S.F.
El 30% de los niños de entre 6 meses y 5 años sufre problemas de insomnio,patología asociada a malos hábitos a la hora de ir a dormir, ha informado el Hospital Universitario de La Candelaria.
En ese centro se atiende a unos 150 niños al año por trastornos vinculados al descanso. Aunque se piensa que el insomnio es un problema de adultos, el 30% de los niños entre los 6 meses y los 5 años sufre esa patología.
Añade que terrores nocturnos, sonambulismo, somniloquias, ronquidos, bruxismo o eneuresis nocturna, constituyen los trastornos más frecuentes de los pacientes pediátricos
Los trastornos provocados por déficit de sueño se pueden presentar en cualquier etapa de la vida del ser humano, desde la lactancia hasta la vejez, y si bien son muy similares tanto en adultos como en niños hay alteraciones que son propias de los más pequeños.
El diagnóstico, intervención y tratamiento de ese tipo de patologías se hace fundamental en los niños puesto que el sueño es la actividad en la que más horas invierten y si la calidad de su descanso no es la adecuada, lo que repercutirá negativamente provocando alteraciones diurnas de comportamiento, complicación de otras enfermedades, dificultades cognitivas y conductuales del aprendizaje.
Cuando los niños presentan de forma habitual signos de irritabilidad, hiperactividad, mal humor diurno o incluso signos que evidencian gran dependencia hacia sus cuidadores, los padres deberán sospechar que puede existir un trastorno relacionado con el sueño y el descanso del niño.
El primer paso es acudir al médico de familia en Atención Primaria, quien evaluará el tipo y gravedad del problema para posteriormente remitirlo a la Unidad de Patología del Sueño si fuese necesario.
Cuando esos casos no pueden ser resueltos en Atención Primaria, son las Unidades de Patología del Sueño las responsables en continuar con el diagnóstico y estudio de los pacientes pediátricos que cursan trastornos cronificados o complejos.
Así, por ejemplo, ese departamento efectúa estudios poligráficos de sueño y otras pruebas diagnósticas que acompañarán a una historia clínica del paciente pediátrico, en la que también se han verificado cuestionarios para conocer la calidad del sueño y posibles causas del trastorno junto a una evaluación neuropsicológica.
Algunas de las técnicas diagnósticas y terapéuticas más empleadas son las polisomnografías estándar, poligrafías respiratorias, test de patencias múltiples y vídeopolisomnografías, entre otras.
Entre la patologías más habituales destacan los terrores nocturnos; y el sonambulismo (incorporarse de la cama para deambular de forma indecisa, salvando obstáculos y tras el despertar no se recuerda nada de lo ocurrido).
También destacan las ritmias del sueño (movimientos repetitivos de algunas partes del cuerpo durante el adormecimiento); las mioclonías fisiológicas (impresión de caída al vacío); somniloquias (emisión de palabras o frases durante el sueño); bruxismo (rechinar dientes durante el sueño); eneuresis nocturna (micción involuntaria durante el sueño más de tres veces al mes); ronquidos y apneas-hipoapneas del sueño, narcolepsia e insomnio.
ABC, Jueves 9 de febrero de 2017
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