Ir al contenido principal

¿Puede un niño practicar el "running"?

C.F. / MADRID
Según los expertos, el «running» realizado a una intensidad moderada y adaptada a la condición física de cada niño es una buena opción. Todos hemos visto que los niños mimetizan los actos de sus mayores. Por ello, cuando llega la pregunta, que en un principio es tímida... de «papá, ¿te puedo acompañar?», debemos estar preparados. «Correr para un niño debe ser, sobre todo, un juego», explica la doctora Eva Ferrer Vidal-Barraquer, autora del libro «Cambia tu vida, ponte a correr» (Ediciones Oniro). «Siempre es más sencillo hacerle practicar deporte si se trata de una actividad divertida, que él no sienta como una obligación», añade. Es decir, prosigue, «si decidimos salir a correr con ellos, tenemos que enfocarlo como un momento de recreo y dejar que ellos den en todo momento su opinión al respecto».
Ferrer también recomienda seguir una serie de pautas que pueden llevar a que el niño continue con esta afición a lo largo de su vida. A nivel psicológico es importante, señala esta doctora, «que el niño reciba un refuerzo positivo de sus padres. Si estos le explican a sus hijos lo que sienten al correr, los niños lo entenderán. Pero mucho cuidado. Hay que tener presente que los niños no son adultos en pequeño, sino que presentan características especiales que deben ser tenidas en cuenta. Para ello necesitamos ser flexibles y adaptar la actividad física a la criatura, y a su capacidad de adaptación al ejercicio». 

Cómo implicar a un niño en el «running»

Ante todo, los padres han de ser «sensatos» y «responsables», advierte Ferrer. «Que el niño nunca sienta que es una obligación. Debe ser un juego y como tal, una actividad divertida». Para ello, hay una serie de trucos que los padres siempre pueden poner en marcha. Por ejemplo, elegir un circuito o un espacio para correr no sea aburrido. «De este modo, las conocidas frases "me canso", "me aburro", no aparecerán, o como poco, tardarán en decirlo. Hay que ser realistas», afirma esta doctora. Otro de sus consejos es llevar al pequeño por espacios abiertos, entre la naturaleza, a la playa, el parque... «Así se sentirá libre. Además hará que el adulto descubra de primera mano flores, árboles... y muchas otras cosas en las que es probable que no se haya fijado nunca con anterioridad». Y además, «el niño conseguirá desfogarse, que decían nuestras abuelas. Y eso es algo que todos agradecemos».
Este sería el plan a seguir que aparece en el libro «Cambia de vida, ponte a correr» (Ediciones ONIRO), y que está programado según la edad del niño: 

Los más pequeños hasta 5 años
Si el running es la actividad escogida ha que tener en cuenta que los médicos y entrenadores aconsejan no empezar a correr por edades por debajo de los cinco años. Hasta entonces no se alcanza cierta madurez en la manera y postura requeridas para correr y es mas fácil sufrir lesiones. «Y como ya hemos dicho antes —recuerda la doctora—, si queremos que el niño lo disfrute, debe ser parte de un juego y que él sienta que no está forzado, no vayamos con exigencias». 

De los 5 a los 8 años
«A estas edades podemos hacer que el running forme parte de sus juegos habituales (pilla-pilla, el escondite, el pañueño, etc.). El objetivo no es correr de forma técnica sino que el juego implique correr, y en todo caso, ir aumentado las distancias. De este modo, sin darse cuenta, los niños pasan un buen rato corriendo, trabajan sus piernas, su sistema cardiovascular, y también el respiratorio, pero sin estar sujetos a reglas técnicas. Disfrutan de la libertad del juego», asegura esta médico especilizada en Medicina del Deporte. «El fin es pasarlo bien, esto que no se olvide», recuerda.

De los ocho a los 12 años
A estas edades lo que suele ocurrir es que corren «a lo loco». Quieren llegar a la meta o completar el recorrido que se les determina, pero no son capaces de medir sus fuerzas. «Hay que explicarles, sin grandes palabras ni solemnidades, qué significa correr y que existe una técnica para que no se cansen tanto». «Esta también es la esta edad ideal —continua Ferrer—, para que el niño salga en bicicleta al lado de sus padres y vaya sintiendo lo que es correr. Es una buena manera de que empiece a vivir la experiencia de lo que puede ser el día que salga ya a correr junto con papá o con mamá». Por supuesto, insiste, «hay que seguir recalcando la parte lúdica del running». 

