ALEJANDRA SÁNCHEZ MATEOS
Una mala nutrición es una de las causas de una mala salud. Mientras
que cada vez la población está más concienciada sobre cuáles son los
hábitos más correctos y saludables, el torrente de información y los mensajes que nos llegan, a veces son contradictorios.
En el caso de los lácteos ocurre esto. Desde aquellos que consideran
que no es “natural” tomar leche porque “somos los únicos mamíferos que
lo hacemos después de la lactancia”, hasta que lo mejor es tomar leche desnatada y olvidarse de la entera.
Sin embargo, en esta vorágine de opiniones un estudio trata de desmitificar esto.
¿Entera o desnatada?
Algunas personas consumen leche desnatada para cuidar la línea e
incluso si es sin lactosa mejor para evitar digestiones pesadas, además
de que cada vez hay mas casos de intolerancia a la lactosa.
No obstante, un estudio de la Universidad de Tufts (Boston), descubrió que aquellos que consumen productos lácteos ricos en grasas, son menos propensos a desarrollar diabetes tipo 2 que los que toman lácteos bajos en grasas o alternativas.
Para llevar a cabo la investigación, los científicos analizaron biomarcadores sanguíneos y 15 años de datos de 3.333 participantes de los estudios Nurses’ Health y Health Professionals Follow-up.
El equipo descubrió que los participantes con los niveles más altos de grasa láctea en sangre, tenían hasta un 46% menos de riesgo de desarrollar diabetes en el lapso de 15 años, en comparación con los que tenían los niveles más bajos.
Los expertos discrepan
Sin embargo, las calorías ya es otra historia. La principal
diferencia entre una leche entera a una desnatada son las calorías que
aporta -una taza de 30 ml de leche desnatada son 10 Kcal, mientras que una de leche entera tiene casi el doble, 19- y muchos no quieren ganar kilos de más.
Aunque, este estudio también ha mostrado una tendencia a reemplazar la grasa con azúcar o
hidratos de carbono (en un intento de aumentar el sabor que falta, una
vez que se ha descremado), pero el azúcar y los carbohidratos aún son
mayores aliados de la diabetes que la grasa.
Mozaffarian, uno de los investigadores de la Universidad de Tufts, afirma que “sus resultados son preliminares y aún no deben ser tomados como consejo para la dieta”.
Opinión que también comparte la Dra. Nogués, responsable de la Unidad
de Nutrición del Centro Médico Teknon, quien asegura que todas estas
afirmaciones han de tomarse con mucha cautela para no confundir a la
población.
“No estoy en contra del consumo de lácteos pero sí de consumirlos enteros, ya que van cargados de grasas saturadas. Nosotros los recomendados bajos en grasas,
como un yogur desnatado y una leche como mínimo semidesnatada (ya que
la desnatada no sabe a nada). Incluso ha habido controversia si a los
niños se les debía dar o no lácteos enteros, pero al final lo
recomendado es darles los bajos en grasas”, asegura Nogués.
Además afirma que “también hay estudios que afirman que una dieta rica en grasas puede dificultar la acción de la insulina y
por ello, obstaculizar el paso del azúcar que está en la sangre a la
célula y esto a la larga puede llevarnos a una diabetes”.
A pesar de estos estudios, la guerra contra los lácteos enteros
continúa y por regla general los expertos se han puesto de acuerdo en
que lo más recomendable es consumir productos semidesnatados o desnatados.
LA VANGUARDIA, Miércoles 31 de agosto de 2016
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