LAURA PERAITA
Los
padres tienen mucho que ver con la motivación con la que sus hijos
realizan el curso escolar. Comenzar en septiembre no es fácil porque los
niños pasan del mar o el aire libre de la montaña al aula, una
transición que no siempre es sencilla. Para allanar el camino, Enrique Escandón, director técnico de Infantil y Primaria del Colegio Joyfe,
recomienda que los niños empiecen, al menos con cuatro días de
antelación, a adaptarse a las nuevas rutinas que exige ir al colegio; es
decir, que se levanten antes, que cenen más pronto y se acuesten más
temprano para que su cuerpo se vaya habituando.
Pero además del cuerpo, también conviene que la mente vaya calentando motores. «Para ello, es muy positivo que días antes de ir al colegio se les anime a leer un libro para que vayan centrando más su atención y concentración en la lectura. Y que escriban algo –advierte Escandón–. No es una exageración afirmar que muchos alumnos empiezan el curso y no se acuerdan de cómo se coge el lápiz, ¡menos aún de multiplicar!».
Otra forma de ayudarles a que se hagan a la idea de que se acerca el gran día –sugiere– «es hacerles partícipes de la compra de los libros, el material escolar, el uniforme... y verlos juntos en casa».
Todo ello no presupone que los primeros quince días de colegio siempre sean complejos porque implican un cambio muy brusco, sobre todo para los que van a clase por primera vez o para los que cambian de etapa. «En las primeras semanas nos centramos más en que conozcan a los compañeros con los que van a formar equipo, no solo su nombre, sino sus gustos, aficciones, cómo se comportan... y a sus profesores, quienes les explicarán cómo será el funcinamiento del curso para que sepan qué es lo que van a hacer en los próximos diez meses y ganen en seguridad», apunta el director técnico de Joyfe.
En su opinión es esencial que los padres hablen con sus hijos del nuevo colegio de una manera positiva, «transmitiendo confianza y seguridad sobre esta nueva etapa, destacando todos los aspectos buenos que les va a reportar y, por supuesto, escuchando sus inquietudes para poder anticiparse y encontrar respuestas a sus temores», explica Carmen García.
Durante esos meses, las familias tampoco deben bajar la guardia. Aunque los niños se hayan planteado como propósito del nuevo curso sacar buenas notas, los padres deben apoyarles y motivarles para que lo consigan. «Estudiar un poco cada día ayuda a asimilar mejor los conocimientos y permite detectar aquellas áreas que resultan más complicadas, plantear y solucionar dudas y profundizar en ellas antes de que llegue el momento del examen –puntualiza la directora de Los Sauces–. Hay que asegurarse de que dedican un rato al día a hacer sus deberes y a estudiar lo aprendido en las clases de la jornada. Así se conseguirá que se multipliquen sus posibilidades de éxito a final de curso».
Fernando Alberca, profesor de Magisterio en la Universidad de Córdoba, profesor y orientador en un centro de Secundaria y director de un equipo de rendimiento escolar y talento, explica que el hábito de estudio puede comenzar en septiembre «toda rutina empieza un día, cuando el día anterior no se tenía».
También es muy positivo revisar la agenda, comunicarse con el colegio, acudir a las tutorías y, en definitiva, tener un contacto con el centro para saber la progresión académica del niño en cada momento del curso escolar.
ABC, Miércoles 7 de septiembre de 2016
Pero además del cuerpo, también conviene que la mente vaya calentando motores. «Para ello, es muy positivo que días antes de ir al colegio se les anime a leer un libro para que vayan centrando más su atención y concentración en la lectura. Y que escriban algo –advierte Escandón–. No es una exageración afirmar que muchos alumnos empiezan el curso y no se acuerdan de cómo se coge el lápiz, ¡menos aún de multiplicar!».
Otra forma de ayudarles a que se hagan a la idea de que se acerca el gran día –sugiere– «es hacerles partícipes de la compra de los libros, el material escolar, el uniforme... y verlos juntos en casa».
Todo ello no presupone que los primeros quince días de colegio siempre sean complejos porque implican un cambio muy brusco, sobre todo para los que van a clase por primera vez o para los que cambian de etapa. «En las primeras semanas nos centramos más en que conozcan a los compañeros con los que van a formar equipo, no solo su nombre, sino sus gustos, aficciones, cómo se comportan... y a sus profesores, quienes les explicarán cómo será el funcinamiento del curso para que sepan qué es lo que van a hacer en los próximos diez meses y ganen en seguridad», apunta el director técnico de Joyfe.
