IVAN GIL
El bisfenol A, también conocido como BPA, es un producto químico utilizado para fabricar todo tipo de plásticos policarbonatos, latas de alimentos o bebidas, recibos de compras o extractos bancarios, CDs e, incluso, biberones. Su
presencia en los productos que utilizamos a diario es tan común que un
estudio del Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC,
por sus siglas en inglés) refrendó que más del 90% de los
estadounidenses tienen trazas en su organismo de esta sustancia, aunque
generalmente por debajo de la "dosis diaria tolerable". Un umbral de
seguridad que para la Agencia Nacional de Seguridad Sanitaria de Francia
(Anses) está subestimado, pues ha asegurado en repetidas ocasiones
que puede ser altamente dañino para las generaciones venideras,
especialmente en lo que respecta al cáncer de pecho.
La Autoridad Europea para la Seguridad Alimentaria (AESA) publicó el pasado mes de julio un informe donde alerta que los niños de entre 3 y 10 años son los más expuestos
al Bisfenol A debido a que su consumo de alimentos en relación a su
peso corporal es superior al que se da en otras edades. En
concreto, señala que en un 23% de los casos, las mujeres embarazadas
están expuestas a niveles del compuesto potencialmente peligrosos, por
lo que sus hijos tendrán más posibilidades de sufrir cáncer de pecho cuando crezcan. Unos
datos que van en sintonía con el panorama legislativo, pues el Senado
francés declaró ilegal este compuesto en octubre del pasado año.
Las autoridades sanitarias españolas aún no han movido ficha sobre
esta controvertida sustancia que se encuentra en el punto de mira de
los investigadores médicos. Sin embargo, desde la Unión Europea se están promoviendo diversos estudios para analizar su riesgo potencial
en la salud humana y legislar según sus resultados. La comunidad
científica internacional no ha conseguido consensuar un punto de vista
respecto a los perjuicios de la exposición al Bisfenol A, aunque sí
coinciden en subrayar que los bebés y niños pequeños son el grupo poblacional con más riesgos.
La
publicación de informes contradictorios ha contribuido a aumentar
todavía más la desconfianza de las organizaciones de consumidores, que
cada vez se preocupan más por la exposición crónica a esta sustancia.
Los informes más críticos, varios de ellos publicados en la prestigiosa
revista científica de la American Medical Association, concluyen que,
incluso a niveles muy bajos de concentración, el BPA puede estar asociado a la diabetes, la obesidad, la infertilidad, el cáncer de mama o de próstata,
los problemas cardiovasculares, las alteraciones en el desarrollo
neurológico y cerebral y a los trastornos del comportamiento.
La
Agencia de Alimentos y Medicamentos de EEUU (FDA, por sus siglas en
inglés) ha elaborado una serie de recomendaciones para limitar la
exposición de los consumidores a esta sustancia que se pueden resumir en
cinco puntos.
Código de reciclaje de las botellas
El código de reciclaje que indica el tipo de plástico usado para su
fabricación en la parte inferior del recipiente (código de
identificación de resinas) nos puede ayudar a identificar su presencia.
Los que pueden contener más trazas de Bisfenol A son aquellos con los números 7, 3 y 10.
Los plásticos que no contienen BPA, ftalato, ni poliestireno expandible
son los que llevan los códigos de reciclaje con los números 1 (Pete), 2
(HDPE), 4 (LDPE), y 5 (PP), según la Unidad Especial de Salud Ambiental
Infantil (PEHSU, por sus siglas en inglés).
Alternativas a las latas
Las
conservas envasadas se pueden encontrar tanto en envases de lata como
de cristal. La FDA recomienda abusar lo menos posible de las primeras ya
que el BPA utilizado en el revestimiento de las latas puede filtrarse
en el contenido de los alimentos, especialmente en el caso de los líquidos, como las sopas y las salsas.
Embotellado en vidrio
Hay
muchas alternativas a los envases plásticos, incluyendo el vidrio, la
cerámica, la madera o el acero inoxidable. Todos ellos son más
duraderos, reducen la generación de desechos y, por supuesto, la
exposición al BPA. Es especialmente recomendable sustituir el aceite
embotellado en plástico por el de vidrio, ya que tiene una mayor
tendencia a filtrarse en este producto.
Evitar las botellas que se rayen
La
FDA recomienda evitar el consumo de alimentos calentados en envases de
plástico en el microondas, así como hervir biberones de plástico hecho
con BPA. Cuanto más altas sean las temperaturas más fácilmente se liberará y filtrará en los alimentos este producto químico.
No reutilizar demasiadas veces
La
reutilización de botellas de plástico para beber, como es el caso de
las utilizadas por los deportistas, no debe ser demasiado prolongada
porque con el tiempo liberan más fácilmente el BPA.
EL CONFIDENCIAL, Lunes 26 de agosto de 2013
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