A partir de los 12 años
La evolución y desarrollo a esta edad es fulgurante. Tienen una facilidad impresionante para mejorar y conseguir retos personales. Apuntarse a una carrera sencilla como la de los 5 kilómetros, sin grandes expectativas pero con la idea de acabar es un magnífico objetivo en esta etapa de su crecimiento. Eso sí, advierte Ferrer, «también puede llegar entonces el momento en que nuestro hijo no se sienta cómodo corriendo. Para el padre que es "runner", es difícil asumirlo. Lo sabemos. En esos caso, hay que respetar siempre la voluntad de nuestros hijos. Es su vida». Pero si la criatura finalmente se decide por el atletismo, y concretamente por el "running", los padres deben estar ahí para mostrarle su apoyo.

La elección de las zapatillas, crucial

 ABC, Viernes 2 de agosto de 2013

Comentarios

Entradas populares de este blog

«Los buenos modales no están de moda, pero es imprescindible recuperarlos»

FERNANDO CONDE Hoy en día es frecuente enterarte por los medios de noticias relacionadas con la falta de respeto, el maltrato, el acoso, etc. Podemos observar muchas veces la ausencia de un trato adecuado a los ancianos, la agresividad incontrolable de algunos hinchas de fútbol; la poca estima a la diversidad de opiniones; la destrucción del medio ambiente; el destrozo del mobiliario urbano y un largo etcétera que conviene no seguir enumerando para no caer en el pesimismo que no conduce a nada y el problema seguirá ahí. Un problema que podríamos resumir en que se ha ido perdiendo el valor de la dignidad humana en general. Los modos para alcanzar la felicidad, siempre deseada, se apartan de las reglas y normas de conducta más elementales de convivencia colectiva que han acumulado las culturas y los pueblos a través de los siglos. La idea de que «la dignidad empieza por las formas» que resume este artículo es una afirmación bastante cierta, porque la forma, no pocas veces arrastr

Qué le pasa a tu bebé cuando dejas que llore sin parar

  GINA LOUISA METZLER Muchos padres creen que es útil dejar llorar a su bebé. La sabiduría popular dice que unos minutos de llanto no le hacen daño, sino que le ayudan a calmarse y a coger sueño. Se trata de la técnica de la espera progresiva , que fue desarrollada por el doctor Richard Ferber, neurólogo y pediatra de la Universidad de Harvard en el hospital infantil de Boston (Estados Unidos) , y que sigue utilizándose en la actualidad en todo el mundo. Casi nadie sabe en realidad lo que ocurre a los bebés cuando siguen llorando, pero las consecuencias físicas y psíquicas podrían afectarles toda su vida. Cuando un bebé llora sin que sus padres lo consuelen, aumenta su nivel de estrés , ya que, a través de su llanto, quiere expresar algo, ya sea hambre, dolor o incluso necesidad de com

¿Qué hay detrás de las mentiras de un niño?

ISABEL SERRANO ROSA Los niños no son mentirosos, pero mienten . Lo hacen cuando tienen algo que decir o que aprender. Hasta los cuatro años, con sus historietas sorprendentes, quieren narrarnos su mundo de fantasía. Somos la pantalla en la que proyectar su película. Entre los cuatro y los siete años construyen su mini manual de moralidad con ideas muy sencillas sobre lo que está bien y mal, basado en sus experiencias "permitido o no permitido " en casa y en el colegio. Con su gran imaginación, las mentiras son globos sonda para saber hasta dónde pueden llegar. Entre los ocho y los 12 años la realidad se abre camino y la fantasía se vuelve más interesada.  El pequeño pillo de nueve años desea ser bueno, pero se le escapan las trolas por el deseo de gustar a los demás, ocultar alguna debilidad o evitar castigos. En general, mienten a sus crédulos coetáneos o, por el contrario, les escupen a la cara alguno de sus descubrimientos del trabajo de campo que significa crecer.