NEUS PALOU
El huevo es un alimento sumamente saludable y nunca debería faltar en
una dieta. Con 85 kcal, un huevo estándar de unos 60 g aporta unos 6 g
de proteína, la misma cantidad de lípidos (grasa) que se concentra en la
yema. Precisamente en la yema es donde se concentran los mayores
porcentajes de vitaminas y minerales destacando sobre todo las vitaminas
A, D, B12 y E, y minerales como hierro, fósforo, zinc y calcio.
“A nivel alimenticio el huevo se suele tomar como referencia por su
composición proteica, se le considera “proteína patrón” por su alto
valor biológico ya que contiene todos los aminoácidos esenciales y en
una proporción adecuada como para cubrir necesidades nutricionales.”,
explica la naturopata especialista en nutrición Adriana Ortemberg.
A nivel de grasas, también tiene un alto contenido, pero debemos
tener en cuenta que no todas las grasas son iguales ni tienen los mismos
efectos en nuestro organismo. El huevo posee mayormente grasas
insaturadas, grasas beneficiosas. Además, contiene lecitina que es el
responsable de disolver las grasas y fluidificar la sangre.
En los últimos años el huevo ha sido un alimento denostado por su
aporte en colesterol e incluso prohibido en muchas dietas. “En cuanto al
colesterol, que es lo que suele preocupar (210 mg aproximadamente en la
yema de un huevo), hay estudios que demuestran que precisamente su
contenido en fostadilcolina tiene un efecto hipocolesterolémico y
antiaterogénico porque reduce la absorción de colesterol.”, comenta
Ortemberg.
Es importante comer huevos especialmente durante la etapa del
crecimiento, dado que contribuye con el desarrollo de los músculos y a
la mineralización de los huesos. Los huevos también poseen colina, muy
conveniente para la alimentación de mujeres embarazadas, ya que facilita
el correcto desarrollo del sistema nervioso central del embrión, junto
con el ácido fólico.
Sobre la cantidad semanal recomendada, la Organización Mundial de la Salud
recomienda que su consumo semanal no supere los 10 huevos, teniendo en
consideración aquellos que se incorporan a nuestra dieta a través de
productos como pasta, repostería, etc.
“La composición nutricional puede variar por factores como la
alimentación, genética y edad de las gallinas, aunque siempre serán más
recomendables los huevos de procedencia ecológica.”, acoseja Ortemberg.
¿Cómo conservarlos adecuadamente y saber si están frescos?
Los huevos siempre deben conservarse refrigerados. Su duración es de
28 días aproximadamente desde su puesta, y se considera extra frescos
cuando se limita su consumo a 9 días.
Para saber si un huevo está fresco podemos sumergirlo en crudo en un
recipiente con agua. Si el huevo va hacia el fondo del recipiente, es
que está fresco. Si queda de forma intermedia, puede que tenga ya una
semana, pero si flota está poco fresco. Esto sucede porque su cámara de
aire (espacio entre la cáscara y la clara, formada por membranas de
protección) aumenta a medida que pasan los días, a más cámara de aire,
el huevo flota y más viejo es.
Hay que tener en cuenta que el huevo puede ser portador de gérmenes
patógenos como salmonella (enteritidis), escherichia coli y
estafilococos, cuyos principales síntomas en nuestro organismo son
aquellos que afectan al tracto gastrointestinal. Por este motivo es
aconsejable consumir sólo aquellos que estén con su cáscara bien limpia
(sin materia fecal) y no rota, ya que, si esta barrera de protección
está dañada, la entrada de gérmenes estará asegurada.
LA VANGUARDIA, 12/08/2016
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