Carla Domecq, psicóloga clínica infanto-juvenil aseguró en una de sus
charlas en «El sitio de tu recreo» que el uso de los dispositivos
audiovisuales, fundamentalmente la televisión, es perjudicial para un
desarrollo sano de los menores de siete años.
- ¿Por qué hay que evitar la televisión hasta los 7 años?
Porque el sistema nervioso central y el resto de sistemas están
terminando de formarse. Toda la sobre-estimulación que pueda venir por
el sentido visual y el auditivo exclusivamente, afectan e interfieren en
un desarrollo equilibrado.
-¿Qué ocurre hasta esta edad?
A esa edad las energías del niño están centradas en la exploración a
través de sus miembros, manos, pies y sentidos (como si fuera un radar
que capta todo lo que hay a su alrededor). Toda la atención está puesto
en eso.
Por eso es imprescindible desarrollar y hacer hincapié en actividades
como el juego, que favorezcan esa actividad frente a otras en las que
no estén utilizando sus miembros ni todos los sentidos, como la
televisión (en la que sólo utilizan el sentido visual y el auditivo y de
manera parcial)
-¿No es una misión imposible?
No es imposible, pero sí difícil. Porque actualmente las familias son
muy nucleares: no cuentan con un apoyo más extenso de la familia,
vecinos, comunidad educativa… que les ayude en la tarea del cuidado de
los pequeños. Tampoco el mercado laboral permite que los horarios sean
flexibles para que los padres y la gente que se ocupe de los niños se
puedan repartir. El cansancio o estrés que arrastran los padres y madres
en este contexto es grande y, por lo tanto, tener que organizar
constantemente un plan para hacer con los hijos, implica un esfuerzo
para el que no siempre hay energía. Por eso es «misión imposible».
Lo ideal es que el hecho de que la televisión antes de los siete años
no es beneficiosa, fuera comprendido por varias personas y círculos del
entorno y que todos transmitamos el mismo mensaje y actuemos con
coherencia. La coherencia como hecho aislado es difícil, si buscas la
coherencia en todos tus ámbitos es más fácil.
-¿Qué efectos perjudiciales tiene en los pequeños?
Les sobrecarga el sistema nervioso central a través del sentido visual y auditivo.
No les da una noción real del espacio y el tiempo, lo que provoca desconexión sobre cómo funciona el mundo.
Les quita tiempo de juego y de exploración que es en lo que más
tienen que invertir cuando son pequeños. Y en comunicarse con niños y
con adultos.
Además del hecho de que puede que reciban mensajes que no sean acordes con los valores de esa familia.
-¿No pueden ver ni dibujos o series infantiles?
En esta ocasión nos hemos centrado en los efectos orgánicos y
cognitivos sobre el niño. El tema de los contenidos tienen que ver más
con los valores de cada familia. Habrá series infantiles que a unas
familias les gustará y a otras no. Lo que siempre aconsejo es que los
adultos revisen y supervisen los contenidos.
-¿Por qué no deben verlo nunca recién levantados o antes de acostarse?
Cuando nos queremos dormir tenemos que llevar al sistema nervioso a
un estado de tranquilidad, de calma. La televisión sobre-estimula. Al
levantarse, lo mismo: nos encontramos en un estado de calma y
necesitamos activarnos. La televisión excita, pero sin activar el
cuerpo. Además, hace que el niño pase de un estado a otro de una manera
brusca. Por la mañana, lo ideal es pasar a la acción poco a poco:
desayunar, hablar con los padres, hacer alguna manualidad. La televisión
altera de manera contradictoria: les emboba sin que se despierten
porque no mueven el cuerpo.
-¿Qué tiempo máximo sería recomendable?
Para los menores de siete años no recomendamos ver la televisión. En
caso de que la vean, sería sólo a partir de 4 años y no más de 20
minutos tres veces a la semana. Las pautas serían tener siempre la
supervisión de un adulto.
-¿Tiene los mismos efectos negativos la televisión que los iPad u otras pantallas?
Los ipads u otras pantallas son más perjudiciales. La diferencia con
la tele es que en estos aparatos son los propios niños los que manejan
los tiempos (de encendido, de apagado, para ir hacia delante, hacia
atrás…) con lo cual es menos «real» todavía.
Cuando son muy pequeños les da una sensación de inmediatez todavía
mayor. Los pequeños hoy lo quieren todo ya; muestran una impaciencia por
todo y este tipo de dispositivos contribuye a esa falsa sensación de
realidad.
ABC, Miércoles 28 de octubre de 2015
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