Ahora que los colegios han arrancado las clases, las agendas
familiares se llenan de nuevo de actividades extraescolares. Es seguro
que muchos padres habrán apuntado ya a sus hijos a diferentes clases y
entrenamientos deportivos, pero ¿cuál es el ejercicio ideal para los
niños a cada edad? ¿A partir de qué año pueden practicarlo más
seriamente?
"Los médicos sabemos que el ejercicio físico es fundamental,
imprescindible en la vida de los niños", explica a ELMUNDO.es el doctor
Juan Casado Flores, jefe del servicio de Pediatría del Hospital Niño
Jesús de Madrid. "De hecho, ellos hacen ejercicio espontáneamente (mueven los pies cuando son bebés, gatean, corren...), porque se lo pide su propio cuerpo, y si un niño no se mueve probablemente es porque está enfermo".
Lo que sí es importante, subraya este especialista, es adecuar el
tipo de ejercicio a cada etapa de la vida y siempre, teniendo en cuenta
que el deporte infantil debe cumplir varias características: "Que no
ponga en riesgo su salud, que sea algo querido por el niño, que sea
divertido para ellos, y que movilice todos los músculos del cuerpo".
En este sentido, Maite Gómez, profesora de la Facultad de Actividad
Física y del Deporte de la Universidad Europea de Madrid, especifica que
en la edad preescolar y escolar son preferibles "las actividades
predeportivas orientadas al movimiento en general, y que estimulan la coordinación, el equilibrio, la motricidad...". Esta etapa, aclara la especialista, les otorga a los niños un bagaje motor para desarrollar posteriormente cualquier deporte.
A su juicio, es un error preparar a los niños específicamente para un
único deporte en edades muy tempranas ("antes de los 6-7 años"), porque
en esa etapa predeportiva es incluso recomendable que vayan cambiando
de práctica deportiva, "porque eso les da mayor bagaje motor y les
permite ir decantándose hacia lo que realmente les guste".
Jordi Álvaro, especialista en la misma Universidad, aclara la
diferecia entre actividad física ("que los niños hacen de forma natural
desde que pueden andar") y entrenamiento propiamente dicho. En este tipo
de actividad más regulada, él coincide con sus colegas en que es importante que los niños realicen diferentes deportes para que adquieran el dominio de muchas actividades.
"Sólo a partir de los 14-15 años se va produciendo la especialización",
pero incluso en el caso de chavales que practiquen una sola disciplina,
recomienda a los entrenadores "otras actividades que complementen la
riqueza motora del niño".
La natación, la gimnasia y el atletismo, el fútbol, el baloncesto, el
baile, el ballet... "cualquier ejercicio que movilice todos los
músculos del cuerpo de manera asimétrica es beneficioso en la infancia",
coincide el doctor Casado [en comparación con aquellos deportes que
consisten en repetir un gesto con un único grupo muscular]. "Además, si
es un deporte en equipo todavía es más beneficioso, porque les enseña a
socializar, a integrarse en el grupo, a tolerar la frustración...".
Como añade el profesor Álvaro, "la especialización precoz que se produce en disciplinas como la gimnasia,
la danza, la natación o el tenis, en las que los niños empiezan a los
ocho o nueve años, es desaconsejable y en su caso debería complementarse
con otras actividades".
De hecho, continúa el pediatra, hay que evitar que la actividad física se convierta en una "esclavitud
si al niño no le gusta" y evitar la práctica competitiva antes de que
su desarrollo muscular se haya completado ("que en unos chicos puede ser
a los 14, a los 17 años..."). En este sentido, la profesora García
admite que se empiezan a ver en escuelas deportivas infantiles, donde el
ejercicio está mal pautado, lesiones propias de deportistas
profesionales (como la osteopatía de pubis que sufren algunos
futbolistas adultos).
Jordi Álvaro aconseja proteger especialmente la columna vertebral de
cargas intensas ("en fase de consolidación"), así como la cabeza y los
ojos en disciplinas concretas. Aunque los niños son especialmente
flexibles, las lesiones más frecuentes a esas edades están relacionadas con caídas y traumatismos
(esguinces, fracturas...). "Cuando se empieza una práctica de más
exigencia a partir de los 14-15 años, se debería hacer un reconocimiento
cardiaco para evitar lesiones previas o congénitas no diagnosticadas".
"El deporte en la infancia es formativo y lúdico, y no se puede
entrenar como si todos fueran a ser olímpicos", apunta Álvaro. "El
ejercicio físico debe ser algo divertido, no una tarea más", destaca
Casado. "Lo fundamental es tener en cuenta la edad y las características
del niño a la hora de planificar la actividad", resume por su parte la
profesora García.
El Hospital Niño Jesús de Madrid organiza el próximo 27 de
octubre la carrera 'Corre por el niño', que pretende recaudar fondos
destinados a la investigación de enfermedades infantiles. En la edición
de 2012 se recaudaron 40.000 euros.
EL MUNDO, Sábado 14 de septiembre de 2013
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