TONI HAMMER
¡Eh, tú! La que está sujetando a un bebé con una mano mientras se
limpia las babas de la camisa con la otra. La que ha conseguido
acostumbrarse a ducharse en 2 minutos. La que se pelea con sus hijos
para que hagan los deberes. La que está tan cansada al final del día y
la que se siente tan abrumada por tener que volver a repetirlo al día
siguiente. Quiero decirte algo:
Lo estás haciendo bien.
Voy a decírtelo otra vez: tienes que creértelo.
Lo estás haciendo bien.
Sé
que no lo parece cuando tu bebé se pone a llorar y tú has hecho todo lo
posible para que se calme pero aun así sigue. Le has cantado, mecido,
cogido en brazos, tarareado, has hecho que expulse los gases y le has
cambiado el pañal, pero el niño sigue llorando. Puedes llegar a pensar
que obviamente no llevas bien esto de la maternidad porque, si lo
hicieras, tu hijo estaría sonriendo y haciendo gorgoritos. Pero estás
haciéndolo bien. Estás dando todo lo que puedes, todo tu tiempo y tu
energía, para que tu hijo sea feliz, y eso es admirable.
Es
posible que parezca que no estás haciendo un buen trabajo cuando tus
días se reducen a rabietas, gritos, malentendidos y también a sopesar si
deberías hacer otro puzle con tu hijo de 3 años o si deberías salir
corriendo. Les haces su comida favorita y te responden con un "puajjj".
Les dices que es hora de jugar y no quieren estar contigo. Te propones
hacer cosas en casa y no te dejan en paz. Es difícil y quieres llorar.
Pero no pasa nada, porque lo estás haciendo bien.
A todas las
madres que tienen niños que ya van al colegio y que lo dan todo para
enseñarles lo que está bien y lo que está mal, todo sobre la interacción
social, la amistad, la sinceridad y el buen comportamiento: también lo
estáis haciendo bien. Todos los días tenéis que dejar que vuestros hijos
salgan al mundo real y esperáis que tomen buenas decisiones, que sean
amables, que elijan respetar a la autoridad, que prefieran ser
generosos. Veis cómo se alejan corriendo hacia el patio del colegio -el
mundo desconocido- y lo único que podéis hacer es esperar que lo que
hacéis sea suficiente.
Es suficiente, confiad en mí.
Nadie
es perfecto, todos tenemos defectos. Yo grito mucho a mis hijos. No paso
suficiente tiempo con ellos. Muchas veces me parecen lo más aburrido
del mundo. Dejo que vean demasiado la televisión y que coman demasiadas
gominolas. Puede que a ti te pase lo mismo o que hagas algo diferente.
Sea como fuere, son cosas sin importancia. Sé que te parece muy fuerte
que tu hijo se sepa de memoria todos los episodios de Dora la exploradora, pero en realidad no es para tanto.
Lo
importante es que tus hijos te quieren. Puede que no te lo digan, es
cierto. Puede que se enfaden contigo por muchas cosas. Pero te quieren.
Te quieren porque les das un beso de buenas noches. Te quieren porque,
cuando están enfermos, les regalas un juguete nuevo. Te quieren porque
has puesto su canción favorita 712 veces seguidas. Te quieren porque les
lavas su camiseta preferida. Te quieren porque te acuerdas de algo
gracioso que hicieron la semana pasada. Te quieren porque les cuidas.
Y, si tus hijos te quieren, es que lo estás haciendo bien.
Sé
que esa culpabilidad maternal no se esfumará así como así. Sé que no te
calmará cuando estés llorando de puro agotamiento. Pero espero que te
dejes convencer por estas palabras, aunque sea sólo por un momento, y
que te otorguen un segundo de alegría en medio de un día caótico.
Lo estás haciendo bien.
Este post fue publicado originalmente en la edición estadounidense de 'The Huffington Post' y ha sido traducido del inglés por Irene de Andrés Armenteros
HUFFINGTON POST, 03/01/2016
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