STEPHANIE JANKOWSKI
La he oído antes de verla.
Está quejándose entre dientes porque su hija no para de llorar.
Obviamente, nadie le ha recordado a esta mujer que los niños pequeños
lloran. La niña, abrazada a las piernas de la mujer, pide que la coja en
brazos. Repite una y otra vez con su vocecita: "Cógeme, cógeme". ¡La
mujer parece realmente enfadada porque su hija quiera que la coja en
brazos! Quizás esta señora debería intentar ser un poco más agradecida.
Hay gente por todo el mundo que mataría por un niño adorable, un niño
sano... simplemente, un niño.
Cuando doblo la
esquina, por fin consigo ver a esa desastrosa madre. Ahí está: con toda
su fuerza, la cara roja y ojos de loca. Cuando se da cuenta de que estoy
mirando, intenta calmarse un poco, avergonzada aparentemente por tener
testigos de su diatriba. Por mucho que lo intente, parece no poder
contener la furia que lleva dentro. Sigue ignorando a la bonita niña,
que lucha por su atención, y opta por escribir en el móvil en lugar de
atender a la pequeña, que suplica ayuda para hacer los deberes. ¡LOS
DEBERES! ¡Qué no daríamos cualquiera de nosotros por tener un niño que
quisiera practicar los trazos de las letras del abecedario! Esta madre
no sabe lo fácil que lo tiene y desde luego que no lo valora, vista su
cara de molestia.
"¡¿CUÁNTAS VECES TE LO TENGO QUE DECIR?!"
Ahora
le está ladrando órdenes a su hijo, que se encoge al oír su voz severa.
A regañadientes y gruñendo, convierte las palabras en armas. Un
"¿VALE?" de su boca, con ese tono, pasa de ser una pregunta a ser un
puñal afilado y listo para usarse. Me pregunto si es consciente del
miedo que da. Si yo fuera un niño, estaría aterrado.
Un rugido surge de sus entrañas, le sube por la garganta y estalla en el aire.
¡DAOS PRISA!
¡AHORA!
¿¡QUÉ ACABO DE DECIR?!
Los niños soportan ese aluvión de duras miradas que lo dicen todo. Están diciendo: "No tengo paciencia para que te comportes como alguien de tu edad" y "Hoy nada de lo que hagas está bien".
Los niños soportan ese aluvión de duras miradas que lo dicen todo. Están diciendo: "No tengo paciencia para que te comportes como alguien de tu edad" y "Hoy nada de lo que hagas está bien".
Siento como si fuera
a presenciar un accidente de coche atroz y, aunque me tirara a la
carretera, no podría hacer nada por evitarlo.
Con miedo por lo que
pueda ver, hago contacto visual de mala gana con la mujer en el espejo.
Por un segundo, no oigo nada. La sala se está quedando en silencio.
Miro a mi bebé, que está llorando porque está cansada. Le prometo a mi
dulce niña de cuatro años que le ayudaré a unir los puntos en su
cuaderno de actividades tan pronto como limpie el suelo del baño después
de que su hermano de seis años lo haya vuelto a dejar empapado con sus
travesuras en la ducha.
Hoy el trabajo ha sido una locura, pero a
las ocho de la tarde doy por finalizada la jornada; me niego a mirar el
móvil para que no surja otro problema y tenga que volver. Odio cómo me
he comportado hoy. No he apreciado a mis hijos, ni les he mostrado
suficiente amor. Les he contestado sin interés alguno y he fingido que
les prestaba atención cuando decían: "¡Mami, mírame!" porque he dejado
que, cosas que no deberían importar, me consumieran. Se supone que
respirar hondo ayuda, pero cuanto más aire cogía, más sofocada me
sentía. Vuelvo a mirar al espejo.
¿Esa soy yo? No lo parece.
Miro a mis hijos. Se parecen a mí.
Aunque
no les he dado lo que se merecían hoy, siguen dándome exactamente lo
que necesito. Mis hijos son inocencia, comprensión y ternura. Incluso en
mis peores días no dudan en tirarse a mis brazos, olvidándose al
instante de lo enfadada que estaba y lo mal que les he hablado. Mis
hijos son amor incondicional, hasta cuando les pongo condiciones sin
darme cuenta. Son mejores de lo que yo puedo llegar a ser, con esos
brazos cariñosos y rebosantes de perdón.
Este post fue publicado originalmente en la edición estadounidense de 'The Huffington Post' y ha sido traducido del inglés por Irene Martín Pineda.
Seguir a Stephanie Jankowski en Twitter:
www.twitter.com/crazyexhaustion
Comentarios
Publicar un comentario