ÁNGELS GALLARDO
Las diminutas partículas químicas que desprenden los tubos de escape de los coches que circulan por Barcelona se cuelan por las ventanas y sobrevuelan el patio de las escuelas situadas en cualquier barrio de la ciudad. Este fenómeno, cotidiano y asumido, puede frenar de forma preocupante el proceso de maduración cognitiva y la capacidad intelectual de los escolares allí acogidos, según han alertado varias investigaciones realizadas en EEUU.
El dato, observado también en ancianos, se intenta corroborar y precisar ahora con el estudio 'Breathe', la mayor investigación realizada al respecto, en la que serán analizados 3.000 alumnos de 39 escuelas de Barcelona. Su objetivo es describir cómo la contaminación del tráfico interfiere de forma temporal o definitiva en los cerebros infantiles, que están completando su desarrollo.
EL PERIODICO, Domingo 10 de febrero de 2013
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