M.J.PÉREZ-BARCO / MADRID
El tiempo libre del verano es un buen momento para
reflexionar sobre la relación que tenemos con nuestros hijos. Hacer un
autoexamen puede ser muy conveniente, porque quizá no lo estemos
haciendo tan bien o mal como creemos. Óscar González, profesor y director de Escuela de Padres con Talento,
ha observado que muchos padres cometen errores a la hora de establecer
una relación fluida y equilibrada con sus hijos. En su opinión, esto es
lo que no hay que hacer para que los hijos crezcan felices:
1. No prestarle atención, es decir, no dedicarle nuestro tiempo al niño.
Ni prisas, ni agobios, ni estrés... el tiempo que compartamos con
nuestro hijo es único e irrepetible. Por eso, hay que establecer un
orden de prioridades y dedicarle el tiempo y atención que merece. «Una
de las peores cosas que podemos hacer es no atenderlo pues el mensaje
que le transmitimos es el siguiente: me importas bien poco», dice Óscar
González. Como mínimo es necesario media hora en exclusiva, pero este
profesor explica que no es tanto cuestión de tiempo como responder en el
momento a la demanda del niño. «Puede ser que al salir de colegio, nos
muestre una ficha que ha hecho y su alegría. En ese momento requiere
toda nuestra atención. Es más valioso para él ese instante que la media
hora de después».
Claro, que el profesor advierte que esto no hay que
confundirlo con ignorar las conductas negativas del niño, por ejemplo
cuando coge una rabieta. Entonces, lo mejor es ignorarle.
2. Nunca debemos decirle que no le queremos
o amenazarlo con que no lo vamos a querer. El cariño y amor hacia
nuestro hijo es innegociable, incondicional y no podemos usarlo como
arma de chantaje.
3. No coaccionarle ni imponerle ideas y conductas. Los
padres son los guías de los hijos, sus acompañantes. Por eso, deben
dejarle que evolucione y, a medida que vayan creciendo y adquiriendo
mayor autonomía, empezará a tomar sus propias decisiones. Debemos dejar
que sean ellos quienes las tomen (podemos aconsejar pero no imponer) y
que aprendan que en esta vida todo tiene consecuencias.
4. No tener en cuenta sus emociones,
es decir, no dejar que expresen sus sentimientos. Desde bien pequeños
se les puede enseñar a que identifiquen las emociones: tristeza, enfado,
alegría... Y cuando son más mayores aprovechar cualquier momento para
conversar sobre cómo se siente él o cómo se siente otro. Por ejemplo,
los dibujos animados ayudan a expresar muchas emociones. González
también recomienda que «los padres muestren sus emociones a los hijos e
incluso pueden explicarles y mostrar que están enfadados por alguna
conducta impropia del hijos».
5. Permitirle absolutamente todo.
No establecer normas y límites, dejando que el niño imponga su voluntad
dónde y cuando él quiera. Así no alcanzará la felicidad. Está
demostrado que los niños necesitan escuchar de nuestra voz la palabra
«NO», pues les ayuda a comprender que viven y conviven en una sociedad
que se rige por normas y no por un deseo irrefrenable.
6. Castigarlo físicamente. El castigo físico es algo que tenemos que desterrar de la sociedad actual.
ABC, Jueves 29 de agosto de 2013
Imagen: Diego 08/06/2013
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