BUENAVIDA
Que si nada de alcohol. Que si solo una copa. Que si es un mito. Con
tantas idas y venidas, a las mujeres no nos queda claro si la cervecita
de la tarde está prohibida o no durante el embarazo. A las revistas
científicas, tampoco. De hecho, British Medical Journal,
una de las más longevas publicaciones médicas del mundo, lanzaba esta
semana en su web un suculento debate al respecto. Mientras que la
pediatra jubilada Mary Mather y la investigadora del Centro de Investigación Integral Biomédica de Guy y St. Thomas' NHS Foundation Trust y el Kings College de Londres,
Kate Wiles, concluyen que se debería apostar de forma clara por la
abstención, el catedrático en Obstetricia y Ginecología en el hospital
de enseñanza University College,
en Londres, Patrick O’Brien piensa que no deberíamos asumir que las
mujeres embarazadas no pueden entender las evidencias. Estos son los
planteamientos de ambos bandos de especialistas. ¿Deben las mujeres
embarazadas dejar de beber alcohol?
Sí, según Mary Mather y Kate Wiles
Pediatra e investigadora admiten que ningún órgano de su país, Reino
Unido, recomienda una abstención clara de alcohol durante el embarazo.
"El Departamento de Salud recomienda que las mujeres embarazadas eviten
el alcohol, pero socava el consejo dando un nivel aparentemente seguro de alcohol en el embarazo: si una mujer elige beber
no debe tomar más de cuatro unidades a la semana. El Instituto Nacional
para la Salud y Atención de Excelencia (NICE) hace hincapié en evitar
el consumo de alcohol en los tres primeros meses de embarazo, porque
está asociado a abortos espontáneos".
Posteriormente, hacen este recorrido por el panorama internacional:
"La postura actual en EE UU es que 'no se conoce una cantidad segura de
alcohol durante el embarazo, un momento seguro para beber ni un tipo
seguro de alcohol'. A las mujeres embarazadas de Canadá, Dinamarca,
Francia, Noruega, Israel, México, Australia, Irlanda, Nueva Zelanda,
España, Países Bajos y Escocia se les aconseja que se abstengan del
alcohol".
Y estos son algunos de los párrafos en los que sustentan su oposición al consumo:
"Cerca de 4.000 artículos publicados confirman la teratogenicidad del
alcohol. No hay evidencias de que el alcohol sea beneficioso para el
embrión y el desarrollo fetal. La teratogenicidad ha sido
concluyentemente mostrada en estudios clínicos, conductuales y
epidemiológicos, los efectos teratogénicos, que no han sido refutados,
incluyen el síndrome alcohólico fetal, el retraso mental, anomalías del
desarrollo y el comportamiento y un bajo peso al nacer".
"Los estudios clínicos no pueden detectar pequeños efectos en el
desarrollo cerebral. Es imposible asegurarle a una mujer que bebe
moderadamente durante el embarazo que el alcohol no causa un pequeño
descenso del cociente intelectual de su hijo. Un metaanálisis de 2014
mostró que el consumo de tan solo dos vasos de vino en todo el embarazo
puede afectar negativamente al comportamiento del niño y sus resultados
en la escuela".
"Una revisión sistemática de datos, que informaban de la posición de
NICE, llevó a la conclusión de que las pruebas sobre el consumo moderado
de alcohol en el embarazo no eran lo suficientemente fuertes como para
excluir los riesgos. La ausencia de evidencias no equivale a la certeza
de la ausencia de daños".
"Todas las prescripciones en el embarazo son un balance
entre los riesgos y los beneficios. El balance relativo al alcohol se
inclina claramente del lado de los riesgos. El alcohol no es esencial
para la salud o el bienestar de una mujer embarazada y se sabe que es
teratogénico para el bebé. No es una droga que vaya a ser alguna vez prescrita en el embarazo, y no es una droga que deba ser nunca recomendada".
"El nivel de alcohol y el momento en el que se produce un daño al
feto se desconoce y tiende a variar de un embarazo a otro. La nutrición,
el genotipo, el fenotipo, la etnia, el metabolismo y el consumo de
tabaco también afectan. La influencia de cada una de estas variables
nunca se puede conocer del todo para cada embarazada; el único consejo
ético que se puede dar es la abstinencia del alcohol en el embarazo".
No, según Patrick O’Brien
El ginecólogo resume de esta forma las pruebas sobre el asunto: "Un
consumo intenso en el embarazo puede causar síndrome alcohólico fetal;
hay algunas evidencias de que el alcohol en el primer trimestre puede
aumentar el riesgo de aborto espontáneo; y hay trastornos menos severos
que el síndrome alcohólico fetal que entran dentro del paraguas de
términos de los trastornos del espectro alcohólico fetal. Una
considerable incertidumbre se mantiene en los bordes borrosos de la
robusta evidencia. Por ejemplo, ¿cómo de frecuentes son los trastornos
del espectro alcohólico fetal y qué proporción de estos casos se puede
atribuir al alcohol?". Pero, ¿qué pasa con el bajo consumo?
Así argumenta su postura sobre la no renuncia:
"El Departamento de Salud aconseja: 'Si usted está embarazada, o
planea estarlo, debe evitar el alcohol totalmente. Pero, si decide
beber, no debe superar más de una o dos unidades de alcohol una o dos
veces a la semana para minimizar el riesgo para el bebé [1 o 2 copas de
vino, una o dos veces en semana]'. Sin embargo, la Asociación Médica
Británica aconseja, y lo ha reiterado en su reciente conferencia anual,
que 'a las mujeres embarazadas, o que están consideran estarlo, se les
debe recomendar no consumir ningún tipo de alcohol”.
"Estas diferencias plantean una pregunta fundamental en torno a la
naturaleza de nuestra relación con los pacientes. Los argumentos comunes
que se dan para apoyar la abstención son que los consejos opuestos son
confusos para las mujeres, ellas no entienden qué es una unidad de
alcohol y es imposible saber si el consumo moderado de alcohol después
de 12 semanas de gestación es perjudicial. Todo esto, según se
argumenta, debería llevar a aconsejar que el alcohol sea completamente
evitado en el embarazo. No estoy de acuerdo con esta línea argumental".
"Las mujeres son inteligentes y autónomas. En el día a día, por
ejemplo, los obstetras y matronas explican les explican las
complejidades de la detección del síndrome de Down. No evitamos la
discusión solo porque es compleja. No decimos: 'Esto es difícil de
entender para ti, pero hazte una amniocentesis'. Respetamos la autonomía
de nuestros pacientes y reconocemos que es nuestra responsabilidad
encontrar una manera de darles la información de una manera que ellos
puedan entenderla, y después apoyarles para que tomen una decisión.
Seguramente somos capaces de explicar lo que significa una unidad de
alcohol a las embarazadas o a las mujeres que están pensando en
estarlo".
"Aunque el asesoramiento individualizado no es una tarea fácil, es
claramente más difícil cuando se trata de educar a una población entera.
Sin embargo, solo porque la tarea sea compleja y exigente no significa
que debamos legislar para el mínimo denominador común".
"Todos lidiamos con la incertidumbre en nuestras vidas a diario, y
las mujeres embarazadas no son menos capaces de hacerlo. Una cosa está
clara; si tratamos de apelar al mínimo común denominador, la mayoría de
las mujeres van a buscar la evidencia online y a juzgar por sí
mismas. Y si perciben que hemos estado haciendo juicios de valor en su
nombre, o manifestando una certeza que no existe, vamos a perder
inevitablemente su confianza".
Aquí puede leer el artículo completo de British Medical Journal.
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