IRENE LOZANO
¿A que todos los gadgets que tienes alrededor no te
dan más tiempo libre, sino menos? ¿A que te sientes estafado y cada vez con más
montañas de trabajo? Nos está pasando a todos.
Los economistas están tan perplejos como tú. En las
últimas décadas -con la excepción de unos años a finales de los 90- la
informática y la tecnología no han incrementado la productividad en el trabajo,
antes al contrario se ha reducido. Sí, has leído bien: se ha reducido. Sólo hay
dos formas de que una economía crezca: o trabajan más personas, o las que
trabajan tienen una productividad mayor, y no está ocurriendo. El gran
economista del crecimiento, Robert Solow, decía que "la era de la
informática se observa en todas partes salvo en las estadísticas de
productividad". Él lo observó en 1987, y desde entonces no ha dejado de
ocurrir. Los expertos se devanan los sesos intentando explicar las causas de
esta paradoja: quizá es porque la tecnología no sólo nos ahorra tiempo
(procesador de textos), sino que también nos lo quita (Facebook); quizá el
valor de la producción no computa bien las mejoras de calidad (el último
smartphone cuesta siempre lo mismo, aunque cada vez hace más cosas); quizá la
revolución tecnológica no sea comparable, pese a lo que se diga, con otras
revoluciones previas como la de la electricidad...
Con todo esto que los
economistas no se explican y mi vida familiar, he elaborado una hipótesis. Al
hacer todo desde el móvil, nos sobrecargamos de trabajos para los que ni
estamos cualificados ni queremos estarlo y que nos llevan un tiempo
considerable. Antes, cuando queríamos un billete de avión, lo pedíamos a una
agencia de viajes; para una transferencia, íbamos al banco, etc. Ahora, muchos
empleos han desaparecido y esos trabajos los hacemos desde el ordenador. Ni
parece una buena idea económicamente ni personalmente.
Cuando surgieron los
supermercados por Internet, pensé: "Qué gran invento", pero pronto
comprobé que tardaba lo mismo en hacer la compra en la web que en el súper, y
casi me resulta más apetecible pasear buscando algo que huela en los lineales.
A lo largo de los años he enseñado a mi hijo, entre otras cosas, a hacer la
compra, lo que lleva a cabo de muy buen humor: sabe que tiene un margen para la
innovación y la creatividad si toma una decisión de compra sobre la marcha. Mi
conclusión: hay cosas que sólo ocurren despacio. Educar requiere paciencia,
confianza, asumir que se equivocarán... Sobre todo, lleva tiempo inculcarles
que su contribución a la organización es fundamental. Y no hay apps ni
'aceleradores' que nos sustituyan. A cambio el aumento de productividad
familiar está asegurado.
20 MINUTOS, Viernes 16 de septiembre de 2016
¿A que todos los
gadgets que tienes alrededor no te dan más tiempo libre, sino menos? ¿A
que te sientes estafado y cada vez con más montañas de trabajo? Nos está
pasando a todos.
Al hacer todo desde el móvil nos sobrecargamos de trabajosLos
economistas están tan perplejos como tú. En las últimas décadas -con la
excepción de unos años a finales de los 90- la informática y la
tecnología no han incrementado la productividad en el trabajo, antes al
contrario se ha reducido. Sí, has leído bien: se ha reducido. Sólo hay
dos formas de que una economía crezca: o trabajan más personas, o las
que trabajan tienen una productividad mayor, y no está ocurriendo. El
gran economista del crecimiento, Robert Solow, decía que "la era de la
informática se observa en todas partes salvo en las estadísticas de
productividad". Él lo observó en 1987, y desde entonces no ha dejado de
ocurrir. Los expertos se devanan los sesos intentando explicar las
causas de esta paradoja: quizá es porque la tecnología no sólo nos
ahorra tiempo (procesador de textos), sino que también nos lo quita
(Facebook); quizá el valor de la producción no computa bien las mejoras
de calidad (el último smartphone cuesta siempre lo mismo, aunque cada
vez hace más cosas); quizá la revolución tecnológica no sea comparable,
pese a lo que se diga, con otras revoluciones previas como la de la
electricidad...
Con todo esto que los economistas no se explican y mi vida familiar, he
elaborado una hipótesis. Al hacer todo desde el móvil, nos sobrecargamos
de trabajos para los que ni estamos cualificados ni queremos estarlo y
que nos llevan un tiempo considerable. Antes, cuando queríamos un
billete de avión, lo pedíamos a una agencia de viajes; para una
transferencia, íbamos al banco, etc. Ahora, muchos empleos han
desaparecido y esos trabajos los hacemos desde el ordenador. Ni parece
una buena idea económicamente ni personalmente.
