DANIEL POYATOS SEGUERO
Educador
Se acerca la vuelta al
cole y urge la necesidad de dar voz a los arquitectos de la vida: los
maestros. Os habla uno a punto de iniciar su carrera profesional y me
dirijo, cargado de compromisos mutuos, a todos aquellos interesados en
el presente y futuro de las sociedades.
A la sociedad en general
Nuestro compromiso debe basarse en el respeto. "Los maestros tienen demasiadas vacaciones".
Comentarios de este tipo no ayudan. ¿Necesitan respuesta? Dice mucho de
una persona el hecho de valorar o no la labor del buen educador. No. En
muchos casos, los oídos sordos serán la mejor respuesta ante tal
ignorancia. Pero si queremos entrar al trapo, de sobra es sabida la
importancia vital de la educación. La profesión de la que se erigen las
demás. Para llegar aquí pasamos por un camino tortuoso, no nos lo hagáis
aún peor. Si despotricáis con lo que llamáis "vacaciones", os diré que
la maestra considera ese período parte del trabajo. Qué hacer con los
renacuajos el curso que viene. Cómo motivarles. Qué planificar. El
objetivo de crear personas libres, críticas, creativas y entusiastas no
es una tarea fácil. Venid conmigo el primer día. Manejad una clase de 25
niños (con suerte). Una mañana. Sólo una. Después, valorad. Quizá
vuestros comentarios se evaporen.
A los compañeros
A
mis compañeros de profesión les diré que confiéis en mí. En los
jóvenes. Que nos enseñéis. Espero aprender mucho de vosotros. Sin duda,
estaré con papel y lápiz. Pero sed conscientes que también de que
estamos aquí para renovar e innovar, no para repetir una y otra vez lo
que generaciones anteriores han hecho. Cuestionad vuestros principios,
como también yo pondré a prueba los míos. La muletilla "yo llevo
enseñando 20 años" está vacía si se ha enseñado un año y se ha repetido
20 veces. Mi opinión es que no existe un único método. Podríamos coger
lo mejor de cada uno y colaborar. Nosotros debemos saber mejor que nadie
que fuera de la hora de Mates, 1+1=3.
A los políticos
Si
habéis hecho caso omiso a toda la comunidad educativa, sería crédulo
pensar que os vais a comprometer conmigo. Escuchadnos, por favor. Dejad
de mercantilizar la educación. Abandonad la idea de cadena de montaje.
Las personas no son productos. Son seres integrales con un sistema de
valores superior a cualquier otro agente material. Abasteced las leyes
educativas de pensamiento crítico y cívico. Descargadlas de competencia y
contenidos. Y si toda negociación se torna utopía y vuestra razón sigue
secuestrada por el poder, al menos, considerad la educación como una
inversión, pública claro. Una riqueza que la sociedad recuperará con
exponenciales intereses en unas décadas. No en 4 años. Igual ya no os
interesa mucho el trato.
A los padres
Estamos
en el mismo barco. Ambos queremos lo mejor para vuestros hijos. Grupos
de WhatsApp, molestas tutorías, continuas exigencias o salidas de tono,
no facilitarán remar en la misma dirección. Yo seré el capitán. Pero
vosotros sois aún más importantes, pasaréis más tiempo con ellos. Ante
todo, seréis el primer ejemplo a seguir. Leed y sed educados en su
presencia. Cada palada que deis será imitada. Que mis pautas no se las
lleve la marea. Solo veremos tierra si nos comprometemos bajo la
confianza y la dedicación recíproca.
A mis niños
A
los que me puedan leer. Y a los lo harán en unos años. Vosotros, los
protagonistas. Yo, vuestro guía, mentor y confidente. Escucharé siempre
con una sonrisa. Ayudaré a descubrir vuestros sueños. Vuestros talentos.
Os enseñaré a hablar inglés, sí, pero también a gestionar vuestras
emociones. Os será útil, lo aseguro. Desconectaremos el wifi un rato y
nos reconectaremos con la naturaleza. Descubriremos los caminos
infinitos de la creatividad. Iréis a casa con más curiosidad que
deberes. Acudiremos a nuestros mayores para recordar qué era eso del
esfuerzo. Aguijonearé vuestro interés y motivación. Pensaréis por
vosotros mismos. Creedme cuando os diga que juntos podéis cambiar este
mundo injusto. Yo os prometo que nunca os olvidaré.
A mi yo del futuro
A
ese maestro algo desgastado con 40 años de experiencia (reales,
espero), le diría que una vez creyó. En rechazar el inmovilismo y la
rutina. En acoger el cambio. Le recordaría su originario compromiso
humanista. Y que nunca deje de leer esta carta.
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