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"Los niños que tienen miedo al castigo mienten más"

Barcelona (Redacción de Vivirmejor.com).- “Uno de los principales problemas que tienen los padres es aplicar normas y que se cumplan. En muchos casos los niños se han convertido en dueños de la situación y no las aceptan. Hay un exceso de sobreprotección y unos modelos sociales que dificultan la educación”.
Ante esta realidad, Montse Domènech, pedagoga y psicóloga infantil, escribe el libro Edúcame bien. 100 respuestas para madres y padres preocupados.

- ¿De qué manera se debe fomentar una buena comunicación entre padres e hijos?
A través de la afectividad, pero también a través de unos modelos claros y firmes. La firmeza y la exigencia demuestran que los padres confían en las posibilidades del hijo y con ésta refuerzan la comunicación. Unas pautas dadas con simpatía y con altas expectativas favorecen que los hijos refuercen la comunicación con sus padres.
- ¿Cómo evitar que los niños nos digan mentiras?
Creando un acercamiento y clima de confianza, sin amenazas ni reprimendas. Los niños que tienen miedo al castigo mienten más y no asumen su equivocación. Hay que compartir las equivocaciones y ayudarles a corregirlas. La culpa no ayuda a rectificar, solo consigue dar excusas. Hay que premiar la verdad y el coraje de dar la cara, por encima de la regañina por algo mal hecho. Tienen que vivir la evidencia que la mentira siempre se descubre y que la verdad produce tranquilidad.
- ¿Es importante que nuestros hijos se frustren? ¿Se debe aprender a aceptar la frustración?
Es conveniente que los hijos consigan las cosas con esfuerzo y aun así, no siempre se consiguen. El aceptar la frustración les hace más fuertes y más resistentes a las situaciones problemáticas, genera más estrategias para superarlas. Por otro lado es un aprendizaje que les va a servir en diferentes situaciones de la vida.
- ¿Cómo enseñar a nuestro hijo a ser respetuoso?
Todos los valores educativos se enseñan a través de modelos que debemos inculcar y repetir hasta llegar a consolidarlos. Hay que exigir esta actitud de respeto y usar el refuerzo positivo para que el niño se sienta satisfecho de su conducta.
- ¿Se puede mejorar su autoestima?
Si los padres son capaces de destacar, en una proporción más alta, las cualidades del hijo, por encima de los 'defectos', este va a tener una buena autoestima. Muchos niños manifiestan que los padres solo destacan las conductas negativas, sin hacer caso de las positivas. Hay que tener en cuenta esta apreciación y ser muy positivos con ellos.
- ¿Es importante enseñarle a ser generoso con los demás? ¿Qué estrategias utilizamos?
Cuando hablamos de generosidad nos referimos a transmitir el valor de tener en cuenta a los demás y hacer algo por ellos. Esta actitud refuerza el valor de la empatía y la solidaridad. Este modelo educativo se puede encontrar en nuestro entorno más cercano, en casa, en el colegio, pero también a través de cuentos, historias o noticias del mundo. De cualquier modo nos hace ser consciente de las responsabilidades sociales y sensibilizarnos con lo que ocurre a otras personas.
- ¿Cómo conseguir que nuestro hijo sea responsable?
Haciéndole sentir importante con sus habilidades y dando importancia a las actividades compartidas por todos los miembros de la familia. Las órdenes dadas con crispación o malhumor no motivan a mejorar la responsabilidad, porque no dan satisfacción por la labor bien hecha.
- ¿Se puede enseñar a ser disciplinado y obediente?
Si los padres se hacen respetar por sus buenas formas, modelos y pautas, los hijos no tendrán dificultades en obedecer porque entenderán que las órdenes y propuestas son para favorecer la buena marcha de la familia.
- ¿Podemos concienciarles de sus obligaciones? ¿Dónde está el secreto?
Con buen humor y tranquilidad se consigue dar un clima idóneo para la obediencia. La clave está en estar seguros de que lo que les pedimos es bueno para ellos y no necesitamos plantearlo con crispación.
- ¿Cómo erradicar los insultos y/o agresividad?
Antes hemos dicho que ante una conducta inadecuada, vamos a usar un sinónimo de castigo que es “quitar un privilegio”, es decir, forzamos a que se rectifique esta conducta para que, de inmediato cuando se ha corregido podamos usar el refuerzo positivo y felicitar por el cambio a mejor. Si no dejamos claro que la conducta inadecuada no puede producirse el hijo interpretará que no tiene importancia. Es muy importante atajar estas conductas de inmediato para que no se cronifiquen.

La información proporcionada ha sido planteada para apoyar, no reemplazar, la relación directa que existe los pacientes/visitantes de este sitio web y su médico. Si tiene problemas de salud, consulte a su médico

LA VANGUARDIA, 03/03/2015

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