viene otro niño y le quita la pala. A Juan no le hace ni pizca
de gracia e intenta arrebatársela.
¿Intervenimos? No
En
principio, no. A esta edad las peleas no suelen ser graves y, con un
poco de tiempo, los niños resuelven solos sus conflictos. Pero no
siempre es así. Si la
pelea por el mismo juguete
llega a las manos y se convierte en una lucha sin cuartel, entonces no
dudes en intervenir para separarles y protegerles. En la segunda parte
de la intervención puedes adoptar un rol mediador, es decir, acompáñales
en la búsqueda de un acuerdo que satisfaga a ambos. ¿Y si uno se queda
con la pala y el otro con el cubo?
Pellizca a su hermano a escondidas
Y
cuando lo descubres se te cae el alma a los pies. ¿Tu retoño hace eso
tan terrible a su hermano? ¡A escondidas! Tú que pensabas que los
celos eran cosa del pasado... ¿Haces como si no hubieras visto nada o le afeas su conducta?
¿Intervenimos? Sí
La
oportunidad que te brinda ese pellizco es entender los temores y
necesidades que llevan a tu hijo a relacionarse así con su
hermano. No es grave ni tremendo, simplemente expresa algo que no termina de digerir. Sin
reñirle,
puedes informarle de lo que has visto y hablar de lo que le pasa. Tu
intervención tiene el fin de proteger al pequeño y transmitirle
seguridad.
Lo toca todo en el supermercado
Luis se divierte mucho en el
súper.
Se dedica a pasar sus manitas por el mayor número de superficies
posible. Si son duras le basta con acariciarlas, algunas las coge y las
echa al carro; sin son blandas, como el pan o los plátanos, disfruta
apretando con los deditos. Su madre mira de reojo, no sabe si está bien o
mal, pero si tuviera que ir regañándole todo el rato no terminaría
nunca de hacer la compra.
¿Intervenimos? Sí
Aunque nunca
regañándole.
El niño toca todas esas cosas guiado por un saludable impulso de
aprendizaje, que en este caso choca con el respeto a la propiedad de
otro. Reconociendo su deseo de aprender, puedes explicarle que a los
dueños de la tienda no les gusta que se toquen todas sus cosas, y a
continuación ofrecerle una alternativa para cubrir su necesidad: dale a
explorar los productos que vas metiendo en el carro y proponle que coja
algunos él mismo. Así, aceptas su necesidad de manipulación y
aprendizaje y a la vez le enseñas que hay
normas relacionadas con respetar las cosas de otros.
No comparte sus cosas
Y
no hay manera. Silvia se rodea de sus muñecas y cuando tus amigos
llegan con su hija a pasar la tarde, no hay forma de que Silvia le deje
nada. Cuanto más insistes, peor se pone la cosa...
¿Intervenimos? No
Es importante reconocer su derecho a no
compartir.
Son sus cosas, no las tuyas, y debes respetar a la niña. Esto no tiene
nada que ver con el egoísmo, es un simple acto de reafirmación. Si su
amiguita quiere jugar, deja que se entiendan, pero no la obligues a
compartir. Si es una conducta que se repite siempre, puedes hablarle de
lo bien que se lo pasa uno compartiendo y darle ejemplo. Si lo que no
quiere compartir es un bien común entonces sí debes intervenir.
Explícale que es de todos, muéstrale que otros niños también quieren
disfrutar y negocia una forma de compartir el columpio.
Tiene una rabieta
Carmen
no sabe dónde meterse cuando Laura se tira al suelo gritando en mitad
de la calle. "Si no ha pasado nada", se dice Carmen. Lo ha intentado
todo, desde razonar con la pequeña hasta darle un par de buenos gritos,
pero nada funciona. A veces la deja berrear hasta que se cansa. Pero,
¡puede tardar tanto tiempo en cansarse...
¿Intervenimos? No
Intervenir
no es necesario, pero sí acompañar. O, mejor, intervenir acompañando.
Aunque no entiendas sus razones, los berrinches son una expresión de
rabia que
no debes bloquear. Hay que acompañar al niño para que no se haga daño y
abrazarle cuando te lo permita, apoyándole para dejar atrás ese estado
de ánimo.
Le pegan en la guardería
Un
día Daniel se despertó de mal humor. También al siguiente y al
siguiente. "Cole, no", se convirtió en la consigna matutina. Su madre
preguntó a la profe si Daniel tenía algún problema. Esta le contó que un
compañero la había tomado un poco con él, pero que eran "cosas de
niños" y no debía preocuparse. La resistencia de Daniel para ir a la
guardería crecía y su madre no sabía qué hacer.
¿Intervenimos? Sí
Nuestro
hijo lo está pasando mal, aunque aparentemente no tenga importancia, y
debemos darle herramientas para evitarlo. Habla con la profesora y con
él. Es importante que exprese lo que le pasa, ya que sentirá alivio y
apoyo. Puedes preguntarle directamente y compartir alguna anécdota
relacionada con el tema. También debes enseñarle a protegerse. No está
de más hablarlo con la profesora. Si está ocurriendo algo que altera
significativamente a nuestro hijo, es bueno que su "seño" lo sepa, es
posible que le falte información.
Pega en la guardería
Ricardo es el niño que pega a Daniel, su compañero de la
escuela infantil,
un día sí y otro también. Su madre recibe avergonzada las quejas de la
profesora, pero no sabe qué hacer. Cuando le pregunta a Ricardo si pega,
él siempre dice que no.
¿Intervenimos? Sí
La excesiva
agresividad
te informa de que algo no va bien. Una cosa es que de vez en cuando se
le suelte la mano y otra muy diferente que pegue sistemáticamente. Es
importante localizar su problema y, en paralelo, enseñarle a expresar su
rabia o desacuerdo de otra forma. ¿Cómo intervenir? El objetivo de tu
participación no es inhibir la conducta agresiva, sino saber qué le
ocurre al niño que le hace manifestarse de forma tan violenta. Además,
es importante enseñarle una forma diferente de expresar su agresividad.
Aunque solamente tenga dos años, puedes explicarle las consecuencias de
sus acciones. Si necesitas apoyo para descubrir lo que altera al niño,
siempre puedes acudir a un profesional que te ayude a localizar su
problema y solucionarlo.
Por: Lidia García-Fresneda.
Que información tan más interesante.
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