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Las tablas de puntos: pegatinas que educan

Le mando a pensar al rincón y se va tan feliz”, “me enfado con él y se parte de risa”, “le prometo recompensas y se olvida”... Estos son algunos métodos que usan algunos padres para conseguir que sus hijos obedezcan y que con ellos no funciona. Entonces, ¿hay algo que podamos hacer para que nos hagan caso? ¿Cómo consiguen en los coles que todos los niños obedezcan a la primera?


Los elogios y prestarles atención cuando hacen algo bien es la mejor manera de educar a nuestros hijos en positivo, pero hay veces en las que el niño puede tener una conducta muy arraigada y hay que recurrir a algún “extra”. Era lo que les pasaba a los papás de Elena, que había cogido la costumbre de meterse en su cama cuando se despertaba en medio de la noche. Cada vez que pasara la noche entera en su cuarto, recibiría un punto que podría canjear el fin de semana (un punto: un sobre de cromos; dos puntos: al cine; cinco: al zoo...). Las tablas de puntos o tablas de progresos son muy efectivas para cambiar comportamientos concretos; eso sí, hay que utilizarlas adecuadamente y no abusar de ellas. Siguiendo estos pasos serán un éxito:

La conducta que queremos cambiar

Hay que elegir bien la conducta que queremos cambiar: tiene que ser algo que esté en su mano, que pueda controlar. Algunos consejos:
  • Que el mensaje sea claro y objetivo: No vale “mantener el cuarto ordenado” ni “ser bueno”. Los niños entienden los mensajes claros y concisos como “recoger los juguetes después de usarlos” o “acudir cuando te llame”.
  • Que no sea demasiado ambicioso: Si sabemos que nuestro hijo es muy inquieto, no podemos pedirle que permanezca toda la comida sentado, pero sí darle una pegatina por aguantar cinco minutos sin levantarse y después ir aumentando los tiempos.
  • Que la conducta a cambiar esté formulada en positivo. Por ejemplo, “quedarme en mi cuarto si me despierto por la noche” en vez de “no despertar a papá y mamá”.

Tres tipos de tabla sencilla y atractiva

1.- Tabla sencilla de cinco casillas: En una cartulina, dibujamos una tabla con una sola fila (el comportamiento a cambiar) y columnas con los días de la semana (de lunes a viernes). Para hacerla más atractiva, en vez de hacer filas y columnas podemos dibujarla en plan recorrido (como el juego de la oca).
2.- Tabla con tres conductas: En realidad solo queremos cambiar una, pero utilizamos las otras dos para reforzar al peque. Por ejemplo, si ya sabe quitarse la ropa solo y pedir ir al baño pero no le gusta lavarse los dientes después de comer, incluiremos las tres conductas en forma de filas. Al conseguir premios y aprobación por las conductas que no le cuestan, será más fácil cambiar aquella con la que tiene más dificultades.
3.- Tabla para situaciones especiales: Es la que usa la mamá de Daniela cuando la lleva al súper, porque sabe que la niña es muy traviesa. En cualquier papel que encuentra por el bolso hace una tabla sencilla y le dice que si la rellena entera luego irán a comer un helado. Cada vez que Daniela ayuda a mamá a colocar las cosas en el carro, acude a la primera llamada o devuelve a la estantería las cosas que ha cogido por su cuenta, recibe una pegatina.

Colocar la tabla en un lugar bien visible

Por ejemplo, podemos ponerla en la pared de la cocina o en el salón y, si nos “curramos” el diseño, los niños estarán más motivados. ¿Cómo? Pues colocándola en la nevera con imanes llamativos en vez de pegatinas, haciendo dibujos con su personaje favorito... Además, es mucho mejor si en la tabla se usan imágenes (pegatinas de caritas sonrientes, fotos…) en vez de palabras. Por ejemplo, si lo que queremos es que pida ir al baño, podemos poner un dibujo de un inodoro o una foto del peque sentado en su orinal.
En casa de Luisa fueron más allá. Al lado de la tabla de los peques, los adultos colocaron otras para ellos: papá recibía premios por cada día que pasara sin fumar y mamá por las horas que estaba sin mirar el móvil. Así los niños aprendieron que papá y mamá también se esfuerzan para cambiar cosas. En cada tabla había una foto graciosa de cada uno (sacando la lengua, tirándose del pelo...) porque, hay que recordarlo, esto es como un juego. Los premios fueron salidas en familia que el ganador elegía: un parque especial, una visita a los primos...

Como en todo juego, hay que respetar las reglas

  • La gratificación debe ser lo más inmediata posible: muchos papás optan por llevar pegatinas encima para dárselas en el momento.
  • Hay que mantener el compromiso: no funciona si un día le damos pegatina y otro se nos olvida o no le damos el premio que le habíamos prometido.
  • Solo caritas sonrientes: estamos trabajando el refuerzo positivo y se tiene que plantear como algo divertido, como un juego. Por lo tanto, solo se obtienen puntos cuando se consigue la conducta buscada, no le pondremos “puntos negativos” cuando no la haga ni le quitaremos pegatinas cuando se porte mal por otra cosa.
  • No pasarnos: este sistema funciona si se usa de forma excepcional. Si no conseguimos que el peque cambie su conducta y han pasado 10-15 días, es mejor dejarlo y esperar a que esté preparado. En el caso de que hayamos tenido éxito, es recomendable dejar pasar el mismo periodo de tiempo antes de hacer una nueva tabla.


Por: Natalia Gómez
Asesor: Jesús Jarque. Pedagogo, orientador de Educación Infantil y Primaria. www.familiaycole.com

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