ANA R. CARRASCO
Superada la vuelta al 'cole' llega el momento de planificar el año
académico y las rutinas de los pequeños de la casa. Según el Instituto
Nacional de Calidad y Evaluación (INCE) más del 70% de los alumnos de Primaria y más del 60% de los de Secundaria realizan alguna actividad extraescolar.
La oferta es enorme y muchos padres se preguntan cuál es la que más
conviene a sus hijos y si no estarán saturándoles con unas agendas casi
tan apretadas como las suyas.
Las actividades extraescolares
aportan numerosos beneficios en la personalidad del niño y suponen una
gran oportunidad para que desarrollen habilidades en las que no se
incide en el colegio. "Lo más importante es que contribuyen a mejorar la autoestima y un autoconcepto positivo en el niño", explica Verónica García, psicopedagoga y neuropsicóloga infantil de ISEP Clínic Madrid.
En
opinión de la experta, a la hora de escoger es fundamental sentarse con
los pequeños y tener en cuenta sus preferencias. "Es muy importante que
el niño se sienta vinculado con lo que está haciendo, las
extraescolares no deben plantearse como una prolongación del 'cole', sino como unas tareas a las que se ha comprometido y a las que va contento".
A
la hora de escoger el primer problema que se plantea es qué actividad
elegir. La oferta es enorme y muchos colegios se esfuerzan por incluir
novedades en su calendario. "Lamentablemente en muchos centros se siguen
impartiendo las mismas actividades que hace 20 años", afirma Agustín de
la Mora, director general de Futuros Talentos, empresa especializada en
este tipo de actividades. "Curiosamente son los colegios públicos los más innovadores
en este sentido ya que las actividades se programan a través de la AMPA
y los padres incorporan actividades en las que los niños puedan
desarrollar capacidades que ahora mismo se necesitan en el mercado
laboral y el desarrollo integral de los niños como robótica,
programación o pilotaje de drones".
¿CÓMO ESCOGER?
Habitualmente, las extraescolares se pueden clasificar en deportivas (fútbol, baloncesto, patinaje...), creativas (música, teatro, pintura...) y académicas (idiomas,
matemáticas divertidas, informática...). Cada grupo presenta unos
beneficios distintos y es importante elegir en función de aquello que
sea más adecuado para nuestro hijo. "No hay una actividad mejor que otra, depende de cada niño y sus circunstancias, sus capacidades y necesidades", aconseja la psicopedagoga.
Las actividades deportivas favorecen
la concentración, promueven un estilo de vida saludable y repercuten de
forma beneficiosa en los procesos de aprendizaje. "Los niños
desarrollan valores como el espíritu de superación, el compañerismo, el
autocontrol y la tolerancia a la frustración", apunta la experta. En el
Colegio Ágora Sant Cugat de Barcelona, las actividades deportivas son
las más populares de su amplio catálogo. "En los deportes de equipo se
fomentan muchos valores y se ayuda a superar la timidez. Además, hemos
eliminado muchos prejuicios, por ejemplo con las chicas futboleras",
asegura Francesc Guijosa, jefe del departamento de Actividades
Extraescolares.
Por su parte, en las actividades de tipo académico
se apoya a los niños con problemas de aprendizaje y se refuerza lo
estudiado en clase. Además, los alumnos con ganas de saber cosas nuevas
sacian su curiosidad y, en general, obtienen mejores resultados en todas las materias ya
que se refuerza lo aprendido en el aula de forma lúdica. Mientras que
en las de tipo artístico se potencian las destrezas manuales y la
motricidad y se favorece la expresión de sentimientos. "Los
alumnos que se decantan por actividades musicales consiguen mejores
resultados en el área de matemáticas ya que contribuyen al desarrollo de
la creatividad e imaginación", asegura García.
Precisamente
alrededor de las actividades artísticas y creativas nace Semilla, un
espacio creativo infantil que cuenta entre sus socios con el DJ y
productor musical Carlos Jean. "En cuanto surgió la oportunidad de
involucrarme en este proyecto no lo dudé. La educación en nuestro país
debería ser tan importante como el himno o la bandera y no moneda de cambio entre gobernantes",
afirma Jean. "Cuando oigo que los niños ya no tienen tanta imaginación
como antes no me lo puedo creer, ¡tienen la misma fantasía de siempre!
Lo que ocurre es que hemos dejado de estimularles", asegura Elisa
Tolosa, educadora infantil y directora de Semilla. En esta escuela se
«huye» de lo tecnológico para volver al juego, a lo manual y a las
actividades "de siempre". ¿Un ejemplo? "En nuestra ludoteca propusimos
jugar al juego de la oca. Lo primero que me sorprendió es que ninguno de
los niños lo tenía en casa ni lo conocía. Lo disfrutaron muchísimo, el
simple hecho de tener que tirar los dados ya les entusiasmó".
En ocasiones, los niños dejan de querer practicar una u otra actividad. Muchos
padres se preguntan si deben forzarles a ir. "Depende de la situación,
si lleva muy poco tiempo apuntado, menos de un mes, por ejemplo, hay que animarle a que continúe algún tiempo más para que se adapte, pasado ese momento no hay que forzar",
aconseja la psicopedagoga. Si el deseo de abandonar la actividad se da a
mitad de curso, lo más habitual es que haya "un problema de fondo" por
lo que hay que indagar en el percance que ha tenido nuestro hijo. "Es
básico escuchar al niño para ver cómo se ha generado el problema. Si le
forzamos a ir estaremos creando una situación de estrés, justo lo
contrario a lo que se busca con estas actividades".
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