Pasos previos
Carmen García, directora del colegio Los Sauces La Moraleja, aconseja también a los padres que lleven a sus hijos a conocer la escuela antes de que empiece el nuevo curso. «Durante esa visita es importante que se les transmita confianza, seguridad y afecto, generado una relación cordial y permitiéndoles, en la medida que ellos lo demanden, la interacción con niños de una edad similar y que estén ya matriculados».En su opinión es esencial que los padres hablen con sus hijos del nuevo colegio de una manera positiva, «transmitiendo confianza y seguridad sobre esta nueva etapa, destacando todos los aspectos buenos que les va a reportar y, por supuesto, escuchando sus inquietudes para poder anticiparse y encontrar respuestas a sus temores», explica Carmen García.
Con los pies en el aula
Una vez que ha comenzado el colegio, Enrique Escandón recomienda que los progenitores hagan un esfuerzo los primeros días «por ir a buscar a sus hijos a la salida del centro o a las paradas de las rutas». De esta forma entenderán que no están solos y que sus padres están implicados con ilusión en esta nueva etapa. «Deben recibirles con una gran sonrisa y mostrándoles interés por lo que han hecho durante el día. No vale con un “¿qué tal el cole?” al que ellos contestarán con un escueto “bien”. Hay que preguntarles por qué clases ha tenido, qué tal el profesor, qué ha aprendido, lo que ha comido, con quién ha jugado en el recreo, si se ha sentido contento, qué es lo que menos le ha gustado... Los niños sentirán que los padres se interesan y les darán a entender que se preocupan y que el colegio es algo importante. Eso les motivará».Repaso inicial
Los docentes apuntan que España tiene el «inconveniente» de que en septiembre aún hace muy buena temperatura y las piscinas están abiertas, lo que invita a la dispersión. Por eso el comienzo de curso siempre tiene que ser progresivo y de adaptación para que aún tengan tiempo de disfrutar de algunas actividades propias del verano como es bañarse o jugar con sus amigos en el patio de su casa. Los deberes al comienzo son muy «ligeros», más bien de repaso inicial para que no les suponga un gran esfuerzo desmotivador. «Hay que hacer que su cerebro se centre en el objetivo académico poco a poco –explica Enrique Escandon–. Para estudar en profundidad tienen los diez meses restantes del curso».Durante esos meses, las familias tampoco deben bajar la guardia. Aunque los niños se hayan planteado como propósito del nuevo curso sacar buenas notas, los padres deben apoyarles y motivarles para que lo consigan. «Estudiar un poco cada día ayuda a asimilar mejor los conocimientos y permite detectar aquellas áreas que resultan más complicadas, plantear y solucionar dudas y profundizar en ellas antes de que llegue el momento del examen –puntualiza la directora de Los Sauces–. Hay que asegurarse de que dedican un rato al día a hacer sus deberes y a estudiar lo aprendido en las clases de la jornada. Así se conseguirá que se multipliquen sus posibilidades de éxito a final de curso».
Fernando Alberca, profesor de Magisterio en la Universidad de Córdoba, profesor y orientador en un centro de Secundaria y director de un equipo de rendimiento escolar y talento, explica que el hábito de estudio puede comenzar en septiembre «toda rutina empieza un día, cuando el día anterior no se tenía».
Desde el primer día
Este especialista recomienda a los alumnos que no piensen que tienen por delante nueve meses de esfuerzo. «Es mejor concienciarse de que el curso acaba en diciembre y que dura solo tres meses: octubre, noviembre y la mitad de septiembre y la mitad de diciembre. Es conveniente centrarse desde el principio en estudiar a tope porque en octubre se habrá consumido un tercio del curso y en noviembre más de la mitad. Si sacan buenas notas en diciembre, en ellas se encuentra la gasolina que les permitirá seguir estudiando desde enero. Pensar que el curso dura nueve meses, alimenta el retraso a ponerse a hincar los codos, excusado en que el curso es muy largo: el resultado es que las notas de diciembre no serán muy buenas y en enero no tendrán casi combustible para estudiar».Aprender a aprender
El problema, según este experto, está en que hay que aprender a estudiar. «Antes de ponerse a hacer algo hay que saber cómo se hace, al menos, cómo se empieza. Normalmente muchos alumnos y alumnas pasan Primaria y Secundaria en España sin que nadie les enseñe a ello. Tanto padres como profesores les dicen: “ponte a estudiar”, “estudia más”... Sin embargo, pocos se han preocupado de decirles cómo se graban los conocimientos de una pregunta, cómo se mantienen y buscan en la memoria o cómo se desarrollan esos contenidos en un examen».También es muy positivo revisar la agenda, comunicarse con el colegio, acudir a las tutorías y, en definitiva, tener un contacto con el centro para saber la progresión académica del niño en cada momento del curso escolar.
ABC, Miércoles 7 de septiembre de 2016
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