LAURA PERAITA
ABC, Miércoles 27 de enero de 2016
¿Quién no ha sentido alguna vez tristeza,
melancolía o alegría al escuchar una canción? La música tiene efectos directos
sobre las emociones. «El ritmo, la melodía y la armonía son elementos de ayuda
incuestionables para favorecer el bienestar físico, el mental y el emocional
—asegura Conxita Bentz, pianista y musicoterapeuta—. De aquí que sea tan
importante la enseñanza musical en la escuela, ya que la música estructura la
forma de pensar y trabajar, ayuda a la persona en el aprendizaje de las
matemáticas y del lenguaje, así como en el desarrollo de habilidades espaciales».
Si tiene tantos
efectos positivos, ¿por qué no está más presente en nuestra vida la
musicoterapia?
La musicoterapia se aplica en campos de la
clínica, de la prevención y comunitarios. Asimismo detecta condiciones de vida,
valores, comportamientos que pueden potenciar riesgos y ayuda a las personas
afectadas a mejorar su estilo de vida, y en los casos de discapacidades,
trastornos neurológicos y otras enfermedades contribuye a mejorar el estado del
paciente. De todas formas, aún falta mucho trabajo para concienciar a la
sociedad de la importancia de la música en nuestra salud.
¿Cómo se desarrolla esta disciplina?
Una vez conocida la historia musical de la
persona (en cuanto a sus gustos y vivencias musicales) y el cuadro clínico, se
determina qué tipo de tratamiento musicoterapéutico necesita, de acuerdo con el
médico y el equipo interdisciplinar.
¿De qué
manera pueden unos padres aplicarla en casa con sus hijos?
Poniendo música y canciones adecuadas a su edad,
hacerles cantar, tocar y bailar para hacerles desarrollar su personalidad,
fomentar la creatividad y la confianza en sí mismos. Si hubiera algún problema
de conducta entonces hay que seguir las pautas que les marque el
musicoterapeuta para cada caso.
¿Puede la música
ayudar a enfrentarse a los problemas?
¡No hay ninguna duda! Cuántas veces en mi trabajo
de musicoterapeuta he escuchado «la música me ha salvado la vida» o «la música
me ha ayudado a salir de la depresión». Sabemos que la música hace sentirnos
mejor, si uno sabe lo que precisa en cada momento. Por ejemplo, la letra de una
canción puede servir de un gran apoyo emocional, pues con el canto fluyen todas
las emociones. Una sinfonía de Beethoven te puede dar mucha fuerza para seguir
adelante, igual que un vals de Strauss te da ilusión y ganas de soñar.
¿Cómo se aprecian
los resultados?
Dependiendo de la enfermedad o el trastorno que
se trate, los resultados se pueden observar ya al finalizar las primeras
sesiones. En otros, la mejoría requiere más tiempo, varias sesiones para
empezar a apreciar una mejora. En el caso de personas afectadas por la
enfermedad de Parkinson, durante las sesiones y, sobre todo al final de las
mismas, se puede observar una gran mejora en la marcha y el control del
movimiento. Se ha de tener en cuenta que en enfermedades neurodegenerativas lo
que se consigue es un enlentecimiento de su avance (no la curación) y, sobre
todo, una importante mejora en la calidad de vida de los afectados.
¿Hay
perfiles de niños para los que sea más indicada la musicoterapia?
Sí, en niños con déficit de atención, con
hiperactividad, con problemas emocionales o problemas para relacionarse con sus
compañeros.
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