Educar requiere paciencia, confianza, asumir que se equivocarán...Cuando
surgieron los supermercados por Internet, pensé: "Qué gran invento",
pero pronto comprobé que tardaba lo mismo en hacer la compra en la web
que en el súper, y casi me resulta más apetecible pasear buscando algo
que huela en los lineales. A lo largo de los años he enseñado a mi hijo,
entre otras cosas, a hacer la compra, lo que lleva a cabo de muy buen
humor: sabe que tiene un margen para la innovación y la creatividad si
toma una decisión de compra sobre la marcha. Mi conclusión: hay cosas
que sólo ocurren despacio. Educar requiere paciencia, confianza, asumir
que se equivocarán... Sobre todo, lleva tiempo inculcarles que su
contribución a la organización es fundamental. Y no hay apps ni
'aceleradores' que nos sustituyan. A cambio el aumento de productividad
familiar está asegurado.
Ver más en: http://www.20minutos.es/opiniones/irene-lozano-educar-hijos-mas-rentable-2838652/#xtor=AD-15&xts=467263
Ver más en: http://www.20minutos.es/opiniones/irene-lozano-educar-hijos-mas-rentable-2838652/#xtor=AD-15&xts=467263
¿A que todos los
gadgets que tienes alrededor no te dan más tiempo libre, sino menos? ¿A
que te sientes estafado y cada vez con más montañas de trabajo? Nos está
pasando a todos.
Al hacer todo desde el móvil nos sobrecargamos de trabajosLos
economistas están tan perplejos como tú. En las últimas décadas -con la
excepción de unos años a finales de los 90- la informática y la
tecnología no han incrementado la productividad en el trabajo, antes al
contrario se ha reducido. Sí, has leído bien: se ha reducido. Sólo hay
dos formas de que una economía crezca: o trabajan más personas, o las
que trabajan tienen una productividad mayor, y no está ocurriendo. El
gran economista del crecimiento, Robert Solow, decía que "la era de la
informática se observa en todas partes salvo en las estadísticas de
productividad". Él lo observó en 1987, y desde entonces no ha dejado de
ocurrir. Los expertos se devanan los sesos intentando explicar las
causas de esta paradoja: quizá es porque la tecnología no sólo nos
ahorra tiempo (procesador de textos), sino que también nos lo quita
(Facebook); quizá el valor de la producción no computa bien las mejoras
de calidad (el último smartphone cuesta siempre lo mismo, aunque cada
vez hace más cosas); quizá la revolución tecnológica no sea comparable,
pese a lo que se diga, con otras revoluciones previas como la de la
electricidad...
Con todo esto que los economistas no se explican y mi vida familiar, he
elaborado una hipótesis. Al hacer todo desde el móvil, nos sobrecargamos
de trabajos para los que ni estamos cualificados ni queremos estarlo y
que nos llevan un tiempo considerable. Antes, cuando queríamos un
billete de avión, lo pedíamos a una agencia de viajes; para una
transferencia, íbamos al banco, etc. Ahora, muchos empleos han
desaparecido y esos trabajos los hacemos desde el ordenador. Ni parece
una buena idea económicamente ni personalmente.
Educar requiere paciencia, confianza, asumir que se equivocarán...Cuando
surgieron los supermercados por Internet, pensé: "Qué gran invento",
pero pronto comprobé que tardaba lo mismo en hacer la compra en la web
que en el súper, y casi me resulta más apetecible pasear buscando algo
que huela en los lineales. A lo largo de los años he enseñado a mi hijo,
entre otras cosas, a hacer la compra, lo que lleva a cabo de muy buen
humor: sabe que tiene un margen para la innovación y la creatividad si
toma una decisión de compra sobre la marcha. Mi conclusión: hay cosas
que sólo ocurren despacio. Educar requiere paciencia, confianza, asumir
que se equivocarán... Sobre todo, lleva tiempo inculcarles que su
contribución a la organización es fundamental. Y no hay apps ni
'aceleradores' que nos sustituyan. A cambio el aumento de productividad
familiar está asegurado.
Ver más en: http://www.20minutos.es/opiniones/irene-lozano-educar-hijos-mas-rentable-2838652/#xtor=AD-15&xts=467263
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