Ir al contenido principal

¿Es rentable enseñar a un niño a tener un espíritu crítico?

C.F. / MADRID

Conseguir que nuestros hijos cuestionen lo que otros proponen, o analicen desde el sentido común y la realidad no solo es rentable, sino que es fundamental para su vida, explican los expertos. Pero... ¿Cómo conseguir que razonen y contrasten con otras informaciones, consulten otras fuentes y profundicen en los hechos? ¿Cómo conseguir que no presenten una obendiencia ciega a las opiniones, principios y normas impuestas por los demás? ¿O, por el contrario, que no se opongan por sistema? Mediante el desarrollo de la capacidad crítica. «Algo fundamental para que nuestros hijos, con madurez y serenidad, hagan frente a la presión del grupo, especialmente en la adolescencia», puntualiza Javier Urra, doctor en Psicología con la epecialidad en Clínica, doctor en Enfermería y pedagogo terapeuta. La capacidad crítica es, a su juicio, una de las mejores herramientas con las que cuenta un adolescente para manejarse en un entorno lleno de diferentes ideologías y con un bombardeo permanente de estímulos relacionados con el consumismo, el seguimiento de determinadas modas, o el contacto con el mundo de las drogas.
Para Javier Urra, director de Urrainfancia y director clínico del programa recURRA-GINSO para padres e hijos en conflicto, si conseguimos educar a nuestros hijos para que sean críticos, estos serán capaces de formarse un criterio propio y podrán ir tomando sus propias decisiones en las distintas situaciones que se le presenten en la vida. «Nuestras herramientas serán el ejemplo, la coherencia, la compresión y la serenidad, y siempre y cuando su espíritu crítico respete las normas del hogar y los criterios de autoridad de los padres».
Así propone Urra en su libro «Propuestas prácticas para padres agobiados» (Espasa), enseñar y estimular el sentido crítico en nuestros hijos según su edad:

l . De 3 a 6 años: por lo general, los niños aceptan bien la autoridad paterna, salvo cuando no se satisfacen sus caprichos, que suelen ser momentos pasajeros. Incluso en la época en la que no paran de preguntar sobre el porqué de las cosas, los niños niños se dan por satisfechos con las respuestas de los padres.

2. De 7 a 11 años: la autoridad de los padres se asienta cuando los niños empiezan a cuestionar tanto sus propios porqués como las explicaciones que reciben. Utilizan nuevos argumentos, como los de sus amigos, y comienzan a manifestar sus propios gustos y opiniones con mayor seguridad. Según alcancen mayores cotas de autonomía, irán formando un criterio propio ante los distintos acontecimientos que se irán sucediendo. 

3. Entre los 12 y los 16 años: la autoridad de los padres se confirma, pero estos deben estar preparados a confrontar con sus hijos los motivos de sus decisiones, teniendo en cuenta la edad y la capacidad, pues si se ha fomentado en exceso el espíritu crítico, los hijos acabarán cuestionando los criterios educativos y normativos de los padres, sobre todo, en la adolescencia, que es una etapa en la que cualquier tipo de autoridad —familia o colegio—, se cuestiona. Es entonces cuando la presión del grupo de amigos es más influyente en las ideas, opiniones y conductas de nuestros hijos. Es con ellos con quien más hablan de aquello que les preopupa o les afecta. Por eso es esencial que los padres conozcamos a los amigos de nuestros hijos, con quien van, y asumir que, si queremos que sean críticos con ellos, lo serán también con nosotros, con nuestras normas y con nuestra autoridad. Pero no hay lugar para el miedo: los padres han de avanzar con sus hijos en esta etapa y afrontarla con serenidad, paciencia, comprensión, tolerancia y mucha comunicación.

Ejercicios para enseñar a crear opinión

 
ABC, Sábado 17 de agosto de 2013

Comentarios

Entradas populares de este blog

«Los buenos modales no están de moda, pero es imprescindible recuperarlos»

FERNANDO CONDE Hoy en día es frecuente enterarte por los medios de noticias relacionadas con la falta de respeto, el maltrato, el acoso, etc. Podemos observar muchas veces la ausencia de un trato adecuado a los ancianos, la agresividad incontrolable de algunos hinchas de fútbol; la poca estima a la diversidad de opiniones; la destrucción del medio ambiente; el destrozo del mobiliario urbano y un largo etcétera que conviene no seguir enumerando para no caer en el pesimismo que no conduce a nada y el problema seguirá ahí. Un problema que podríamos resumir en que se ha ido perdiendo el valor de la dignidad humana en general. Los modos para alcanzar la felicidad, siempre deseada, se apartan de las reglas y normas de conducta más elementales de convivencia colectiva que han acumulado las culturas y los pueblos a través de los siglos. La idea de que «la dignidad empieza por las formas» que resume este artículo es una afirmación bastante cierta, porque la forma, no pocas veces arrastr

Qué le pasa a tu bebé cuando dejas que llore sin parar

  GINA LOUISA METZLER Muchos padres creen que es útil dejar llorar a su bebé. La sabiduría popular dice que unos minutos de llanto no le hacen daño, sino que le ayudan a calmarse y a coger sueño. Se trata de la técnica de la espera progresiva , que fue desarrollada por el doctor Richard Ferber, neurólogo y pediatra de la Universidad de Harvard en el hospital infantil de Boston (Estados Unidos) , y que sigue utilizándose en la actualidad en todo el mundo. Casi nadie sabe en realidad lo que ocurre a los bebés cuando siguen llorando, pero las consecuencias físicas y psíquicas podrían afectarles toda su vida. Cuando un bebé llora sin que sus padres lo consuelen, aumenta su nivel de estrés , ya que, a través de su llanto, quiere expresar algo, ya sea hambre, dolor o incluso necesidad de com

¿Qué hay detrás de las mentiras de un niño?

ISABEL SERRANO ROSA Los niños no son mentirosos, pero mienten . Lo hacen cuando tienen algo que decir o que aprender. Hasta los cuatro años, con sus historietas sorprendentes, quieren narrarnos su mundo de fantasía. Somos la pantalla en la que proyectar su película. Entre los cuatro y los siete años construyen su mini manual de moralidad con ideas muy sencillas sobre lo que está bien y mal, basado en sus experiencias "permitido o no permitido " en casa y en el colegio. Con su gran imaginación, las mentiras son globos sonda para saber hasta dónde pueden llegar. Entre los ocho y los 12 años la realidad se abre camino y la fantasía se vuelve más interesada.  El pequeño pillo de nueve años desea ser bueno, pero se le escapan las trolas por el deseo de gustar a los demás, ocultar alguna debilidad o evitar castigos. En general, mienten a sus crédulos coetáneos o, por el contrario, les escupen a la cara alguno de sus descubrimientos del trabajo de campo que significa crecer.