LAURA PERAITA
La doctora Alex Richardson,
experta en Omega3 de Laboratorios Ferrer e
investigadora de la Universidad de Oxford,
ha estudiado cómo la nutrición afecta al aprendizaje. Es una de las autoras de
un ensaño clínico realizado en el Reino Unido que demuestra que aumentar el
consumo dietético de Omega 3-DHA en niños en etapa escolar con bajos niveles de
lectura tiene como resultado una notoria mejoría en el desempeño de lectura y
el comportamiento.
¿Qué tipo de
comportamiento mejora exactamente el Omega en los niños?
El consumo de Omega-3 EPA (ácido
eicosapentaenoico) y DHA (ácido docosahexaenoico) mejora el aprendizaje. Muchos
ensayos han demostrado que el aumento de su ingesta puede reducir los síntomas
del TDAH en poblaciones clínicas y no clínicas. (Bloch and Qawasmi 2011, Hawkey
& Nigg 2014). Estos síntomas comportan dificultades en la atención y la
concentración, impulsividad (actuar o reaccionar sin pensar en las
consecuencias), hiperactividad y otros problemas de comportamiento.
En muchos niños, la ansiedad y el bajo estado de
ánimo, mejoran después de un aumento de la ingesta de ácidos grasos de cadena
larga Omega-3 EPA/DHA. Esta premisa se sustenta con la evidencia de que el EPA,
a dosis de al menos 1000 mg/día, puede reducir los síntomas de la depresión,
como se demuestra a partir de muchos ensayos clínicos hechos en población
adulta (Mocking et al, 2016; Hallahan et al 2016). De hecho, desde 2006, la Asociación Americana de Psiquiatría ha
recomendado el tratamiento de 1.000 mg/día para la depresión en adultos,
basándose en las pruebas que se han hecho durante los ensayos clínicos
controlados (Freeman et al 2006). Por desgracia, los ensayos de
investigación similares en niños y adolescentes con depresión siguen
siendo insuficientes todavía, pero no se conocen riesgos para estos grupos de
edad al aumentar la ingesta diaria de cadena larga omega-3.
Nuestros ensayos en la Universidad de Oxford también han demostrado
que la ingesta extra de Omega-3 aporta beneficios en la lectura y la escritura
en aquellos niños con Trastorno del desarrollo de la coordinación (Richardson y
Montgomery 2005) y en aquellos niños con recursos económicos más limitados
respecto a la población escolar general. (Richardson et al 2012). Y además,
nuestros últimos estudios escolares mostraron mejoras significativas en
el sueño de los niños. (Montgomery et al 2014). Esto podría ayudar a
explicar los beneficios de los ácidos grasos Omega-3 en el estado de ánimo, el
comportamiento y el aprendizaje, pero aún se necesitan más estudios para
confirmarlo.
¿Cuál es el
consumo adecuado de Omega3-DHA en esta etapa infantil?
Las diferencias individuales en el metabolismo
(incluyendo algunos factores genéticos) juegan un papel importante a la hora de
determinar las ingesta adecuada, en la etapa infantil, de ácidos grasos omega-3
de cadena larga (EPA/DHA).
Los expertos recomiendan al menos 500 mg al día
de EPA/DHA para la salud general cardiovascular en adultos y más de 1.000 mg al
día para los cuadros depresivos y otras enfermedades de salud mental en los
adultos. Estas tomas pueden no ser inapropiadas para niños en edad
escolar, de hecho la mayoría de los ensayos que se han hecho con niños
se han utilizado dosis dentro de estos parámetros.
¿Qué
alimentos ricos en ácidos grasos Omega-3 son recomendables en la infancia?
Los pescados y mariscos son las mejores
fuentes dietéticas de EPA y DHA. En España, consumir pescado de 2 a 4 veces por semana forma
parte de las pautas dietéticas recomendadas, mientras que en Reino Unido se
recomienda que los niños coman como mínimo 2 porciones de pescado a la semana,
una de las cuales debe ser pescado azul (como salmón, atún, sardinas,
arenques, caballa, etc.), ya que éstos son los más ricos en EPA y DHA.
Sin embargo, puede ser difícil lograr este tipo
de consumo en la práctica. En un estudio reciente, nuestro equipo de
investigación de Oxford descubrió que 9 de cada 10 niños en edad escolar (de 7 a 9 años) del Reino Unido no
lograban ingerir el nivel recomendado de pescado y marisco. Como
resultado, sus niveles de Omega-3 de cadena larga en sangre eran muy bajos (tan
bajos que los adultos con los mismos niveles estaban en el grupo de mayor
riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares). Además, los niños con
bajos niveles en sangre de ácidos grasos Omega-3 DHA también
obtuvieron puntuaciones más bajas en las pruebas de lectura y memoria, y —según
las opiniones de los padres— más problemas de conducta y trastornos del sueño.
¿Qué cantidad de
ácidos grasos Omega-3 se debe aumentar para que reporten beneficios para el
comportamiento y el aprendizaje infantil?
Esto varía según la dieta de fondo y otras
diferencias individuales, como se ha señalado anteriormente. Para la mayoría de
la gente que lleva una dieta occidental, un incremento de 1.000-2.000mg/día
(equivalente a alrededor de 4
a 8 comidas principales en las que se come
pescado/marisco cada semana) es probablemente necesario para alcanzar
unos óptimos niveles para el cerebro y el cuerpo, aunque muchos estudios sobre
los niños han descubierto los beneficios de la suplementación con sólo
550-750mg/día.
¿Hasta qué edad
podemos notar los efectos de los ácidos grasos Omega-3 en el rendimiento
educativo?
La mayoría de los ensayos publicados en esta área
han involucrado a niños de 6
a 12 años. Sin embargo, no hay ninguna razón
por la que niños mayores a esas edades no deban beneficiarse de ello
–especialmente por lo que respeta a la atención, concentración, comportamiento,
estado de ánimo y algunos resultados cognitivos como la memoria a corto plazo o
la velocidad de procesamiento–. Precisamente, beneficios de este tipo se han
encontrado en ensayos controlados que incluían estudiantes universitarios de
entre 18 y 40 años. Por lo tanto, ¡nunca es demasiado tarde para empezar!
Dicho esto, una intervención a una edad más
temprana es obviamente mejor para los resultados educativos que dependen del
aprendizaje secuencial y de la práctica repetida en el tiempo, como el progreso
con la lectura.
¿Deberían los
comedores escolares incluir una dieta más rica en ácidos grasos Omega-3?
En mi opinión, sí que deberían. Asegurar que el
pescado y el marisco estuvieran muy presentes en los menús escolares y
promoverlos de manera que interesasen a los niños, ayudaría a mejorar tanto su
salud física y mental como su bienestar y rendimiento.
(El pescado y el marisco se deberían consumir
idealmente varias veces por semana en lugar de platos de carne que son
ricos en grasas omega-6. También sería de gran ayuda si la comida
escolar contuviera menos aceites vegetales ricos en omega-6, tales como el
maíz, el girasol, el cártamo y la soya, que se encuentran en muchos alimentos
procesados).
ABC, Martes 30 de agosto de 2016
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